Dejo la carpeta sobre el escritorio bajo la mirada ceñuda de Jesse.
—Sé que tú eres el experto asesor financiero y por eso no voy a opinar sobre asesoría; sin embargo, mi deber es decirte que deberías prestar más atención a tu personal cuando les delegas tareas y clientes. Este—señalo la foto— le cobra menos a unos de los clientes que es amigo de él y nivela la diferencia cobrándole más a otro. Sé que tú no estás perdiendo dinero, pero, de cierta forma, uno de ellos está siendo estafado y es tu empresa la que puede afectada.
Jesse frunce el ceño y revisa las pruebas que tardé en conseguir.
—¿Cómo obtuviste esta información?
Enarco una ceja.
—¿En serio quieres saber?
Lo piensa durante un segundo y se relaja en su silla.
—Algo me dice que no. Igual dime.
—Escuché a dos mujeres de administración hablando en el baño y una le decía que se acuesta con este asesor contable tuyo y le había confesado entre tragos lo que te acabo de decir. No podía decirte nada porque creerías que son chismes y yo no tenía la certeza, así que, decidí reunir pruebas. Como tu asistente, pude tener acceso a los contactos de los clientes y no tardé en averiguar quien era el cliente amigo y quien era el otro. Resulta que su amigo solo trata con él y el otro cliente tiene mucho dinero y negocios, tanto que ni se da cuenta ni presta atención; no obstante, puede darse cuenta en algún momento y será peor. Dejaré que decidas tú si ignoras lo que acabo de decirte o haces algo al respecto.
Él asiente.
—No dejas de sorprenderme, Brook.
—Soy una caja de sorpresas, solía decir mi hermana. A veces me sorprendo hasta a mí misma, aunque no lo creas.
—Tomaré cartas en el asunto. Te diría que no escuches conversaciones privadas…
—Una conversación en un baño público no es una privada. Al menos yo procuro ser discreta cuando quiero una conversación privada… Bueno, a veces, cuando la impulsividad no me gana. No te preocupes que, mientras siga pagando mi sueldo, cuidaré tu espalda.
—¿Y si dejo de pagarte el sueldo?
Camino hacia la salida.
—Me consideraré despedida y tendrás que cuidarte solo.
Vuelve a sonreír y evito mirar más de la cuenta porque últimamente él me atrae mucho y no es posible porque no somos compatibles y él tiene a su perfecta novia estirada con quien pienso que no es compatible. Sin embargo, no puedo opinar al respecto.
Salgo de la oficina y busco mis cosas con intención de ir a casa, si es que le puedo decir así. No considero la casa de mi hermana como mi casa y el fin de semana nos mudaremos a casa de Jesse mientras hacen todos los arreglos aptos para un bebé. Luego supervisarán los de servicios infantiles y no tengo idea cuando podremos vivir separados compartiendo custodia.
No hemos vuelto a tocar el tema de dar en adopción a Elena porque yo estoy más alejada de esa idea. Quiero suponer que Jesse también o hubiese mencionado algo.
La verdad no nos va tan mal. Elena ha empezado a seguir bastante a Jesse, a él le tira brazos mientras que a mí no, aunque conmigo juega más y soy quien la baño. No me desanimo, seguro que el motivo es que él es hombre y las niñas se sienten más conectadas con las figuras paternas, incluyendo al tío.
En unas semanas cumplirá su primer año y Helga sugirió organizarle una fiesta. Yo no estoy segura de planear una fiesta infantil y Jesse estará de acuerdo mientras no deba hacer nada. Él es bueno poniendo dinero para que los demás hagan el trabajo. Y yo no tengo dinero la mayor parte del tiempo, así que debo hacer las cosas… Menos cocinar, eso sí que no. Sé usar el taladro y el martillo. Puedo perfectamente colgar estantes, pintar una pared y restaurar un mueble, pero cocinar es chino básico y no hay forma que aprenda.
Lo primero es mudarnos a casa de Jesse y ver como lleva el cambio Elena antes de hablar de su fiesta de cumpleaños.
Lo bueno es que Helga es una hada de niños y le gusta cuidar a Elena. Como no puede disfrutar de su nieta porque está lejos, disfruta de cuidar de Elena y gana dinero. Jesse y yo podemos trabajar tranquilos teniendo la seguridad de que está bien cuidada.
—¿Brook?
Alzo la mirada e intento recordar el nombre de la chica. Creo que es del departamento de marketing.
—Sí.
—Soy Steff, del departamento de diseño.
—Ah sí, claro. Soy muy mala con los nombres. ¿Te puedo ayudar en algo?
—No quiero molestar…
—Solo dime a que viniste. ¿Quieres ver a Jes… el señor Foster? Está ocupado…
—No, yo quiero hacerte una pregunta algo indiscreta. Todos tenemos la duda y me molesta que hablen de las personas sin conocerlas. Decidí preguntar directamente.
Coloco las manos sobre el escritorio.
—¿Qué están diciendo sobre mí? Suéltalo.
Ella duda en hablar y se muerde el labio inferior.
—Que te acuestas con el señor Foster y que está mal porque él tiene novia.
—Nada novedoso. ¿Y quieres saber si es verdad? —asiente—. La respuesta es no. Aunque a las que hablan porque es gratis les dará igual porque no creerán en mi palabra…