Peligroso Ángel

25

Abrí el paraguas cuando baje del auto, la lluvia amenazaba con derribar todo a su paso y pese a eso no podía faltar al encuentro que tenía con mi jefe. 

Entré al bar que me habían indicado y como supuse el lugar estaba completamente desierto, a excepción del hombre que yacía sentado en la barra. Tomé asiento frente a él miestras me sometía al escaneo de su mirada. 

—Que gusto volver a verla, agente Carmin. 

Me enderece sobre la silla  frente a mi superior. 


En estos momento tal vez estés confundido, tal vez ya lo sospechaba, puede ser que ya lo sabías o simplemente te valió mierda desde el inicio. 

Desde un principio ya existía un plan y no fue precisamente entrar como secretaria en el grupo Murk. Ser asistente no era parte de la misión, solo fue suerte o más bien una alineación de los planetas que jugó a mi favor. Mi objetivo era claro; destruir a los Moore cueste lo que cueste. 

La siguente pregunta que surge es: ¿porqué tanto odio a los Moore? "A la familia más prestigiosa y respetada del globo terráqueo" 

Pues... hubieron dos razones: 

1) Porque trabajo para la DEA y son unos criminales. 

2) Porque me arrebataron a la persona que más quería, mi prometido; Gustavo Posset. 

Claro, eso sin mencionar la reciente muerte de mi mejor amigo. 

Para que no estes tan perdido te contaré como sucedieron las cosas, viajaré cinco años atrás, el día que tuve mi primer trabajo: 

Como cualquier chica de mi edad estaba feliz y llena de ganas por empezar a trabajar, tenía 18 años y nada me hacía más feliz que estudiar y trabajar medio tiempo para ayudar a mis padres. 
El trabajo me lo consiguió un tio; hermano de mi padre que en aquel entonces trabajaba para la DEA, obtuve el puesto de la asistente de la secretaria quien después de Diez meses renunció por problemas de salud y me asignaron su puesto. 

Pese al tiempo y la confianza nunca me metí en los asuntos y misiones de los agentes, era algo delicado; me daba mucho miedo enfrentarme a mafias y traficantes sin pensar en mi familia. 

Un día común y corriente que pintaba ser normal conocí al agente Gustavo Posset, quien llegó de Brasil. En poco tiempo nos conocimos y puso mi mundo de cabezas, en el instante que cruzamos miradas sentí las típicas mariposas en el estómago y luego de eso vinieron citas, paseos, noches de películas y mucho más. Al año nos hicimos novios y a los dos siguiente nos comprometimos. Era una mujer feliz y enamorada,  mis padres lo aceptaron y cada vez que tenían la oportunidad lo invitaban a casa. 

Un día me dijo que le asignaron una misión de alto rango; desmantelar estafa y posible acto de asesinato a una familia que se estaba montando en el poder. De salir victorioso ganaría mucho dinero y podría darme la boda de mis sueños. Lo apoyé y lo animé, él tenía muchas esperanzas en esa misión así que solo me quedo pedirle todos los días a Dios para que me lo cuidara y me lo trajera pronto a casa. 

Los primeros días de la misión me escribía en cada momento; se estaba haciendo pasar por jardinero, me dijo que el señor de la casa y su hija eran apáticos su esposa era un pan de Dios y sus otros dos hijos casi no se veían por ahí.
Con el paso de los días fue disminuyendo la cantidad de mensajes que me mandaba a diario hasta el punto de pasar semanas sin escribirme. 

Las pocas veces que tenía la suerte de hablar con él me decía que estaba bien, que era muy buen amigo de la señora y que la pobre tenía una enfermedad. Todo marchaba según el plan hasta el 10 de agosto de 2018. Nunca olvidaré esa fecha; el día en que me derrumbe como una torre de naipes cuando en la central esparcieron fotos del cuerpo calcinado de Gustavo sin rastro de vida y un mensaje que aún tengo clavado en mi alma: 

"Acabaré con la vida de cada mugrosa rata que se meta en mi camino" 

La misión la dieron por fracasada. A gustavo lo dieron de baja y a mi me dejaron ahogarme en dolor. 

Como todo agente, Gustavo recibió su debido homenaje al cual no fui. Estaba perdida dentro de mí, el dolor en mi pecho me desgarraba y para ser sincera nunca me han gustado ese tipo de cosas. 

Estuve tres meses retirada, tiempo donde no fui a trabajar y lloraba en la oscuridad de mi habitación. 
Cuando salí ya no era la misma, algo dentro de mi se había quebrado y lo único que quería era venganza. 

Me uní a la DEA y a punta de trabajo duro, esfuerzo, humillaciones y pisoteo me convertí en una de las mejores agente del comando. Fueron dos años de guerra donde tuve una meta clara y me enorgullece haberla superado. 

No lo pensé dos veces para postularme cuando volvieron abrir el caso de los Moore. Tuve que mover cielo y tierra para que me aceptaran y lo logré después de miles de plegarias.
Con ayuda de Esteban quien tenía un puesto en la empresa Murk y siendo mi amigo de toda la vida vi un pase directo al cabecilla de la familia 《Aníbal》 y no me equivoque cuando logró conseguirme la entrevista de secretaria y empezar con mi plan. Todo lo demás ustedes lo saben.


Me centré en el hombre que tenía al frente. 

—El gusto es todo mío, señor —dije. Christian Parsons me sonreía expectante, ese tipo de sonrisa que te lo decía todo y a la vez no te decía nada. Es un hombre de cabello castaño, ojos Ambar muy profundos, alto, tono de piel clara y cuerpo fornido 

Se reacomodo sobre la silla de la barra. 

—¿Que te parece si empiezas contándome el porqué no has dado señales de vida en los últimos 3 meses? 

《Eso si es ir al punto》 

—Mmmm... lo siento... ehhh... estaba ocupada en.. 

—¿Ocupada dices? —inquirió serio—. ¡¿Que puede ser más importante que la misión que se te asignó?! 

—Estaba... 

—¡¿Que?! ¿Jugando a los vengadores? 

Me deja sin habla. 

—Ya lo sabemos todo; Esteban+curioso= muerte segura. ¿Se te olvida que también estamos siguiendo de serca a los Moore? 

Sigo sin decir nada lo que le da paso a continuar reprendiendome. 

—Reconozco que me equivoqué al mantarte precisamente a ti a esta misión, no tuve que haberte echo caso, deduje que esto podía ser mucho para ti pero aún así pensé que eras la persona ideal para hacerlo... 

—¡ Y lo soy! —lo corté. Me cableaba que creyera que era una incompetente para la misión. Yo más que nadie sabía lo importante que era esto para mí. 

Abrió la boca para decir algo pero me adelanté. 

—He recolectado información importante para la misión —le suelto,  su cara cambió de enojo a sorpresa—. Esteban antes de morir me dio información de las actividades ilegales de los Moore entre ello información de lo que realmente esconden detrás de las fachadas que llaman empresas. 

Christian se peinó el cabello con la mano prestando atención a todo lo que decía. 

—¿Que esconden? 

—Lo que se sospechaba; el mayor almacén y distribuidora de droga más grande del país —cogio la memoria USB cuando se la extendí sobre la barra—. No es lo único que tengo, también hallé el diario de la difunta Abigail donde corrobora la informacion que me facilitó Esteban. Además, acusa al propio Anibal de asesinar a los antiguos dueños de Murk quedándose con su hija criandola como suya. 

Le entregué el otro USB y lo agarró gustoso y satisfecho. 

—Me quieres decir que... 

—Rosaline es la hija de los Müller y la verdadera dueña del grupo Murk —termino por él. 

—Woow, de las cosas que uno se entera. 

—Ni crea, Rosaline no es la joyita que aparenta frente a la sociedad. Esta mujer le hizo un daño muy grande a su madre adoptiva acostándose con su marido con quien hoy en día tiene un hijo que se lo mete a los tres hombres de la mansión. 

Christian no daba crédito a todo lo que oía, y es entendible, si yo no lo fuera escuchado por mi misma tampoco lo fuera creído. 

Coloqué tres sobres de bolsas plásticas sobre la barra, cada una identificada con su nombre. 

—Utiliza a nuestros mejores investigadores para que encuentren al niño, usaremos la información para dar el primer golpe una vez que tengamos los resultados de ADN. 

Christian guardó las bolcitas con muestras de cabello dentro de su saco. 

—Me llena de alegría que estés haciendo las cosas como debes —me dijo—. Dentro de poco caerá el asesino de tu amado y podrás estar en paz. 

Asiento. 

—Eso no es todo. 

—¿Hay más? 

Me reacomode en mi puesto antes de soltar lo peor. 

—Anibal no es la mente maestra de esta historia, hay alguen más, alguen poderoso que no ha dado paso en falso. 

—¿De quien se trata? 

—Galen —solté—. Así se hace llamar en el mundo criminal. 

Christian frotó su barbilla rebuscando el nombre en lo más recóndito de su cabeza... 

—Es obvio que es un seudónimo, en todas mis investigaciones aparenta ser el dueño y señor. 

—¿Sospechas de alguen? 

—Si, de Miguel y Luciano; en una oportunidad se hicieron llamar Miguel Ángel y Luciano Glane, junto a su padre Anibal Legan, si cambiamos el orden de los segundos nombres aparecerá la palabra Galen. 

—¿Que hay de Anibal, no sospechas de él? —preguntó atento a mi respuesta. 

—No, sinceramente no creo que él sea Galen... 

—No te equivoques, Carmin. Las apariencias engañan y recuerda que nada es lo que parece. 

—Pero... 

—Pero nada, Anibal también es sospechoso. 

—Como diga —acepté—. Seguiré con mi investigación sin descartar la idea. 

Relajó los hombros. 

—Ahora cuentas con la ayuda de la agente Stephanie Brow, se hace pasar por la asistente Lila Carter. Será tu apoyo hasta que finalice la misión. 

Asenti ocultando mi mala cara, no me agradaba la idea de que otro agente meta sus narices en mis asuntos, pero tampoco estaba en posición de exigir nada. 

—Apenas tenga los resultados de ADN te los haré llegar. Nuestro ataque puede que haga salir a Galen de su escondite. 

—Puede ser —concluí—. ¿Roman aún no ha abierto la boca? 

—No. Ese pedazo de mierda no ha soltado ni una palabra. Asegura no saber nada con la escusa de que es un simple empleado. 

El imbecil de Roman nunca me cayó bien. Celebré con bombos y tambores cuando le di su merecido enviándolo a los calabozos de la DEA bajo los cargos de ser cómplice en todas las fechorías de Anibal. Si no desmantelo todo el mierdero que tienen montado los Moore la misión se irá al drenaje ya que no podremos seguir reteniendo a Roman sin pruebas contundentes e Ira corriendo a contarle todo a Galen. 

Nos colocamos de pie. 

te mantienes en contacto —Advierte fulminandome con la mirada dejando en claro que no puedo hacer lo mismo otra vez—. Estamos cerca de acabar con los Moore y un paso en falso nos puede costar la misión. 

Salí primero del bar y al poco tiempo lo hizo él, no podíamos arriesgarnos de que alguien nos viera. 

Los Moore tienen los días contados.
 



#10109 en Thriller
#4021 en Suspenso
#5754 en Misterio

En el texto hay: misterio, mentiras, romance

Editado: 25.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.