Te escribí nuevamente, me sentía débil al hacerlo pero era necesario.
Invente una estúpida excusa para hablar contigo, perdí el orgullo pero nada me importo.
Creí que era necesario.
Necesitaba recuperar, aunque sea un poco de nuestra amistad.
Pero no pasó.
Tus respuestas eran cortantes.
Seguía insistiendo.
Seguía escribiéndote hermosos mensajes.
Pero te alejaste cada vez más.
¿Qué pasó contigo?
¿Qué pasó con nuestra amistad?