Peligrosa atracción

onceavo

Maddie

Todos le tienen miedo a algo, ¿yo? Le tengo miedo a volver a vivir todo lo que me ocurrió en aquel oscuro día.

Ver a mis padres entre llamas, ver a mi hermana gritar por ayuda mientras yo miraba atontada las grandes llamas que amenazaban con quemar todo a su paso.

Hoy 3 de noviembre se cumplían 8 años desde el incendio, también es mi cumpleaños.

Siempre fui una chica inquieta y desde muy pequeña siempre tuve una fascinación por el peligro, nuestra familia tenía un buen estatus y mientras mi hermana jugaba con tontas muñecas, yo corría con mis primos.

Mi madre siempre me dijo -actúa como una dama- mientras ponía una mano en su cadera y peinaba mis rizos, mi padre siempre me dijo que hiciera lo que más amaba, pero cuando me veía haciendo algo que "no era apropiado en una dama" me reprendía bastante fuerte.

Mi hermana era la chica perfecta para mis padres, 3 años mayor que yo, toda una dama, así la llamaba mi madre. Nuestra tonta pelea el día de mi cumpleaños fue la principal causa de aquella tragedia.

Sonreí nostálgica, extrañaba a mi familia.

- Feliz cumpleaños, cariño- entro la señora Fernanda con una gran sonrisa, ella y la psicóloga eran las únicas que sabían mi cumpleaños, la señora Fernanda era lo que más se acercaba a una madre.

-Mucha señora Fernanda- dije amablemente, ella me envolví en un cálido abrazo y no pude agradecerle más, era lo que necesitaba en estos momentos.

- Tengo un pequeño detalle para ti, linda. En el almuerzo te lo doy, ahora cámbiate rápido antes de que venga Verónica-

- Vieja bruja- murmure bajo, la señora Fernanda alcanzo a oír y soltó una agradable y contagiosa carcajada, por lo que segundos después yo también estaba riendo alegremente.

La señora Fernanda me dejo sola para que pudiera asearme. Hoy tenía que ir con la psicóloga, en los baños de las habitaciones no teníamos espejos por seguridad de los pacientes, sin embargo, en el baño cerca del jardín si había uno, así que salí de mi habitación y caminé hasta ese baño.

Caminaba tranquilamente y raramente en paz, hace unos años hoy 3 de noviembre solo lloraba y me culpaba. Todavía me culpo, pero ya no lloro.

- Adrián- murmuré entre dientes cuando vi rostro de la persona con la que me había tropezado.

- Feliz cumpleaños, linda- ¿Cómo sabía eso?

- Gracias, igualmente- llore mentalmente y me tire de un 5 piso mentalmente.

- Cumplo el 27 de diciembre- comento burlón. ¿Dignidad? ¿Qué es eso? Mundo trágame y escúpeme en Marte.

Al menos ahora sé su cumpleaños.

Rodé los ojos y caminé hacia mi destino ignorándolo, no podía quedar más en ridículo.

Al entrar me encontré con la hermosa hermana de Adrián, de solo imaginar que sentí celos por su hermana se me cae la cara de vergüenza.

-Hola, ¿Maddie verdad? - fruncí el ceño.

- sí, ¿Cómo sabes mi nombre? –

- mi hermano me ha hablado de ti, mi hermano es Adrián- dijo tímidamente, claro que sabía que eran familia, el mismo me lo había dicho.

- espero que cosas buenas -reí- hoy es mi cumpleaños y no quisiera estar sola ¿tienes tiempo? - pregunte, este era el momento perfecto.

- claro, espero que seamos amigas-

-No te imaginas- susurre

- ¿disculpa? No te escuche-

-Que espero lo mismo- reí nerviosa

 




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