Capítulo 2.

Solo quiero que me seas infiel

— ¿De qué trata esa propuesta cambia vidas? —se burló.

—¿Quieres la versión larga o la corta? —cuestione con cautela.

—La corta.

—Bueno va así —tomé aire—. En resumen, fingimos ser novios un tiempo y luego me eres infiel con alguien —sonreí inocentemente.

La expresión que puso era digna para enmarcar en un museo de retratos sorprendentes; era confusión mezclada con diversión y algo de "es esto una broma".

—¿Para qué quieres hacer eso? —parpadeo repetidamente tratando de creérselo y luego me volvió a mirar.

—Para ser famosa, obviamente —le dije con una sonrisa.

—¿En qué planeta, que tengas un novio que te engañe, te vuelve famosa? —preguntó con ironía.

—No me mires como si fuera una tonta, que no lo soy. Las polémicas dan muchos seguidores. Es lo que necesito.

—¿Ok? —Dijo sin fiarse de mí— ¿Por qué me quieres a mí para eso? ¿Por qué no escoges a uno de los tantos chicos que están embobados contigo?

—Porque después de que me seas infiel te tendrás que enfrentar a un montón de críticas y malos comentarios, nadie se arriesgaría a algo como eso; pero me he dado cuenta de que a ti no te importan los comentarios de los demás, por esa razón me pareces perfecto para este plan.

—¿Me has estado espiando? —me puso mala cara.

—¡Claro que no, solo soy muy observadora! Tenía que encontrar al indicado para esto y tú eras uno de mis candidatos más fuertes.

—¿Quiénes eran los otros? —enarcó una ceja.

—Eso no es lo que importa.

—Sí importa, porque tendrás que preguntarle a cualquiera de ellos. No pienso aceptar —miro hacia otro lado.

—Porfis ayúdame —hice un puchero y me apoyé en mis antebrazos para tratar de acercarme más a él—, te puedo dar algo a cambio.

— ¿Cómo qué? —pregunto curioso volviendo su vista a mí.

Me deje caer un poco en el asiento y lo mire como la villana de una película infantil—. Te puedo ayudar a conquistar a la malvada Bianca —su cara de me da igual cambio drásticamente a una de sorpresa y luego a una mala cara.

—Espera ¿Cómo sabes que me gusta Bianca? ¿Y por qué le dices malvada? —Achico los ojos—. ¿En serio me has estado espiando?

—Ya te dije, soy muy observadora —hice un ademán con la mano, restándole importancia—. No puedo decirte como obtuve esa información, pero ya sabes que lo sé. Ah, y le digo malvada porque esa es un demonio; pero estoy dispuesta a tratarla bien, y ayudarte a enamorarla con la condición de que me ayudes a mí —me encogí de hombros.

—¿Y tú teoría es que si me ve como tu novio se va a enamorar de mí? —se rio en mi cara.

Si lo ponía de esa manera sonaba estúpido, sí, pero Bianca tenía una mala manía de querer tener todo lo que tenía; además que ella misma me había dicho que no me acercara a él, y si incumplía eso, de seguro se ponía furiosa.

—Vale, te lo explicaré con manzanitas para que me entiendas ¿Conoces a WiK? —pregunte.

—Claro, el ex no-ex de Bianca —respondió inmediatamente con una mueca.

—Bueno, WiK era mi novio, estuvimos juntos como dos años, hasta que la malvada de Bianca lo enamoro y me termino engañando con ella —mi voz casi se rompe al recordar eso. Ese recuerdo no era nada bonito, pero era necesario que se lo cuente; uno, para que le cause pena, y dos, para que se dé cuenta de que si lo hizo una vez, lo volverá a hacer.

—No sabía eso —dijo algo incómodo.

—Muy pocos lo saben, en ese entonces casi nadie me conocía, después de eso, claro, cambié mucho — tomé un poco de la malteada para deshacer el nudo que se había formado en mi garganta—, lo que quiero decir es que Bianca suele robarme lo que es mío o copiarme.

—No estoy seguro de que eso sea cierto, si fue capaz de robarle el novio a alguien, debió ser porque estaba muy enamorada. Ella es buena, simplemente cometió un error, no creo que lo repita —me aguante las ganas que tenía de reírme en su cara, todo lo que había dicho era mentira, estaba muy cegado, ella era todo lo contrario de lo que había descrito.

—Míralo de esta manera — junté las manos sobre la mesa—. La chica con la que me engañaras será Bianca, y por hacerme daño ella es capaz de hacerlo, créeme; y eso sin contar, que en la mañana me amenazo para que no me acercara a ti. Para mí, que tú le interesas un poco.

—¿En serio? ¿Qué te dijo? —preguntó interesado.

—Mmm..., te contaría si tan solo me digieras que sí, hasta podría sacarle información sobre ti, no sé, piénsalo —enarque una ceja y lo mire expectante.

Se quedó callado por un momento y lo medito.

—Te voy a ayudar con esto. Uno, porque no tengo algo mejor que hacer; y dos, porque en serio estoy confiando en ti para que Bianca se enamore de mí. Si no lo logras contaré todo este plan macabro que formaste —me miro seriamente.

Yo solo pude formar una sonrisa en mis labios—. De acuerdo, es un trato —le tendí la mano para cerrar nuestro acuerdo, y la tomo—. Recuerda que nadie se puede enterar de esto, la cosa es entre tú y yo.

—Tampoco es como si estuviera orgullo de esto —rodeo los ojos— ¿Cómo piensas hacer todo esto? Explícame a detalle ¿Te he dicho que soy un buen actor? —Tomó un sorbo de su malteada.

—Bueno para que todo se vea más real, tenemos que ser amigos primero. Nos tienen que ver juntos por lo menos dos semanas, ya luego de eso hacemos pública nuestra «relación» y después de... —lo consideré un momento—, cuatro meses me engañas.

—Entonces tienes casi cinco meses para hacer que Bianca se enamore de mí —afirmo pensativo. Asentí y le di otro sorbo a la malteada.

—Verás cómo cae rendida, Bianca no tiene gustos exigentes, sin ofender eh.

—Te das cuenta de que, aunque digas sin ofender, igual ofendes ¿Verdad? —enarco una ceja y me reí.

—Sabes a lo que me refiero —jugué con la cucharita que tenía metida en la malteada, y la removí, por alguna razón ese solo acto hizo que se me ocurriera una idea. Lleve mi mano a mi bolso y saque mi celular, lo puse frente a mí y empecé a grabar—. Acabo de encontrar la malteada más deliciosa que he probado en mi vida, tienen que venir a este lugar, es asombroso —busque la dirección del Dinner, y puse la ubicación antes de subir el mini video a mis historias de Instagram.