Bajo un árbol
te esperé y las estaciones
vi pasar.
En primavera, rosas
y margaritas contemplé, y vi nacer
pero ninguna como la que un día
en mis manos abracé.
En verano, el calor
agobió mi corazón
y mi alma partida
quedó igual que un limón.
En otoño, desgracias
vi pasar y junto con ellas
toda la vida y
belleza el viento se lo llevó...
En invierno, bajo el mismo árbol
te esperaré,
porque bruto es el amor e impaciente
el corazón,
y hasta que llegue el momento,
la escarcha me será de testigo
de todas las lágrimas que he
derramado por ti.