Dueles, y no es un simple dolor pasajero, es uno que se instala en el pecho y respira conmigo. ¿Sabes algo? Dueles porque no existes como yo quisiera que existieras. Porque no eres real, al menos no en la forma en que mi corazón te ha creado.
Eres un eco en mi mente, una fantasía que camina con tu rostro, pero no con tu esencia. Cada vez que te miro, confirmo que estás ahí, físicamente presente, con tu voz, tus gestos, tu forma de andar... pero al mismo tiempo tan lejos, tan distinto de lo que imagino cuando cierro los ojos.
En mi cabeza vives otra vida, una donde eres feliz, donde sonríes más, donde amas con libertad, donde estás casado con un hombre que te ama de verdad, y que tú también amas. Es irónico, porque aunque te vea, no te veo. Aunque te escuche, no te escucho. Solo percibo la versión que inventé para no sentirme tan solo.
Pero esa versión también me hace daño, porque me recuerda que tú no eres tú, que en realidad no eres nada de lo que mi mente insiste en dibujar. Eres una proyección, una sombra con tu forma, una mentira emocional que se siente más fuerte que la verdad. Y por eso dueles. Porque estás, pero no estás. Porque eres, pero no eres. Porque veo algo... que realmente no existe.
"Yo, antes de morir, quisiera ver aunque sea por un instante que fuiste real como te imaginé, que exististe como en mi mente te soñé, y que no fui el único que sintió algo, aunque fuera solo un suspiro compartido en medio de tanta fantasía."