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En aquel entonces, pensaba que mi vida en el ejército sería relativamente sencilla, puesto que yo había recibido un entrenamiento apropiado con la espada y una educación adecuada desde mi niñez, cortesía de mi queridísima maestra.
Pero cuando me presenté con el oficial en la sala de reclutamiento, traté de fingir que mi decisión estaba motivada por un noble deseo de proteger al reino.
Odiaría que las valiosas lecciones que mi maestra me enseñó fueran utilizadas por motivos tan lamentables como los problemas económicos de mi casa.
—¿Por qué deseas unirte al ejército? —preguntó el oficial a cargo de la documentación de registro, su mirada puesta en el formulario que llenaba con mis datos.
Esta va por ti, Yuri. ¡Daré lo mejor de mí para no defraudarte! ¡Te haré sentir orgullosa, maestra!
Coloqué una mano sobre mi pecho, intentando proyectar valentía y brillantez a mi porte.
—Para servir a mi patria y defender a los inocentes de este reino, señor.
—¿Hmp?
Cuando dije eso, el oficial que estaba a punto de anotar en las hojas de su escritorio, detuvo cualquier acción y me miró. Supuse que había duda en su expresión, así que comencé explicarme con toda la seguridad de un joven noble con un propósito inquebrantable.
—Verá, señor oficial. Como heredero de una orgullosa casa de barones, siento que es mi deber tomar la espada y luchar por el bienestar de Eslendor. Mi linaje ha servido a la corona desde tiempos inmemoriales, y yo, Edgar Druilhe, no soy menos. Mi entrenamiento en la espada y mis conocimientos estratégicos están destinados a marcar la diferencia en nuestras fuerzas.
El oficial arqueó una ceja, claramente maravillado por mis argumentos. Su mirada inexpresiva y carente de sentimientos me lo confirmaba, de verdad había cautivado su corazón.
Continué, esta vez más confiado de mi mismo.
—Además, ¿quién mejor que yo para inspirar a las tropas? Mi presencia elevará la moral de los hombres, mi valor será un ejemplo a seguir, mi determinación... bueno, no quiero sonar arrogante, pero estoy seguro de que mi nombre será recordado en los libros de historia como un verdadero héroe.
El oficial permaneció en silencio, como si mis declaraciones lo hubiesen dejado sin palabras.
No solo era él, podía sentir las miradas de los demás oficiales y del resto de los voluntarios que seguían la cola de inscripción detrás de mí. Había hablado lo suficientemente alto como para que todos en esta sala me escucharan, y a causa de eso, había dejado una buena impresión en sus corazones.
La prueba estaba en sus expresiones de... sorpresa, asombro y admiración, acompañados por murmullos tales como "Ese chico es valiente, ¿no crees?" o "Mira lo confiado que está, ¿no le tiene miedo a nada?" o "¿Así de respetables son los nobles en realidad?".
Por supuesto, eran las reacciones que esperaba.
¡Así es! ¡Este es el espiriru de un gran noble de sangre pura! Apuesto a que nunca se han topado con alguien tan valeroso como yo en sus largas vidas.
Contuve mis ganas de frotar mis manos y reír maliciosamente por lo bajo. Esto sin duda debía ser suficiente para que este oficial me rogara con que me una al ejercito.
Tras unos segundos de espera, el oficial dejó la pluma sobre el escritorio, dio un largo suspiro y se inclinó adelante, apoyando los codos sobre el escritorio y el mentón sobre sus manos.
—¿Un héroe, eh?
El oficial asintió lentamente, como si estuviera ponderando algo profundamente.
—Señor Druilhe, debo admitir que estoy absolutamente impresionado. No todos los días viene alguien tan generoso, valiente y talentoso, con un increíble sentido del deber.
—B-Bueno, ¿qué puedo decir? Solo hago lo que un noble debería de hacer.
Lo convencí... ¡Lo convencí, haha! ¡Arrástrate por el piso! ¡Ponte de rodillas y suplica que me una! No te apenes, pues es normal que la gente reaccione así por mi magnificencia.
Sonreí, satisfecho por saborear los frutos de mi exitosa actuación.
Pero entonces, el oficial agregó con una sonrisa demasiado amable.
—Precisamente por esas mismas razones, no puedo aceptar su solicitud de registro.
¿Eh? ¿¡P-Por qué!?
Las alarmas de alerta se encendieron en mi cabeza cuando el oficial soltó esa bomba.
¿Qué demonios dice este señor? ¿O es que escuché mal? Si, seguramente es eso. Seguramente no escuché bien.
—Eh... disculpe, ¿qué acaba de decir?
—Lo que escuchó, joven Druilhe. Una persona de alto calibre como usted no debería ensuciarse las manos en el campo de batalla. Sería una tragedia desperdiciar un futuro tan prometedor en una zona tan brutal y despiadado como lo es el frente de guerra.
Mi mente tardó un poco en procesar lo que acababa de oír.
¿Este hombre me rechazó...? ¿¡A mí!? ¿Está consciente de lo que está diciendo? ¿¡No tiene problemas con dejar ir a un elemento tan prometedor como yo!?
Me aseguré de mantener la calma y no dejar que se me notaran los nervios. Para disimularlo, decidí aclarar mi garganta antes de hablar.
—P-Perdone señor, pero creo que hay un error. Estoy completamente dispuesto a servir a mi patria.
—Y es admirable muchacho, pero no necesario. Un noble tan joven y prometedor como usted debería desarrollar sus talentos en un lugar más provechoso y seguro.
El oficial apoyó las manos sobre el escritorio, como si estuviera a punto de impartir una valiosa lección.
—Quizás la Universidad de Myrthal sea más apropiado para un noble como usted, siempre y cuando pague la matrícula de inscripción por supuesto.
¡Un instante, había ocurrido solo un instante, pero sentí que por poco me daba un infarto!
Si me rechazaban aquí, eso solo significaba que tendría que volver a casa. Y si volvía a casa... esa bruja me estaría esperando.