Paternidad inesperada

Capítulo 4: Jesse

—¿En serio te harás cargo del bebé de tu amigo y vivirás con su cuñada hasta que el bebé se adapte?

Suspiro.

—Así es, Josie. No es para que te alteres. Brooklyn y yo no compartiremos habitación, solo la custodia del bebé. Una vez que Elena se acostumbre a nosotros, cada uno regresará a su casa y compartiremos la custodia como padres divorciados.

Niega con la cabeza.

—¿Qué hay de nuestro viaje?

—Tendremos que posponerlo, obviamente.

—¿Sabes lo que he trabajado para obtener esos días libres? Ahora dices que debemos posponerlo. Tú eres tu propio jefe, yo no.

Relamo los labios.

—Lo siento, Josie.

—¿Lo sientes? Yo también porque no puedo con esto. No puedo aceptar que vivas con otra mujer por más que no suceda nada. Además, trabajas con ella.

—No puedo despedirla.

No sería correcto y es buena asistente. Pienso.

—No te voy a pedir nada.

—¿Entonces?

—Tomémonos un tiempo. Tú arregla esta situación y cuando ya esté resuelta la cuestión de la custodia, hablaremos y veremos.

—¿Esto se trata por que tendré que compartir casa con Brooklyn o el problema es el bebé?

Ella aparta la mirada.

—Es demasiado.

—Lo sé. Yo no quería ser padre, no estoy preparado para serlo.

—Entonces, no lo seas. Busca un hogar para la niña. Yo puedo ayudarte. ¿No crees que es mejor que esté con una pareja que le den todo? Hay tantas parejas que desean un hijo y no pueden tenerlo. Por lo que me has dicho, ni la tal Brooklyn ni tú desean hacerse cargo del bebé.

Y es verdad, casi llegamos a la conclusión que lo mejor era darla en adopción, pero Brooklyn se arrepintió diciendo que no quería hacer esto y preguntó si existía la posibilidad de intentarlo con Elena y darla en adopción en caso de darse cuenta de que no puede hacerlo. El abogado dijo que es posible y solo por eso yo terminé aceptando.

—No puedo, Josie. Lo siento. No puedo abandonar a Elena, al menos quiero intentarlo.

Ella asiente.

—Por un lado, admiro que seas leal a tu amigo, aunque sea una pena para mí—toma mi mano—. Dijiste que los dos estarían a prueba para ver si pueden con la responsabilidad. Avísame cuando estés solo en tu casa.

—¿Estarás conmigo aunque tenga a Elena? No dejaré que Brooklyn cargue sola con ella.

—No lo sé. No puedo responder ahora—mira su reloj—. Tengo una reunión con un cliente. Hablamos cuando tengas resueltas la situación. —se baja del auto y cierra con un portazo.

Aunque me molesta un poco no contar con el apoyo de Josie, no puedo culparla. Ella siempre dejó claro que no quiere ser madre y se quemó las trompas de falopio para evitar accidentes porque no le gusta tomar pastillas y no confía en los condones. A mí me pareció bien porque nunca tuve particular deseo de convertirme en padre.

Ella no tiene que cargar con mi responsabilidad y es entendible que no pueda aceptar mi convivencia con otra mujer.

Es mejor estar un tiempo apartados uno del otro para que yo pueda acomodar este desastre y ella se enfoque en su trabajo.

Todavía no puedo creer que tenga que mudarme a la casa de mi amigo y de su esposa. La idea es quedarnos ahí durante una o dos semanas hasta que Elena deje de extrañar a sus padres, pues ha pasado por mucho en estos días y ha estado muy estresada. La asistente social dijo que sería muy brusco llevarla a mi casa que no es hogareña o al pequeño departamento de Brooklyn donde apenas cabe ella. Luego el plan es que veamos si nos quedamos ahí o ellas se mudan a mi casa.

La asistente social mencionó que Elena sufre de ansiedad debido a la separación de su madre, quien ha estado todo el tiempo con ella, incluso la llevaba al trabajo.

Y aunque Elena nos conoce a Brooklyn y a mí, somos desconocidos porque no ha tenido casi relación.

Brooklyn dijo que apenas visitaba a su hermana y no se quedaba tanto tiempo para tratar con su sobrina, incluso muchas veces estaba dormida. Y yo veía a Carlos para tomar algo o charlar en algún bar.

Es probable que esto salga mal y Elena termine en adopción, pero al menos lo habremos intentado. En caso de que termine en manos de otra pareja, nos aseguraremos de que ella esté bien.

Lo bueno es que sus padres la dejaron bien parada con la Universidad y la idea es usar el dinero del seguro para pagar la hipoteca de la casa para poner la casa al nombre de Elena y el resto del dinero agregarlo al fideicomiso que crearon Carlos y Josie.

Un paso a la vez.

Enciendo el auto y lo pongo en marcha con dirección a la casa en la que deberé vivir por un par de semanas. Quedé en encontrarme aquí con Brooklyn porque dentro de unas dos horas nos traerán a Elena.

Cuando llego a la casa, Brooklyn está sentada en los escalones… Bueno, casi acostada sobre estos mirando el cielo.

Tengo que admitir que, a pesar de que tiene una personalidad atropellada, no sabe vestir con elegancia y muchas veces habla sin pensar, es bonita y puede ser agradable. Podría haberme tocado compartir con alguien peor.




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