Paternidad inesperada

Capítulo 11: Brooklyn

Encuentro a Jesse en un duelo de mirada con mi vecino. El segundo relaja la mirada y me sonríe. Jesse permanece serio.

—¿Todo en orden?

—Sí. Deberíamos irnos—responde Jesse—. Helga debe estar esperándonos con el almuerzo.

Eso es cierto, pues le avisamos y dijo que estaría encantada porque le gusta cocinar y se aburre cocinando para ella sola, así que sería buena idea que cocine para nosotros, que nos deje la cena lista. Eso es algo de lo que debemos hablar porque yo no puedo darme el lujo de pagar a una cocinera. La niñera es una cosa porque usamos el dinero que nos dejaron para Elena, pero una cocinera para Jesse y para mí es otra cosa y no me parece justo usar el dinero que le pertenece a Elena.

Salimos del departamento y no entiendo lo que hace Bill aquí todavía. Ya le dije que no saldría de nuevo con él, no solo por la situación compleja en la que me encuentro con Jesse y Elena, sino porque no creo que seamos muy compatibles.

Además, si seguía saliendo con él, dudo que me hubiese soportado más tiempo al negarme acostarme con él porque no me acuesto con hombres si no siento algo especial por ellos y sentir algo fuerte por alguien puede llevar tiempo.

—Bill, nos vemos.

—Brook—me quedo justo donde estoy. Mi vecino mira a Jesse durante un momento y relame los labios—. Sé que estás… Disculpa, ¿podrías darnos un momento a solas? —le dice a Jesse.

—No, no puedo.

Lo miro, sorprendida de su actitud de empresario serio. Si no supiera que es imposible, diría que no le cae bien Bill o está celoso.

—Jesse… —exclamo tocando con suavidad el brazo.

Él suspira.

—No tardes porque odio esperar.

Se da la vuelta y sale del edificio sin mirar atrás.

—Le gustas.

—¿Qué? No, para nada.

—Sé de lo que hablo, Brook. Él estaba celoso por mi causa—ríe—. ¿A ti te gusta?

—No, claro que no. Ni yo le gusto, ni él me gusta. ¿Eso ibas a decirme? Debo irme…

—No, quería decirte que sé que estás en una situación complicada, pero me gustas de verdad. Eres auténtica y refrescaste. Eres muy diferente a las mujeres en quienes me suelo fijar.

Lo de refrescante me sonó a pasta dental, no sé por qué. Claro que soy diferente porque soy una persona independiente y cada ser humano es diferente. No hay dos iguales, ni siquiera los gemelos idénticos tienen la misma personalidad.

—Ve al grano porque para vueltera estoy yo.

Ríe.

—Te daré tiempo para que te acomodes y luego podemos volver a salir. Entiendo que vives con el empresario estirado, pero no será para siempre y si no te gusta, hay una posibilidad para nosotros. No me importa que tengas a tu sobrina a cargo.

Vaya, y yo pensé que saldría huyendo. Contaba con eso porque no sabía como terminar con él sin ser grosera y directa como suelo serlo. Bill no es mal tipo; y sé que tuvo malas experiencias.

Aquí está, diciendo que me acepta con paquete y todo. Hay mujeres que quedan embarazadas y los padres no se quieren hacer cargo. Y yo tengo a un hombre aquí al que no le importaría hacerse cargo de un bebé que no es suyo. ¿Cuánta mala suerte puedo tener?

—No quiero que pierdas el tiempo esperándome. Podrías conocer a otra y no quiero interponerme en el camino, así que dejemos que el tiempo lo decida. Sal con quien desees, en serio—él va a hablar y lo corto o no me voy más—. No te límites y disfruta. Nos vemos.

Me doy la vuelta y casi salgo corriendo de ahí o seguirá hablando.

Cuando salgo, encuentro a Jesse de pie al lado de su auto hablando por teléfono. Él no me ve porque está de espaldas. Puedo observar bien su trasero apretado con el pantalón gracias a que se quitó el saco del traje.

No puedo evitar reír por el comentario de Bill diciendo que le gusto a Jesse. No soy su tipo para nada y no me ofendo en lo absoluto.

No debió agradarle Bill y pensó que no sería bueno que estuviera cerca de Elena. De seguro es eso.

Y es frío y cortante con las personas que no conoce o no le agradan. Ya lo noté en el corto tiempo trabajando para él.

Y a mí no me gusta. Me da igual que sea guapo, tenga linda sonrisa, buen trasero y que he visto su lado gracioso y relajado.

Él voltea y yo sonrío.

—Josie, debo colgar. Hablamos.

¿Josie? ¿Estaba hablando con su exnovia estirada? Claro, es su tipo de mujer y la dejó por causa de la situación… No, ella lo dejó a él por la situación, aunque creo que se arrepiente porque en el entierro de mi hermana y cuñado ella no paró de buscar a Jesse en ningún momento.

¿Por qué me importa si él ama o no a su novia estirada?

Termina la llamada.

—No tenías que cortarle a tu novia por mi causa, al menos que no quisieras que escuchara la conversación.

—Exnovia y no fue por ti. Me toca conducir y no hablo por teléfono mientras lo hago.

Le quita la alarma al auto y sube sin agregar nada más. ¿Por qué parece enojado? Tal vez estaba hablando de algo importante con su exnovia y yo interrumpí.




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