pensamientos de un cenicero

LA VERDAD ESTA EN MIS BOLAS

Estaba sentando en la acera de la calle 8 con una botella de cerveza vacía. Eran aproximadamente la una de mañana y alguna gente dormía y otros vagaban mientras que yo estaba ahí sentado aburrido de la vida. Pasaban borrachos y mujeres alegres en sus vehículos último modelo, gritaban de alegría todo porque un equipo de futbol había ganado una copa, los hinchas gritaban y saltaban y se abrazaban. pensé para mi <<pobres perdedores>>, la caravana paso por mi lado y ninguno me ofreció ayuda, solo estaban alegres y me ignoraban. Todo termino cuando voltearon en la calle siguiente y en un instante volvió el silencio de la noche otra vez. Observé como un gato perseguía a otro gato, pensé: <<quizás van a follar, y está bien, está bien por la naturaleza>>, los animales follan más que yo, que irónico. Llevo más de dos años sin echarme un buen polvo y los animales cada dos o tres meses follan: los ratones follan cada dos días, y las moscas también follan y eso que solo viven, según yo, 28 días, pero las malditas follan. Quizás en algún momento me toque a mí, el humano no vive días milagrosamente.

Me acosté en la acera pensado en las barbaridades del mundo empecé tener algo de frio y el sueño me estaba aturdiendo. Espero morir de frio, espero que nadie me encuentre aquí botado. Aun no estaba borracho, pero desearía estarlo. Quiera estar con alguna mujer que me diga que ama. Quiera morir con dinero en los bolsillos y no como ahora con los mismos trapos de verano. Quiera tantas cosas. Miro al lado izquierdo de la acera y veo que alguien se acerca. La muerte pensé. Por fin llego mi turno por fin algo noble y dulce de vivir. Que es terminar con esta inmortalidad que en verdad me aburre. Pero no, era Marc un viejo amigo de cantinas, hace unos días se había casado no asistí a su matrimonio no tenía ropa para ir. Además, su esposa es una gorda intensa, manipuladora, era una bruja gorda y yo que pensé que las brujas eran flacas pues también existen las brujas gordas. Marc le propuso matrimonio solo porque ella tiene dinero, la gorda es viuda de un comandante que mataron en combate, es una triste realidad que después de su muerte ya ella era millonaria. Marc me vio ahí votado y sonrió, él era un buen tipo después de todo.

- Pero mira nada más, está ahí como siempre señor Yulian. – dijo el –, te espere el día de mi boda.

- Solo mírame carajo, estoy en la mierda.

- Si eso veo viejo amigo. – se fue acercando.

- Tienes un cigarrillo?

- Si

- Tienes aguardiente?

- Si

- Venga siéntate y hablemos hijo de puta.

Marc saco de sus bolsillos una caja de cigarrillos y media botella de aguardiente del rojo. Se sentó a mi lado. Saco las dos copas de plástico y dos cigarrillos. Su cara estaba demacrada y tenía un moretón gigante en la frente. Sirvió la copa llena. La tomamos de una sola bocanada, estaba fuerte el sabor, pero era lo más lindo del día. Beber sin compasión y sin alma.

- Que tal el matrimonio?

- Estuvo bien amigo, estuvo bien. Faltaste tu viejo.

- No pude ir, además sabes que no me gustan esos rollos de la iglesia. – le dije –, además tu mujer no deja tomar en las fiestas.

- Lo se

- Como esta ella?

- Más gorda y agresiva – lo dijo con un tono más apagado de lo normal. Marc siempre fue alegra…hasta que se metió con la bruja gorda. – Viejo…la gorda está embarazada, y aparece un animal celoso. Me pegado con el palo de escoba, me ha lanzado por las escaras. Me vota la comida en la cara.

- Amigo sí que estas jodido. Te dije que no te metieras con el bollo de grasa. – el confirmo con lágrimas en los ojos. – ¿en qué putas estabas pensando?

- Tiene dinero Yulian, ella tiene el bollo de dinero. Por eso me aguanto ahí.

- Estas enfermo por el dinero. – levante la copa – sirve otro.

Tomo la media botella de aguardiente, el solo olor era desagradable, pero su sabor era fuerte, estremecía mi paladar, mi cuerpo entero recibía de aquel liquido como un dios lleno su gloria. Todo era un mundo de alegrías y tristezas ahora. Marc estaba ahí al igual que yo. Estamos aburridos de la vida, yo era un habitante de calle y él era un sufrió idiota que estaba aguantando humillaciones por el dinero. Ahora esperaba una criatura que no solo le cambiaría la vida sino también su economía. Él ya no es dueño de ese bollo de pesos.

- De dónde vienes? – dije.

Marc a pesar de su tristeza dejo salir una breve mueca, era una sonrisa, tenía una calma que florecía en todo su cuerpo enfermo y moreteado. Bebió otro trago, dejo salir un suspiro.

- Vengo de donde las putas. Estaba con Rosa. Sabes bien que ella la más buena y las más cara.

- Si lo se…tiene un lindo trasero.

- Sabes me encanta que me grite al oído de que soy su hombre. – Subió su mirada al hueco oscuro de la noche – Pero ella no me ama. Solo es un buen cuerpo con un precio caro.

- Estas enfermo Marc.

- Si estoy enfermo de culpas y de ambiciones.

- Si estas en lo correcto amigo mío. La culpa es una madriguera más de las mentiras. – di una buena calada a mi cigarrillo, de mi boca salió el humo, – y la ambición que tienes la tienen todos los humanos. Trabajan por dinero. Vivimos del dinero. Moriremos y el dinero seguirá siendo necesario para que hagan un hueco para nuestros huesos.

- Si lo se amigó. – dijo Marc, volviendo a poner su cara de estúpido deprimido. – pero si le digo la verdad a la gorda…

- Es bueno que le digas la verdad a ese bollo de mierda amigo. Si es verdad que te quedaras sin dinero y que tendrás que trabajar para ese niño. Pero vivirás tranquilo.

Marc se levantó y me pateo con fuerza en mis piernas. Me dolió hasta el culo espiritual. Me levante y lo golpee en el estómago. El muy hijo de puta se quedó sin aire. Me senté y cogí la media botella y me serví un trago. Lo bebí mientras miraba como el jodido se levantaba. Tambaleaba de la borrachera y aun le costaba algo respirar. Me pidió la botella. Se la tire suave, la tomo entre sus brazos, pero lo bueno fue que no la dejo caer. Quito la tapa, hizo un brindis con la botella, inclino un poco el envase para que saliera el líquido que caía como una cascada a su boca.




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