Paternidad inesperada

Capítulo 15: Brooklyn

Me despierto desorientada. Tomo asiento en la cama y parpadeo intentando acostumbrarme a la oscuridad.

Me quedé dormida y no en mi habitación.

Miro alrededor y me encuentro a Elena durmiendo a mi lado. Carajo, se suponía que solo debía guardar las cosas de mi hermana y de Carlos en las cajas y salir de aquí, pero Elena se durmió sin darme cuenta y no sé como terminé acostándome a su lado.

Salgo de la cama y acomodo mi cabello.

No me preocupa que Jesse apareciera por aquí porque se fue al cumpleaños de Josie y seguramente se quedará a pasar la noche con ella y no lo veré hasta el desayuno. Es normal que tenga necesidad de sexo y más si es con la novia.

A veces desearía ser de esas mujeres que se acuestan con alguien solo para sacarse las ganas. Y no es así, yo necesito sentir algo por la persona y, en lo posible, tener una relación, aunque después termine en rompimiento.

Es más de medianoche y no quiero mover a Elena por miedo a que despierte. Con suerte dormirá hasta las cinco o seis de la mañana.

Coloco algunas almohadas más del lado de la cama donde yo dormía, agradecida con mi hermana y su amor por las almohadas, y salgo de la habitación necesitando beber algo fresco.

La luz de la sala está apagada y recuerdo haberla dejado encendida antes de subir. Es posible que la apagara y no lo recuerdo o se quemó la bombilla.

Bajo las escaleras y voy directamente a la cocina, enciendo la luz y me sirvo un vaso de jugo. Mientras bebo me pongo a pensar en todo lo que hablé con Pixie el día de ayer.

Le conté que me siento atraída por Jesse y la convivencia no ayuda por más que Elena esté en medio. Su consejo fue que me dejara llevar y le dijera a él como me siento. Eso no va a pasar. Prefiero saltar del techo a la piscina antes de admitir en voz alta que me atrae Jesse Foster… Bueno, dependiendo de que tan alto sea el techo, pues no tengo vocación de suicida y tengo muchos planes que realizar antes de morir.

En realidad, debería estar buscando mi objetivo de vida porque no puedo ser asistente para siempre. Tengo que pensar en lo que deseo para mi futuro teniendo en cuenta a Elena, a quien no puedo dejar a la deriva y debo tenerla en cuenta, por lo que no puedo aceptar una oferta laboral en un crucero e irme por ahí durante cuatro o seis meses, tal como planea hacer Pixie. Si bien ella es bailarina y se le da bien. Yo no coordino un paso ni de casualidad.

Tal vez podría regresar a la universidad y terminar una carrera, aunque no sé cual. Sin tan solo no me aburriera con tanta facilidad y apesta no saber cual es mi talento para hacerlo carrera.

Me siento tan a la deriva que doy pena ajena.

Termino el vaso de jugo decidida a ir a dormir al mismo tiempo que escucho un ruido proveniente de la sala.

No puede ser Jesse porque tendría que entrar por la puerta y el ruido no viene de ahí.

¿Y si un ladrón se metió por la ventana porque me olvidé de cerrarla? Esta casa no tiene muchas rejas porque Vermont es bastante seguro, no como cuando vivía en Brooklyn, Nueva York.

Busco algo para defenderme, no hay nada más que la sopapa para destapar el lavabo. Podría agarrar un cuchillo, pero soy un peligro y es más probable que termine lastimándome a mí misma antes que al ladrón.

Agarro el palo de amasar y en otra mano la espátula que está a su lado. Creo que son mejores armas que la sopapa.

Camino despacio de donde proviene el ruido. Y sé que no debería ir a averiguar, sino huir y llamar a la policía, pero Elena está arriba y no puedo dejarla. ¿Y si es un secuestrador de bebés?

No, no permitiré que nadie le haga daño.

En las películas buscan al ladrón diciendo: Hola. ¿Hay alguien ahí? Como si el ladrón fuera a decirles: sí, aquí estoy y vengo a robar o a violarte.

Yo me mantengo en silencio, ignorando mi corazón acelerado y los nervios. Doy unos pasos, noto una sombra en el pasillo y levanto el palo de amasar al mismo tiempo que una mano fuerte lo sostiene e impide que me mueva.

—Mierda, Brook.

—¿Jesse?

—Sí.

Él me suelta y dejo caer los brazos.

—¿Por qué andas como ladrón en la noche? Pensé que había dejado la ventana abierta y se metió un ladrón de bebés.

Enciende la luz del pasillo y me doy cuenta de que tiene puesto el pantalón que usa para dormir y su pecho está libre de ropa. Vaya, es un buen espectáculo delantero también, no solo trasero. Y ya lo había visto sin remera, pero le pedí que la usara por respeto.

—Me desperté escuchando un ruido.

—¿Despertaste? ¿De dónde? Pensé que estabas en casa de tu novia.

—No, me fui temprano y estaba durmiendo en el sofá porque no quise despertarlas a Elena y a ti. No me pareció bien entrar a tu cuarto.

—Tendrías que haberme despertado—agito las manos con fuerza y Jesse las detiene—. Es tu cuarto.

Me quita las herramientas.

—Me quedo con esto porque veo que eres un peligro. No es mi cuarto, es el cuarto donde duermo provisoriamente. No tengo nada mío personal ahí dentro, además de algo de ropa y productos de higiene. Solo me quedé en el cuarto porque tú no querías entrar y no había otras opciones.




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