La abrazo más fuerte, no la quiero soltar, anoche pasó mal momento y no quiero que sienta que la dejo sola, el único lugar donde podemos dormir juntos es en casa de Nat gracias al poco espacio, del resto no podemos compartir habitación.
-Perdón- la veo que sigue con los ojos cerrados, pero esta despierta -No quise molestar anoche-
-Amor, nunca serás una molestia para mí, nunca- acaricio su rostro.
-Pero, pero yo anoche interrumpí tu sueño, solo por... - tiene los ojos agudos.
-Amor, me fuera molestado si no me fueras dicho nada y hoy te viera mal, prefiero tenerte aquí, abrazada y cuidando tu sueño, que tenerte lejos y estés sufriendo- la aprieto más a mi pecho -Llora, yo te sostengo, no tengas miedo- como si fuera una orden ella empieza a llorar con fuerza, parece una niña indefensa, una niña que no es capaz ni de matar una hormiga porque le da dolor, pero la conozco tan bien, sé que siempre tiene esa parte sensible guardada y que solo yo conozco, mis hermanas pueden verla triste, dulce o fuerte y siendo una malgeniada, pero solo yo la he visto derrumbarse, solo yo la he visto ser débil y eso me hace enamorarme cada vez más. -Te tengo, no tengas miedo- le doy un beso en la coronilla, duramos una tiempo así, hasta que ella se calma y solo la sostengo.
-Gracias- esconde su rostro en mi pecho -Gracias por ser mi fuerza-
-Te amo, te amo mi pequeña fiera- las veces que le digo te amo siento que mi corazón explota de felicidad, porque sé que es real lo que siento por ella.
-Te amo, te amo mi gigante- y sé que es real lo que ella siente por mí, la abrazo con fuerza y duramos unos minutos más así.
-Amor vamos a desayunar ya, es tarde, mamá debe de tener todo listo y seguro está a nada de entrar a buscarnos- ella entierra más su rostro en mi pecho.
-No quiero, vamos a quedarnos un poco más así- se ve tan tierna. -Por favor-
-Amor, vamos, no queremos a mamá molesta a esta hora- se da la vuelta y se coloca boca arriba.
-Está bien, tienes razón- le doy un beso en la frente y salgo de la cama –Me iré a arreglar– sale de la cama y se dirige a la puerta –Gracias por todo– no me deja contestar cuando ya ha salido de la habitación.
–No, gracias a ti por confiar en mi– lo digo como si aún me pudiera oír; me dirijo al baño y me aseo, salgo y me coloco ropa de casa, un mono negro y un suéter gris, el clima está cada vez más frío, y ya que no creo que salga hoy, ¿para qué colocarme jeans?
Salgo de la habitación y bajo el primer piso, mamá y papá siempre han tenido un buen trabajo y cuando yo tenía 4 años, papá compro esta casa, así que toda mi vida he vivido aquí, todos mis recuerdos están en estas paredes.
Llego a la cocina y mi madre esta parada al frente del mesón, tiene el celular en la oreja, yo me acerco a ella y le doy un beso en la cabeza.
–Buenos días mamá– ella me acaricia la mejilla.
–Buenos días mi vida– mamá siempre es tan amorosa.
–Buenos días mamá– mi pequeña también se ha puesto una ropa parecida a la mía, pero su suéter es verde militar, mi madre la abraza con cariño.
–Mi niña, ¿estas mejor? ¿Pudiste dormir?-
–Uhh, estoy bien, lo prometo, y si, si pude dormir, solo tenía que abrazar a ese gorila– las dos se ríen –Estoy bien, enserio, gracias por preocuparte– mi madre la suelta y le sonríe.
–Siempre mi niña, siempre– mamá vuelve a tomar el celular y sigue marcando un número, frunce el ceño – ¿Pero es que esta niña no entiende que estoy preocupada? ¿Por qué no me responde? Tengo toda la semana tratando de comunicarme con ella, y no me quiere contestar– coloca el celular sobre el mesón, está molesta, pero también está preocupada y mucho.
– ¿Nat sigue evitando las llamadas? – Mi pequeña toma asiento a mi lado, está preocupada, al igual que todos – ¿Ya han hablado con el Doc? ¿Ha hablado con ella? – Desde el lunes, después de que Nat se fueran a casa con Tae y Min Jeong, nos enteramos de que Nat tuvo una recaída emocional por causa de la muerte del padre de Tae Bum.
–No es fácil para ella, está recordando lo sucedido– mi padre habla entrando a la cocina –Cariño, entiéndela un poco– papá me da unas palmadas en la espalda y a mi pequeña le da un beso en la cabeza –¿Pequeña fiera ¿estás bien, pudiste dormir? –
–Si papá, estoy bien– ella le sonríe.