Y aquí, sofocándome en esta tristeza,
aquí, lamentando esta pérdida,
como una regla que no puedo desaprender de mi sistema,
arraigado en mi alma,
y en mi corazón,
en la pureza de mi ser.
Aquí yace mi cuerpo entre las sábanas,
aquellas que alguna vez olían a dulces flores,
pero ahora están repletas de hongos,
por tu deserción hacia mi piel.
Perdimos el sendero de nuestro querido amor,
aquí, sigo viendo a la lejanía,
como si fuera costumbre verte regresar,
esperando que este camino aparezca.
Y aquí, ahogándome en esta pena,
aquí, hundiéndome en esta pereza,
como lo único que conozco y lo único que puedo hacer,
rompiendo mi frío corazón,
impregnando este dolor,
como si fuera aire,
no puedo vivir sin él,
no puedo vivir sin ti.