Capítulo 28

I watch your troubled eyes as you rest
And I fall in love with every breath
Wonder if those eyes are really shut
And am I the one you're dreaming of'

Cause underneath the darkness
There's a light that is trying so hard to be seen
And I know this, cause I'm noticed

A little bit shining through the seams

And if this is what it takes

Then let me be the one to bear the pain

Ooh, if this is what it takes
I'll break down these walls that are in our way
If this is what it takes

Shawn Mendez, This is what it takes

*** 

Daniela levantó a Ashley temprano y la llevó al baño, donde la ayudó a asearse. Después de que ambas estuvieron listas, se dirigieron a la cocina para preparar el desayuno, que consistió en panqueques con chocolate caliente.

—¡Qué rico, profe! —exclamó ella con ojitos brillosos, y se lamió el dedo que se le ensució con el jarabe.

—¡Ay! ¡Qué lindo que te hayan gustado! —celebró Daniela con fuertes palmadas—. Hoy te compraré varios paquetes para que tu papi te los prepare.

—¡Sí! —vociferó con alegría.

—Claro, tengo una condición para comprarte los panqueques y otras cositas.

—¿El qué? —Ashley la miró a la expectativa.

—Que dejes de llamarme 'profe', en su lugar, me gustaría que me dijeras Daniela o Dani.

—Oh... —Ashley la miró con picardía—. Eso es porque tú ya eres novia de mi papi. Yo vi que se dieron un besito anoche, así que pronto tendré un hermanito.

Daniela escupió el contenido de la boca y se puso nerviosa.

—¿Un hermanito? Los hermanitos no se hacen con besitos, mi amor —dijo sin pensar.

—Ah, ¿no? —Se rascó la cabeza confundida—. ¿Cómo se hacen entonces?

Daniela agrandó los ojos y se rio con nerviosismo. Ella no quería decirle nada que Franco se encontrara inapropiado, así que decantó en dejar esa conversación entre ellos.

—Ese es un tema que tu papi hablará contigo.

—¿Por qué no me dices tú? —insistió.

Daniela sorbió de su taza con manos temblorosas y suspiró, luego la encaró con una sonrisa tierna.

—Porque hay temas que solo le corresponden a él hablarlos contigo.

—¿Por qué?

—Porque él es tu papi.

—Pero tú eres su novia, así que te convertirás en mi mami pronto.

Daniela se puso más nerviosa aún.

—Sí, pero hay cosas que tu papi prefiere decirlas él, y esta es una de ellas.

—Ummm... —Ashley la miró con recelo—. Creo saber la razón. No me quieres decir porque no sabes. No te preocupes, cuando mi papi me diga yo te lo contaré.

—Me parece bien. —Ella le acarició el cabello y apretó los labios para no reírse.

Daniela y Ashley pasearon todo el día, hicieron compras, fueron al parque de diversiones y comieron helados, después de haber almorzado en un restaurante.

Aquel día, Franco se dio el lujo de levantarse más tarde y, aunque amaba la compañía de su niña, poder disfrutar, aunque sea un poco de soledad le sentó bien.

Pudo hacer algunos arreglos en la casita, limpiar y lavar la ropa, en tan solo pocas horas. Se pasó la tarde descansando y buscando los cursos en línea que le envió Daniela.

—De todas formas, debo presentarme a las clases —masculló para sí mientras revisaba la información—. Por lo menos el horario es flexible. —Se mordió el labio inferior y sonrió cuando eligió el que más le convenía.

Después de enviar los documentos pertinentes, Franco se tiró en la cama y esbozó un suspiro.

—Ratona, has venido a mi vida en forma de ángel. Te amo tanto que me asusta. Temo despertar y que todo se haya tratado de un sueño. —Dos lágrimas le resbalaron por las mejillas—. He sufrido tanto que ya no recordaba lo que era tener tranquilidad y alegría de verdad.

»No me quedaba remedio más que fingir delante de mi nena, puesto que no era justo que ella sufriera por mi inutilidad. Todo hubiera sido tan diferente si yo no hubiera fallado ese salto.

Franco se frotó la cara, secándose las lágrimas en el acto. Decidió salir de la casa a trotar, como solía hacerlo en las mañanas, puesto que ya el sol se estaba poniendo, así que el clima se volvió menos caluroso.