Sofía vive atrapada en una especie de parodia de los enamorados, porque su corazón late por alguien que no es un ser humano, alguien que no puede ver ni tocar, un misterio que habita solo en sus pensamientos. Ella sueña con la idea de enamorarse de un amigo, alguien cercano y real, pero el elegido sigue siendo una sombra, una figura que aún no conoce y que parece inalcanzable.
Mientras tanto, Pablo enfrenta su propio dilema. Él ha puesto su amor en alguien que ya pertenece a otro, alguien que no corresponde a sus sentimientos y que parece estar demasiado lejos de su alcance. Sin embargo, Pablo no se considera un fracasado; tiene la esperanza de que un día podrá confesar su amor, incluso si eso significa arrodillarse y pedir una oportunidad.
Pero si ese momento nunca llega, temo que la espera y el silencio puedan consumirlo, y no sabré cómo ayudarlo a liberarse de esa carga. Así, entre amores no correspondidos y esperanzas inciertas, ambos protagonizan una historia que, aunque dolorosa, revela la complejidad y la ironía del amor.
"Yo, antes de morir, quisiera decirle a quienes amo cuánto significan para mí, sin esperar a que sea demasiado tarde"
