Pennywise (el origen)

TIENES QUE REÍR EN MI SHOW

Fui al baño para poderme acicalar. Después me dirigí hacia la cocina para poder continuar con el desayuno. Quería contar con las suficientes energías para sentirme motivado. Me alimentaba por las mañanas con tocino, huevo, papas fritas. Panqueque. Y por supuesto que no podía faltar un café bien cargado.

Después de desayunar. Al mirar mis fondos ya no eran suficientes como para poder seguir subsistiendo por mucho tiempo. Aún quedaba en pie la idea de poder ir a asaltar, solo tenía que calcular quienes podrían ser los más frágiles. Tenía que disfrazarme para que nadie pudiera reconocerme. Por supuesto que tenía que alejarme de mi barrio para poder hacer mi fechoría realidad.

Empecé luego a entrenar en el espejo para hacer un intercambio de mi voz auténtica, para luego pasar a lograr hacer una voz más gutural y que suene algo aterradora. Entrené por mucho rato hablando como un demente mirándome hacia el espejo.

Cuando creí que ya estaba listo para poder ir a asaltar, fui hacia el ropero de mi padre y agarré una ancha, negra y ridícula camisa. También me puse un ridículo pantalón holgado de color negro. Luego me dirigí hacia mi dormitorio para ponerme mi chamarra de cuello grande para que tape parte de mi cara. Recién hace no mucho que la había comprado, entonces me coloqué un gran sombrero negro. Parecía que me dirigía a un funeral. Agarré el corcel de mi papá de nombre Goliat, aquel caballo marrón era joven y vigoroso. Cuando fui a donde Wyatt a pedirle que me devolviera el trabajo y me lleve a la gira, me fui al circo a pie. Así podía meditar mis opciones mientras aligeraba mis pasos. En consecuencia me dirigí por un camino, el cual no suele ser asistido por mucha gente por lo solitario y peligroso que suele ser por la noche. No obstante yo me encontraba con tantas iras que no me importaba quien se me pudiera atravesar por el camino, así que no llevé caballo ya que pasaron por mi mente muchas cosas turbias y el caballo es difícil de poder esconder. Si no me devolvían el trabajo, iba a cortar las cuerdas de las carpas del circo y quizás hubieran habido varios muertos, los trapecistas de seguro que iban a fallecer ya que conocía los tiempos en que estos tenían que salir a dar su show. Al caer abajo podían haber unos cuantos heridos más. Sin embargo, cuando Wyatt salió a fumar solo fuera del circo. Sentí que ese acontecimiento me resultó mucho mas conveniente. Pude experimentar que el universo se alineó a mi favor.

Ya volviendo en sí, al ir tras mi meta de convertirme en un asaltante de poca monta, cabalgué por un buen rato alejándome mucho de donde vivía.

Por lo que sigue encontré a mi primera víctima. Vi a un hombre que caminaba a lo lejos y se veía débil, parecía más pequeño que yo. Cuando lo tuve cerca me bajé del caballo muy rápidamente y me dirigí hacia él. Pero él hizo una maniobra que me sorprendió. El hombre más pequeño que yo, mediante un movimiento de gran agilidad le dio una patada a mi mano que sostenía mi cuchillo. Esta acción me hizo soltar mi arma blanca, después me dio una gran patada en el estómago. Me dejó sin aire y me dejó encorvado y débil. Acto seguido sujetó mi brazo, lo llevó hacia su espalda y se agachó haciéndome ir hacia adelante. Al haber caído, este tipo de menor estatura empezó a darme de golpes en la cara y en las costillas de mi lado izquierdo de forma brutal. Me golpeó sin tener piedad. Luego que me dejó inconsciente se robó mi caballo y huyó en el.

Sentí que me latía el rostro. Me partió la boca de forma abrupta, escupí sangre en cantidad. Luego que me repuse, recogí mi sombrero del suelo y caminé con torpor rumbo a casa, demoré varias horas para llegar a mi lugar de residencia. El motivo es que daba unos cuantos pasos y luego me tiraba al suelo ya que no aguantaba tanto dolor. Sentí que me habían roto las costillas y el dolor de cabeza era abrupto. Luego un buen samaritano me llevó montado en su caballo a casa. No vi bien de quién se trataba, ni siquiera estaba seguro de poder conocerlo. Sin embargo él si conocía mi hogar por algún motivo que desconozco.

Mi rostro y cuerpo se encontraban demasiado adoloridos. Desde aquel momento supe que era una muy mala idea. Un cuchillo no me daría la suficiente protección que necesitaba.

Miré mis fondos, conté mi dinero y me di cuenta que si me alcanzaba para poderme comprar una escopeta. Por suerte en los Estados Unidos se puede comprar armas sin presentar ningún inconveniente.

Al día siguiente me dirigí hacia la tienda de armas. Un señor de espeso bigote y gruesa contextura me atendió mostrándome varios tipos de armas, pero la que más llamó mi atención fue la Winchester. M 97 con depósito tubular, con capacidad de hasta cinco cartuchos. Otra arma que también me llamó la atención se trataba de un arco con flechas.

Yo domino el arco con flechas desde que era un niño, con mi papá nos adentramos en el bosque para cazar conejos salvajes y ciervos. Mi papá me enseñó a tirar flechas de forma precisa, practicamos por muchos años yendo de cacería.

Compré más de veinte flechas y ahora sí, después de lograr hacer mis compras. Mis recursos me alcanzaban para subsistir con la comida, unos cuatro días como máximo. A partir de ahí ya no tendría dinero ni para comprar una pepa de maní.

El señor que vendía armas me dijo. Eres el hijo de Ray.

—Sí, le respondí.

Mi sobrino Bentley te encontró anoche mal herido. Tienes mucha suerte de que te halló, dice que te encontró en un pésimo estado. Era muy amigo de Ray y te había visto en un par de ocasiones.

—Dile que se lo agradezco.

Tu cambio, dijo el hombre del depósito de armas. Con mi vuelto, teniéndolo en la palma de su mano extendida.

—Dáselo a tu sobrino para que se tome unas cervezas.

—Ok. Se lo daré, pero a él le gusta el whisky.

El arco con la flecha las compré con la intención de cazar ciervos o conejos, el espeso bosque resulta peligroso por la clase de animales que allí habitan. Pasé un día entero en casa. Al día siguiente tenía que ir a asaltar para conseguir subsistir.




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