Pensamientos de una Noche

#3 Las calles de la ciudad

Aun no me acostumbro a las calles de esta ciudad que me parece tan grande y desconocida a pesar de que llevo viviendo años aquí, pero aunque los años pasen es la primera vez que las camino sola y sin una gota del alma que me acompañaba diario. Es realmente ilógico como después de tanta trayectoria en esta ciudad que me ha visto crecer me siento tan lejana a ella y sobre todo como una desconocida.

Cada paso que doy me hacer ver que yo no pertenezco a este lugar, pero hay algo que me impide marcharme, tal vez el fantasma de su presencia que me impide mandar todo a la mierda para un nuevo comienzo, pero en verdad que no puedo alejarme de las calles que aún conservan un poco del olor de felicidad que abunda en ellas cuando aún se encontraba a mi lado. Quiero desaparecer de este espacio y comenzar con el número que se encuentra a la izquierda del uno pero siento que me fallo por ser tan cobarde por querer huir.

¿Está bien querer marcharse cuando nada ha funcionado y se ha ido todo al carajo?, ¿Es correcto caminar por las calles en las que caminábamos juntos cada día del año? No lo comprendo aún y eso me causa un conflicto interno por no saber qué hacer. Sentir que cada par de ojos con el que me cruzo y que me mira ve la desdicha y confusión por la que paso, solo para después criticarme. Es realmente horrible esa sensación, pero ¿Cómo hacer que esto me deje de hacer sentir como la bastarda que soy?

Tal vez solo me esté imaginando cada palabra que pienso que ellos están diciendo, pero eso no cambiaría nada si solo me marcho a otro distrito pues sería uno de los distritos que hemos visitado juntos. Es banal que piense que hay escapatoria de todo eso que hemos vivido mas solo me queda aguantar la ira o tristeza que puede que mi corazón este albergando en este momento; ni siquiera sé si esos sentimientos son reales pues no puedo huir para mejorar, ya que solo me quedo a torturarme.

La luz se ha puesto verde para que pueda cruzar la calle y yo solo me quedo ahí parada en el borde de la banqueta pensando en lo maravilloso que sería cruzar la calle y dejarme guiar solo por el sonido de las calles de la ciudad, con la esperanza de que me lleven a algo nuevo y me alejen de la tortura.

Se ha apagado la luz y es cuando el llamado se hace perceptible, dejo de pensar y me obligo a caminar dejándome envolver por el sonido de las calles de la ciudad sin prestar atención a nada.

-Anónimo.

 

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Hola de nuevo, lo prometido es deuda, así que aqui tienen el otro relato. En unos días les traeré más. 

¡Disfrútenlos!
 




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