Hoy es un día cualquiera, pero para mí, todo se siente distinto. Estoy aquí, en medio de la rutina, y sin embargo la ausencia pesa. La muerte se lo llevó, y ahora entiendo que no supe valorar lo suficiente el tiempo que tuvimos. Pasó como un suspiro: un año sin verte y de repente, te fuiste, justo después que tu hermano.
En el fondo sé que te amaba, aunque quizás nunca lo dije con palabras o gestos claros. Este dolor, esta mezcla de tristeza y culpa, va dedicada a ti, mi abuelito, porque todavía no he encontrado la manera de superar que ya no estés.
Me queda la duda constante de cómo será tu tumba, si será simple o tendrá una lápida que cuente parte de tu historia. Me pregunto si en ese lugar te sentirás en paz o atrapado por la soledad que dejaste. No pude despedirme ni verlo, y esa incertidumbre hace que tu partida sea aún más difícil de aceptar.
"Yo, antes de morir, quisiera abrazar una última vez a quienes amo, y decirles todo lo que nunca me atreví a expresar."