Pecados capitales

10

Habían pasado ya cuatro días, desde que Ónix, a petición de Calder se quedó a modelar junto a Elizabeth. Luego de varias horas de trabajo, por fin acabaron la sesión de fotos.

Mientras que el demonio modelaba, Aksala le tomaba algunas fotografías, las cuales la demonio se las enseño cuando terminaron; halagando a Ónix, quién de manera arrogante comentaba que él era bueno para todo.

Sin embargo, Aksala le recordó que, en cuestión de sentimientos, no era bueno, provocando la molestia de Ónix. Nube abrazó a su demonio, indicando que para ella tal como es, le parece que también es bueno.

Mientras Ónix correspondía el abrazo de su amada, con un leve sonrojo, Alaska les tomó una fotografía, ocasionando que el demonio la siguiera en vano, ya que, al ver qué no podía con Aksala se rindió.

—¿Qué se le va a hacer? —suspiró Ónix.

—¿Así de fácil te ganó? —cuestionó sorprendido Jack.

—Lo que hace el amor —agregó Damián.

—El amor te cambia, y Ónix no es la excepción —continuo Luke.

—¡Cállense! O los callaré a golpes —amenazó Ónix.

—No ha cambiado nada —respondieron los tres demonios al unísono.

Mientras que los cuatro demonios estaban discutiendo, Alaska le decía a Nube que ella podía cumplir su deseo. La chica pensaba si aceptar o no el trato tentador de la demonio.

—Dudo que Ónix le agrade mucho la idea, de que haga tratos contigo, Alaska —susurró Nube.

—Claro que, para nada me agradaría que hicieras tratos con Aksala —comentó Ónix en tono frío.

Tanto la demonio como la chica, al escuchar la voz de repente de Ónix, se asustaron.

—Casi me matas de un infarto —exclamó Aksala.

—Bah. No puedes morir por causas naturales, tonta. Le creería a Nube, pero a ti no —apelo Ónix.

—Nube, piensa lo del trato —aconsejó Aksala antes de irse, dejando a un demonio protector confundido.

—¿De qué trato habla?

—Tonterías. Mejor vámonos ya —rio nerviosa.

Dicho esto, Nube tomó su mochila, empezando a caminar a paso veloz, bajo la mirada sería del demonio. Ante la acción, Ónix gruñó molesto, mientras seguía a su portadora.

—Algo me dice que esto no terminará bien —afirmó Jack.

Los tres demonios restantes, discutían si debían o no interponerse en los asuntos de su hermano, llegando a la conclusión de que, si lo hacían, ellos iban a terminar muertos; así que se decidieron ir con Aksala.

—¿Piensas evitarme? —intrigo Ónix caminando a lado de Nube.

—No trato de evitarte —contestó desviando la mirada.

Ante el comentario de Nube, solo se limitó a guardar silencio, pues sabía que ella le estaba mintiendo. Llegando a su casa, cada quien se fue por su rumbo.

«Estúpida Aksala, espero no le hallas hecho uno de tus pésimos tratos», pensó Ónix acostado en el sofá.

•••

Estaban ambos ángeles conversando. Jasper le contaba a Amy que, había hecho algunas investigaciones sobre Ónix que les podía servir, además, de haber conseguido un aliado, para que les ayudará a separar a Nube de Ónix y así terminar de una vez por todas por la impureza del libro.

•••

Pasaron algunas horas, desde que Nube no le dirigía la palabra a Ónix. Esto le molestaba, iniciándose una discusión, en la que poco a poco el demonio alzaba la voz, intimidando a la chica.

—¿Acaso no confías en mí? —cuestionó Ónix.

Nube solo se limitó a observar a Ónix, para después desviar la mirada.

—Entiendo —resoplo Ónix dándose la vuelta —. Solo que, si uno de sus tratos te trae algo malo, la matare sin pensarlo dos veces —advirtió.

—Si te lo dijera no entenderías —replicó Nube.

—¿Eso crees? Tengo siglos de existencia, Nube.

—Eso no quiere decir que lo sepas todo, genio —alzo la voz Nube.

—Créeme, que sé más de lo que crees —contestó Ónix en el mismo tono que Nube.

—¿Tu arrogancia y orgullo, lo dicen? —apelo con sarcasmo.

Poco a poco la pequeña discusión fue subiendo de tono. Por su parte, Ónix solo trataba de protegerla, pero Nube estaba cegada por la ira, que no se percató de las palabras que salieron de su boca.

—Pues si tan harto te tengo ¡Lárgate! Quizás debí escoger a Damián, Luke, incluso Jack.

Las últimas palabras de Nube hirieron a Ónix, apoderándose del ambiente el silencio. Después de unos segundos, la chica reflexiono lo que había dicho, arrepintiéndose de inmediato.

—Ónix, yo —tartamudeo Nube.

—Bien —interrumpió Ónix —. Es lo que desea, así será mi portadora.

El demonio chasqueo los dedos, y un contrato apareció frente a Nube, confundiéndola un poco.

—Nuestro lazo será roto al firmar este contrato —advirtió serio.

—¿Qué estupidez estás diciendo? —intrigo Nube asustada —. No pienso romper nuestro lazo.

—Mi portadora, hay dos razones por las cuales debemos hacerlo. La primera es que rompió una parte de nuestro acuerdo, y la segunda, es que usted dijo que quizás debía escoger a otro de nosotros hace unos instantes.

—Deja de hablar como si fuéramos desconocidos —suplico a punto de llorar —. Ónix.

—Si mi portadora.

—Deja de hablarme así, por favor —imploró llorando.

—Solo debe firmar y podrá escoger a alguno de los otros —insistió.

—No firmaré.

—Lo siento, pero debe firmar. Rompió una parte de nuestro acuerdo, joven Nube.

—Soy una estúpida —susurra.

Ónix solo observaba sin expresión alguna en su rostro. Por dentro se encontraba destrozado, pero le rompía más el corazón ver a Nube en ese estado. El demonio suspiro pesadamente, para después abrazarla, quién correspondió al gesto, mientras se refugiaba en el pecho de Ónix.

—Eres cruel —añadió esbozándole una sonrisa.

—¿Qué? —curioseo confundida.

—Cada palabra tuya insultándome, cada mirada con desprecio tuya y cada lágrima que derramas me lastiman.

—Lo siento. Yo no quería —tartamudeaba sollozando.

—Tienes razón. Quizás debiste haber escogido a uno de mis hermanos, pues estarías mejor, ya que no estaría molestándote y sobre protegiéndote. Eso debe ser molesto —sonrió de lado.




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