Al día siguiente, después de tanto meditar en cama se me ocurrió una brillante idea. Sabía en que colegio estudiaba el hijo de Hal. También estaba seguro que los otros amigos de Oliver que asistieron a ver mi evento estudiaban en el mismo lugar que Oliver.
Me acerqué a la escuela denominada. "Legión de sabios". Tenía escrito un mensaje en una hoja y tan solo tenía que buscar a quién entregarla.
El recreo, momento en que los niños salían a jugar y divertirse, tenía lugar en un patio cercado por una pequeña valla que no era demasiado alta. Desde el exterior, observaba en silencio a cada uno de los que allí se encontraban, con el único propósito de identificar a quién podría entregarle mi nota escrita. Estudié cada detalle con atención. La copa de un árbol, cuyas ramas colgaban bajas, me ofrecía una cobertura natural que ocultaba por completo mi cuerpo a quienes estuvieran dentro del patio. El árbol estaba justo del lado de afuera de la cerca. A través de los pequeños espacios entre el follaje, espiaba con detenimiento cada movimiento, cada gesto, cada sombra que proyectaban los niños al jugar.
Cuando ya tocaba que los niños salieran de clases, muchos padres fueron a recoger a los niños. Vi a mi amigo Hal retirar a Oliver que era su hijo, el cual me dejó avergonzado en mi show dentro de su casa. Luego reconocí a los otros niños que asistieron al evento, que estaban siendo recogidos por sus padres.
—Las cosas no me estaban saliendo como las tenía planeadas.
Muchos niños solían caminar hasta sus casas y otros eran llevados en los carros de la época, que eran los respectivos carruajes de dos plazas y hasta 8 plazas.
Pero entonces vi a la única mujercita que no fue recogida por nadie. Ella venía caminando sola en dirección al camino liso de tierra gris.
En aquel momento me puse muy contento ya que mi plan aún se encontraba vigente. Me quedé detrás del espeso árbol escondido cuando vi que la niña de cabello oscuro y lacio se encontraba cerca, le dije siseando. «Shhhh, shhhh». La niña no sabía de dónde provenía mi siseo. Le dije. Ey, ven atrás del árbol. Te tengo una sorpresa, soy el payaso que asistió a la casa de tu amiguito, Oliver. ¿Me recuerdas?
Asomé la cabeza y la niña pequeña se acercó hacia mí. Le dije. ¡Holaaaa, niña!
La niña me dijo. «Hola». ¿Qué sucede? Me preguntó ella.
—¿Qué haces escondido detrás de este árbol?
Yo le respondí: Es que te tengo una sorpresa. Quería contarte un secreto. Bueno, ya no va a ser secreto, ya que te lo tengo que contar. Entonces ya dejó de ser un secreto. «Ji, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja».
Es que me llegó una postal de Tom. El ahora dueño del circo se fue de gira. El circo de los hermanos Taylor va a venir a dar un show a Derry.
—¿Es en serio? ¿Vuelve el circo a Derry?
Sí, es maravilloso. Tom y su hermano Wyatt que falleció horriblemente, siempre fuimos muy unidos, nos llevamos muy, pero muy bien. Tom me dijo que llegaría a ensayar a mi casa con su equipo. Ellos le quieren dar a varios niños un show privado de payasos, de lo mejor que ha habido en toda la vida en el patio de mi casa.
—Uy, que emoción; Dijo la niña.
¿Te gustaría ver el show privado de los payasos?
—Sí, me encantaría. Estoy tan emocionada. Aún no lo puedo creer. Parece como un sueño. Derry ha perdido color desde que se fue el circo.
Claro que se trata del ensayo solamente, pero podrás verlo antes de que lo presenten en vivo en el circo. Solo quiero invitar a los niños que se presentaron en aquel día en la casa de mi amigo Hal. No quiero invitar a más niños porque luego ya no querrán ir al circo porque ya sabrán el espectáculo de antemano. Además, se podría correr el rumor de los chistes y luego ya no tendría chiste el evento para nadie. Esto tiene que ser un secreto. ¿Sabes guardar un secreto?
Sí, yo le he guardado secretos a mi hermana que es mayor que yo, soy buena guardando secretos.
¿Lo prometes? ¿Prometes que no le dirás a nadie más que a los que fueron a la casa de Hal?
Lo prometo, lo juro que no le diré a nadie que solo a ellos, me dijo la niña estando súper que emocionada.
Revisa esta carta que me la envió Tom por correo. El ahora dueño del circo después de la muerte de su hermano Wyatt.
—La carta decía:
Mi querido Bob. Me podrías ayudar en traer unos niños para ensayar el mejor show de todos los shows como nunca ha habido. Trae a unos niños para que puedan aprobar el espectáculo y así poder saber si va a ser muy chistoso, o si no hace reír mucho tendríamos que cambiar ciertos detalles. Sin embargo yo estoy seguro que los niños van a desgañitarse de tanto reír.
¿Pero, como llegó el correo? Tengo entendido que hay un retraso. Estamos esperando un correo que llegue a nuestro buzón, pero aun no lo hemos recibido.
Es que a mí me llegó hace como un mes atrás. Pero tiene la fecha de mañana, sí vez.
—Ah, sí, recién me di cuenta, con razón. Dijo la niña.
—¿Cuál es tu nombre, preciosa?
—Emma.
Qué bonito nombre, Emma. Eres una chica muy lista. Además de hermosa. ¿Y, cómo se llaman tus amiguitos? Me refiero al resto que asistió al cumpleaños de Oliver.
Ahhh, uno se llama: Noah, de ahí sigue, Mateo, Sebastián, Dylan, Ian, Ethan y William. Yo entonces en una libreta anoté todos y cada uno de los nombres de los niños que Emma mencionó.
Guau, que niña más inteligente. Me encanta que seas tan brillante.
Emma, me gustaría que invites a tus amiguitos que mencionaste y no te olvides de Oliver el cumpleañero. Diles a cada uno que guarden el secreto del show, no lo puede saber nadie más que ustedes. Tampoco le pueden decir a sus padres ya que después...... Lo más probable es que no los dejen asistir. Es que los padres de ahora son tan amargados, ¡tú sabes cómo son!
Si, tienes razón. Los padres no entienden nuestras necesidades; dijo Emma.
Exacto le dije. Nadie puede saber. Nadie más que ustedes, que todo esto se convierta en un inmenso secreto. Mira lo que tengo para ti, Emma.