Penurias

Capítulo 6

El dolor le traspasó el corazón y el amargor de la decepción le inundó el paladar. Nunca antes había sentido tal sufrimiento. ¿En qué estaba pensando cuando se interesó en él? Era obvio que Franco nunca se fijaría en una cosa rara como ella, más bien su gusto era exquisito, así como la chica que se encontraba frente a ella en ese momento y que pregonaba ser su novia.

La caída brusca del helado provocó que el contacto con su supuesta novia se rompiera y este se agachara para ayudar a su amiga, quien se había arrodillado y trataba de limpiar el desorden con sus propias manos mientras pedía disculpas con voz temblorosa.

—Deja eso, Dani, yo lo limpio más tarde. Ven, te ayudaré a lavarte. —Él la agarró por las muñecas y la arrastró al baño. Ella, perdida en su dolor e impresión, se dejó llevar bajo la atenta mirada de Joel y Erika, quienes observaban la escena con marcado disgusto.

El agua del lavamanos se llevó el rastro del helado derretido sobre la piel mestiza, entonces Franco tomó una toalla y le cubrió las manos con esta.

Daniela, que se dejaba hacer en silencio, ocultaba la mirada de él, quien la escudriñaba con curiosidad y algo de satisfacción.

—¿Estás bien? —inquirió malicioso, aunque la reacción de ella lo tenía un poco preocupado.

—Sí... —masculló ida—. Solo me dio un mareo, debo irme ya.

—No hasta que me aclares por qué te pusiste así. ¿Acaso estás celosa? Lo que sería extraño, dado que te gusta Joel.

—No estoy celosa, es que me impresionó que tuvieras una novia. Nunca me hablaste de ella ni la vi en este lugar. ¡Qué vergüenza! De seguro mal interpreta mi visita.

Franco suspiró decepcionado y le quitó la toalla de las manos.

—Ya veo... —Hizo un sonidillo con la boca.

—¿Tienes algún problema con que me guste Joel? —Ella lo confrontó molesta.

Él arrugó el rostro y se cruzó de brazos.

—¿Tú tienes algún problema con que yo tenga novia?

—No... —respondió dubitativa.

—Pues a mí si me molesta que te guste él y conoces bien la razón.

—Ese no es tu problema...

—Todo lo que tenga que ver contigo es mi problema... —Él se acercó hasta invadir su espacio personal. Ella, en cambio, lo miraba confundida con su comportamiento, era la primera vez que lo veía tan desubicado.

—Franco, ¿por qué duran tanto? —Erika entró al baño, pero él la ignoró—. Amorcito, ¿qué hacen?

—Me tengo que ir. —Daniela salió de allí con prisa, tomando a su amigo por sorpresa.

—Franco, cariño, ¿estás seguro de que ella es solo una amiga? —preguntó con tono molesto.

—Eso no te incumbe. A propósito, ¿qué demonios haces aquí?

—No puedo creer lo que estoy escuchando. ¡Soy tu novia! Me incumbe que me pongas los cuernos y tengo todo el derecho de venir a tu trabajo.

—¡Diablo, Erika, eres una cínica! Tú dejaste de ser mi novia desde que decidiste que yo era una carga en tu vida.

—Solo te pedí tiempo, no terminé contigo.

—Para mí es lo mismo. ¿Pedirme tiempo para qué? Eres o no eres mi novia, punto. No soy relajo tuyo.

—Eres un hipócrita porque no hace mucho me escribiste diciéndome que me extrañabas. Ahora me sales con esto.

—Las cosas cambiaron ahora, no me siento igual que antes.

—Me imagino. Supongo que me has conseguido reemplazo.

—Daniela es solo una amiga, esto no tiene nada que ver con ella.

—Espero que no, sería una ofensa que me cambiaras por esa... —dijo con expresión despectiva.

—¡Ojalá yo! Daniela es una chica dulce que no juega con los sentimientos de los demás.

—¡¿Me estás comparando con esa cucumuza?! No, tú solo quieres darme celos, en el fondo me quieres a mí, si no fuese así no le hubieras dicho que soy tu novia. Ya, Franco, dejemos de pelearnos y recuperemos el tiempo perdido. No te imaginas cuánto me arrepiento de haberte alejado. De verdad, mi amor, yo te quiero mucho.

Ella le rodeó el cuello con los brazos y lo besó en la boca.

 

***

 

—¡Daniela, espera! —La voz de Joel resonaba por encima del bullicio del mall, mas ella no estaba de humor para soportarlo.

Daniela avanzó el paso para escapar de su insistencia, pero él no se rendía. Cansada hasta el límite, dejó salir toda la ira que mantuvo retenida por el año escolar completo, entonces se detuvo, caminó en dirección a él y lo enfrentó con valentía.

—¿Qué es lo que quieres? ¿Te vas a burlar porque quedé como una estúpida ilusa que se enamoró de un chico inalcanzable? Es que un esperpento como yo no se merece a un chico como tú o como Franco, quizás no me merezco nada. ¿Es lo que vienes a decirme? Que debo estar sola por siempre porque soy fea y rara. ¡¡Si vienes a burlarte de mí...!!

Daniela fue callada por los labios invasores de Joel. Silbidos y risas se escucharon alrededor de ellos, como reacción al espectáculo que estaban dando.




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