Penurias

Capítulo 3

—¡Claro que no! Solo somos amigos y ya —se excusó Franco con voz temblorosa.

—¿Amigos? Nadie es amigo del esperpento; ella es rara y descuidada. Si tiene el cabello como un gallinero, ya te podrás imaginar otras zonas.

Franco agrandó los ojos al escuchar a su amigo decir tremenda estupidez.

—Y ¿por qué debo imaginar eso? Los amigos no ven "esas zonas" que tú mencionas. Qué me importa a mí ese asunto. Estás loco, Joel.

—¿Que no ves cómo luce? De seguro tiene mal olor, no creo que se bañe. —El chico hizo cara de disgusto.

—No te pases, Joel. Somos amigos, pero no permitiré que te metas con Daniela. ¡Ya déjala en paz!

—¿La estás poniendo por encima de mí? —cuestionó el mulato con cara de disgusto.

—Solo te pido que la respetes. Lo que haces está mal y se llama acoso. No te metas con ella o me olvido de que somos amigos. —Franco le dio la espalda, dispuesto a marcharse.

—¿Me estás amenazando, jabao? —El tono de su amigo se sintió desafiante.

—Te lo estoy advirtiendo, prieto —contraatacó y se alejó sin añadir nada más. Sabía que su amigo odiaba que le dijeran así, pero este también conocía que a él tampoco le gustaba que le llamaran jabao.

 

***

 

Semanas después...

—¿Ves? Es fácil. —Ella sonrió ufana.

—Tú haces que sea fácil. Muchas gracias por explicarme, ese profe de física me regañó solo porque no entendí.

—Creo que pensó que no estabas prestando atención.

—Pero sí lo hice. Hasta me cambié de lugar para poder concentrarme, pero es que ese profesor empieza como una carretilla y no hace pausa, de verdad no sé cómo es que entiendes todo.

—Es porque estudio las lecciones con antelación. Cuando el profesor explica ya sé de qué va la clase, así que, en el aula, su explicación me saca de dudas y me aclara lo que no entiendo. Te recomiendo que hagas lo mismo, ya que todas las lecciones se encuentran en el libro.

Franco la miró con expresión maravillada. Ella era una chica peculiar y brillante, a quien él admiraba mucho.

—Por cierto, ¿te puedo hacer una pregunta? —inquirió ella con nerviosismo.

—Por supuesto, ratona, soy todo oídos.

Ella se sonrojó cuando los ojos cafés de su amigo se enfocaron en ella. Vaciló un poco antes de preguntar porque temía a la respuesta. Para ella, era preferible ignorar que enfrentar una situación desagradable.

Después de un largo suspiro, morderse los labios varias veces y apretar los puños, decidió preguntar de una vez y por todas.

—¿Crees que soy fea?

Franco se quedó en silencio por unos segundos, sorprendido por esa pregunta tan rara. La detalló por un rato y sonrió.

—No, no lo eres. —Agarró un mechón del rebelde cabello y jugó con él—. A decir verdad, eres una niña muy linda, con los ojos más hermosos que he visto jamás.

Daniela tragó pesado al escuchar sus palabras. Con gran disimulo, se pellizcó en el brazo para comprobar que estaba despierta y que aquello no había sido producto de su imaginación.

—¿Lo dices en serio? —La voz le salió temblorosa y los ojos se le cristalizaron—. Es decir, puedes ser sincero conmigo. Solo quiero saber qué mejorar de mi apariencia para lucir bonita.

—Hablo en serio. Eres hermosa así. Con tu cabello rizado y esponjoso, y esa sonrisa sincera que ilumina a todos a tu alrededor. No cambiaría nada de ti, Daniela.

Ella no pudo refutar porque las palabras no le salían. Lo miró con incredulidad y jugó con las manos un rato. Estaba temblando y el corazón le latía muy fuerte, de todas las repuestas que se imaginó él le daría, nunca se le ocurrió esa.

¿Su amor platónico se la encontraba bonita?

—Pero todos se burlan porque mi cabello es rebelde y se me hace difícil controlarlo. Antes iba al salón y me lo planchaban, pero ahora no me puedo dar ese lujo. —Ella rompió el silencio que se había instalado entre ellos.

—Solo son unos envidiosos y rencorosos. ¿Sabes por qué Joel te molesta? —Ella negó—. Porque le gustas. Pero es tan tonto y cobarde que no sabe cómo abordarte, te teme. Es que eres diferente a las demás chicas con la que está acostumbrado a salir.

—¡No te creo! —Ella rio con ironía—. ¡Eso es imposible!

—¿Por qué? Eres una chica lista y linda, es normal que tengas pretendientes.

—Pero no Joel. Si vieras como me trata cuando nadie lo está viendo. Incluso me sigue junto a sus amigos de tercero solo para burlarse de mí —replicó con amargura.

—¡Joel es un payaso retrasado! Solo quiere llamar tu atención. ¿Busca a los de tercero? ¿En serio? ¡Qué cobarde! Eso es porque no se atreve a acercarse a ti solo.

—No puedo asimilar lo que dices. Si te gusta una persona la tratas bien y la abordas con palabras bonitas para llamar su atención, no la ofendes ni maltratas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.