Me atormentaba esperar el día de tu despedida, de ya no sentir tu esencia junto a mí, aquella voz que me alentaba a seguir sin importar que tan difícil las cosas estuvieran para mí.
Solo pensar en que ya no te volvería a ver acababa matándome la angustia cada día, y cuando el momento al fin llego, me aferre a disfrutar cada palabra que me decías, recuerdo sentir tu mano sujetando fuertemente la mía y poco a poco la firmeza se iba, con un último suspiro de vida, con una sonrisa de esperanza te me ibas.
-Jesús Vázquez