Él asintió y ella acarició su mejilla con dulzura, acercándose luego lentamente para darle uno de esos besos que lo volvían loco. Terminado tal acto se apartó pidiendo disculpas por lo sucedido, cosa que su contrario no le vio ningún problema, pues sus ojos mostraron ese brillo característico en él, delatándolo.
Y si bien, el beso fue uno simple, efímero, pequeño, se dieron cuenta que aún seguían enamorados.
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