Pecados capitales

13

La noche comenzaba a caer, la luna ascendía en el cielo estrellado, y Nube caminaba hacia su casa. De pronto, la voz que deseaba escuchar provocó que se le dibujara una sonrisa en el rostro, borrándosele de inmediato.

—Solo eres tú —comentó Nube con desagrado, mientras caminaba.

—¿Sabes que es de mala educación dejar a los demás hablando? —reclamó Jasper, siguiéndola.

—No me encuentro de buen humor, así que ¿Dime qué quieres? Ya no tengo el libro, si es lo que estás buscando. Tampoco sé dónde carajo está Ónix, si es lo que ibas a preguntar.

—Mmm... Solo vinimos a terminar el trabajo que empezamos —sonrió de manera sádica.

—¿Qué? ¿Vinimos? —cuestiona confundida, deteniéndose en seco.

Nube se giró para ver a Jasper, y en ese justo momento apareció Amy.

—Ya te dije que no tengo el libro, que no sé dónde esté Ónix —recalcó Nube.

—Pero, sigues siendo impura, y Ónix no cumplió con las reglas —sentencio Amy.

—¿Reglas?

—Él debía borrarte la memoria luego de que firmaras el contrato. Solo por eso es por lo que me acerqué tranquilamente, sin actuar en el momento —contestó Jasper encogiéndose de hombros.

—Teníamos que comprobar sí él te había borrado la memoria —agrego Amy.

—Ya vimos que no siguió las reglas —sonrió de lado Jasper.

«Estúpido Ónix», pensó Nube.

—Por lo que supongo que debemos terminar con el trabajo, pero no aquí —sentenció Amy.

Dicho esto, ambos ángeles se llevaron a Nube a un callejón oscuro.

•••

Estaban tanto padre como hijo caminando por los pasillos del palacio, charlando de las mejoras que le haría Ónix, ahora como nuevo rey.

El disgusto de Hades hacia los cambios de Ónix ocasionó que el rey se enojará, y esa arrogancia que lo caracterizaba, obligó a Hades hablar de su esposa.

Ante los comentarios incómodos de su padre, Ónix prefirió irse, para después ser perseguido por su padre. El rey le suplicaba que ya no manchara la buena imagen que tenía de su madre.

—Sí te callas, dejaré de cambiar el palacio —chantajeo Ónix.

—Me parece un trato justo y razonable —resoplo Hades.

—No haré tratos contigo. Mejor seguí...

—Mejor ¿Qué? —intrigó Hades.

Ónix se había quedado quieto en su lugar, con una mano en su pecho y una mueca de dolor.

—¿Qué pasa?

—Nube —masculló Ónix.

—Habla más fuerte que no puedo escucharte, engendro del mal.

—Espera, que no estoy para bromas ahorita —reprocho cerrando los ojos.

—Uy sí. Solo porque ahora es el rey me da órdenes —murmuro Hades.

Aquella opresión en el pecho se intensificó, seguido de una visión, aún apartar esa mueca de dolor. En ese instante supo que algo no andaba bien con Nube.

—Te volverás mi ciervo más les, o sea mi mano derecha.

—¡Oye! No seré tu ciervo. Ese trono fue mío.

—Viejo, solo serás mi mano derecha, debo salir a algo importante. Cuida del reino mientras no estoy —ordeno Ónix.

Ante tal orden, Hades se limitó a asentir. Así que, dicho esto, Ónix abrió un portal, teletransportándose hacía Nube.

•••

Ante la resistencia puesta por Nube, los ángeles la golpearon para dejarla inconsciente.

—¿Cuándo va a despertar? —se quejó Jasper.

—Supongo que ahora —la señala Amy.

Cuando Nube recuperó el conocimiento, se encontraba desorientada. No recordaba ¿En qué momento? ¿Cómo?  Y ¿Qué hacia allí?

—Por fin despertaste —indico Jasper.

—¿Qué hacemos en este lugar? —cuestiono Nube.

—Pues como en el otro había mucha gente, así que te trajimos aquí —informo Amy.

—¿De verdad? ¿A un callejón oscuro?

—Los edificios abandonados también había mucha gente, aunque aquí pasan muchas personas, pero no se dan cuenta de lo que pasa —añadió Jasper.

—Ya dejemos de hablar, y a lo que vinimos —regaño Amy.

Ambos alzaron sus espadas. La luz de la luna mostraba la silueta de Nube, indicando que sería su final, pero, de un abrir y cerrar de ojos, Jasper atravesó con su filo a Amy.

—Lo siento, pero pienso quedarme con todo el crédito. O, quizás con Nube —advirtió Jasper.

—¡Maldito traidor! —vocifero Amy escupiendo sangre.

—Muere de una vez por todas —sentencio Jasper.

Dicho esto, Jasper le enterró más la espada, para después sacarla; partiendo a la mitad a Amy.

—No sé cómo volviste a confiar —carcajeo Jasper mientras miraba el cuerpo sin vida.

Cuando la copia de Ónix volteo hacia donde se encontraba Nube, ella ya había huido.

—Olvide que los humanos suelen temerle a este tipo de cosas.

Nube se encontraba corriendo por la solitaria calle. Lo único que quería estar lejos de Jasper, y conforme avanzaba sentía sus pasos detrás de ella, persiguiéndola.

—¡Carajo! ¿No veo ningún edificio abandonado para esconderme, en esta calle?

Volteó para asegurarse de que no la estuviera siguiendo Jasper, cuando se disponía a seguir corriendo, chocó con alguien; quién le cubrió la boca, llevándola a un edificio abandonado que se encontraba justo a un lado.

Ante esta acción, Nube comenzó a patalear, intentando zafarse, siendo en vano.

—¡Oye! Soy Ónix —replico Ónix soltando a Nube.

—¡Ónix! —grita Nube abrazándolo —. Lo siento, lo siento, lo siento.

—No digas nada, no es momento de pedir disculpas —comentaba Ónix mientras veía a su alrededor —Sé que debe estar cerca.

Cuando terminó de decir eso, alguien jaló a Ónix de su camisa.

—Mas cerca de lo que crees, demonio —advirtió Jasper sonriendo de lado.

—¿Cómo te atreves a tocarme? —reclamo Ónix dándole una patada, para después acomodarse la camisa.

—Fue un privilegio que alguien como yo, te tocará.

Antes de que Jasper le pudiera poner una mano encima a Nube, Ónix la colocó detrás de él, protegiéndola.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.