Pensé Que Nunca Cambiarías

Capitulo 18

—Chanel te amo. —Dijo Mike tomando mi rostro en sus manos acercándose para darme un tierno beso, de momento se separó rápido y bruscamente de mi diciendo.

— ¿Chanel, que haces? Chanel, Chanel. —Escuche mi nombre repetidas veces y fue cuando me di cuenta que todo había sido un sueño

— ¿Qué pasa? ¿Por qué me despiertas de esa forma?—Dije estrujando mis ojos mientras que me sentaba en la cama.

—Antes quiero que me expliques por que estabas besando la almohada. —Dijo Daniel sentándose a mi lado con una sonrisa extraña y la almohada en manos.

— ¿¡Que!? ¿Enserio estaba besando la almohada?

—Si eso hacías.

—Hablamos después me iré a tomar una ducha, apesto. —Dije poniéndome en pie.

—Okey te veo abajo en el desayuno. —Dijo caminando hacia la puerta mientras que yo me ponía en pie.

—Oye estamos solos, tu mamá se fue y no vuelve hasta la tarde.

—Okey.—Dije perdiéndome de su vista al entrar por la puerta del baño, ya estando adentro mire mi reflejo en el espejo y toque mis labios mientras que recordaba el sueño que había tenido, no lo puedo negar lo extraño bastante, pero no me merece pues ni siquiera se ha acercado a dar una justificación.

Moví la cabeza para deshacer los pensamientos que pasaban por mi cabeza en el momento y me metí a la ducha.

Al bajar las escaleras pude ver a Alicia sentada en el sofá y le dije.

—Hola Alicia. — ¿Alicia? Espera, Daniel no había dicho que estábamos solos, y ellos no estaban peleados. Me pare en seco y me volví hacia ellos.

— ¿No que estábamos solos?—Le dije sarcásticamente a Daniel.

—Se me paso subir a decirte que mi novia estaba aquí.

— ¿Novia?—Pregunté confundida.

—Sí, novia, ya nos arreglamos. —Dijo sonriendo para luego continuar diciendo. —Resulta que todo fue una confusión.

—Cómo cambian las cosas de un día para otro, los felicito, mala suerte que no para todos resulta ser una confusión.―dije lo último solo para mí, luego me dirigí a la cocina y me hice el desayuno.

Al llegar a mi habitación me senté en la cama a pensar que esto no parecía ni víspera de año nuevo, ya había pasado bastante tiempo con mi mamá y a papá lo he ido a visitar siempre y cuando estaba libre, creo que podría marcharme y no pasaría nada, si eso are.

Deje mi desayuno intacto en la cama y empecé a recoger lo poco que había disperso en la habitación, ya después de terminar me puse una ropa cualquiera y me senté a comer mi desayuno ya frío

***

— ¡Chanel baja ya ha llegado tu padre y tu hermano!—Dijo mamá desde la planta baja.

Baje a recibirles.

Ya eran las seis de la tarde y el cielo estaba como si fueran las 10 de la noche.

Estábamos todos en la mesa hablando... Bueno ellos hablaban yo solo meditaba en como haría para desaparecerme de aquí y fue cuando se me ocurrió.

—Sé que no es ni el lugar ni el momento para decir esto pero tengo que regresar al campus esta noche.

— ¿Qué?—Dijeron papá y mamá.

—Sí, el decano dijo que deberíamos de estar mañana pero me iré hoy.

—Quédate con nosotros mañana te llevare a primera hora.

— y tú Daniel, ¿te irás hoy?—Le preguntó mi mamá a Daniel. El terminaría su carrera en esta universidad.

—No, yo iré la semana que viene. —Dijo el salvándome el pellejo.

—El transito estará muy congestionado pues todos los estudiantes se integraran y también abra nuevos estudiantes. —Dije continuando con mi dicho.

Charlie no dijo nada pues aunque no sabia con exactitud lo que paso con Mike sabia que algo andaba mal.

—Está bien te puedes ir. —Dijo mamá.

—Bueno adiós. —Dije dándole un abrazo y beso a cada uno incluyendo a Daniel y Alicia.

Batí la mano desde el carro despidiéndome, inmediatamente acelere el auto mientras que seguí meditando en toda mi vida.

Al llegar al campus estaba consciente de que estaría sola pues es víspera de año nuevo y yo soy la única estúpida que decide pasar víspera de año nuevo en una universidad.

Me bajé del auto y hacia muchísimo frío, menos mal que traía como ochenta cosas puestas para el frío.

Empecé a caminar por toda el área que estaba totalmente cubierta de nieve, sin pensarlo dos veces me dirigí al río, aquel donde siempre pasaba el tiempo, me imagino que ha de estar congelado, al llegar lo comprobé y si estaba congelado.

Seguí caminando hasta llegar a la plancha que tenía el río y fue cuando me di cuenta que no estaba sola, había una persona sentada en la punta de una de las dos planchas.

Me acerque tranquilamente y me senté en la plancha de al lado.

—Hola. —Dije sin mirar a la persona que tenía al lado.

—Hola. —Respondió, al escuchar esa voz se me encogió el corazón y me vi obligada a mirar a la persona del lado que me miraba detenidamente.




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