Peligroso Ángel

31

Había llegado el día.
Todos en la central nos preparábamos para ejecutar la misión la cual Christian nombró “operativo especial” 
—¿Estas listas? —Stephanie se paró a mi espalda—. Hoy por fin cobraras venganza.
Asentí sin voltear a verla, estaba tan concentrada en tener todo ordenado para que nada se saliera de control en pleno operativo.
—En diez minutos procedemos —avisó Christian asomando la cabeza por la puerta—. No quiero retrasos ni sorpresas.
Agarré todo lo que iba a necesitar antes de ir con mi escuadrón a examinar una vez más los planos de aquel lugar. 
—Como ya sabemos —les recuerdo—. Por nada en el mundo podemos dejar escapar el objetivo, lo necesitamos vivo o vivo. 
Todos asienten y ante el ultimo llamado de Christian abordamos los autos. El territorio donde íbamos estaba bien retirado de la zona urbana y como bien lo decía su nombre aquel lugar estaba desierto y repleto de escombros y edificaciones en ruinas abandonadas.
Todos los autos se detuvieron en punto estratégicos ocultos.
—¡Atención! —empezó Christian—. Las tropas uno y dos rodearan el edificio llevándose por delante a quien se atraviese. Tropa tres, resguarda el frente y tropa cuadro, cinco y seis nos adentramos al edificio. ¡Está prohibido matar a Galen!  
Todos asentimos y cada tropa se movió al lugar que le correspondía. Por ser de la tropa cinco me adentré en el edificio junto a mis compañeros, no pasó mucho tiempo para que las detonaciones empezaran y los soldados se enfrentaran con los grupos armados. 
—¡Maldita! —me grito una mujer prendiendo su alma contra mí cuando acabe con la vida de su compañero. Evité las balas cubriendo mi cuerpo con la pared mientras cargaba y volvía a disparar.
A medida que avanzaba eliminaba a los enemigos, y mientras más iba asesinando más sola iba quedando. Llegué a un punto donde no tenía el respaldo de mis compañeros, todos habían quedado atrás y afuera los disparos tronaban con fuerzas. 
No me detuve, subí las escaleras en guardia acabando con la vida de mundo y Raymundo. El último piso antes de llegar a la terraza se cernió frente a mí, estuve a punto de cruzar el umbral y cargármelos a todos cuando un golpe en la nuca me desestabilizó, trate de atacar a mi agresor y antes me propinaron una patada en el estómago que me dejo sin aire. Caí al suelo retorciéndome de dolor y eso no fue impedimento para que el sujeto que me había golpeado me sujetara con fuerza del cabello arrastrándome adentro. 
Enardecí cuando mis ojos captaron al hombre encapuchado de espalda observando el enfrentamiento que tenía lugar abajo.  
—Carmín, mi amor —se volteó dejándome ver su cara y miles de sensaciones atravesaron mi cuerpo haciéndome flaquear las piernas. Mis ojos se llenaron de lágrimas a la vez que la rabia me abordaba. 
No podía ser cierto, debía de tratarse de una maldita broma. 
Su rostro, su cabello, sus ojos, su voz… sin dudas era él.
¿Qué tan miserable fui en mi vida anterior para vivir eso?



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En el texto hay: misterio, mentiras, romance

Editado: 25.06.2021

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