Penurias

Capítulo 45

«Entonces tu ex regresó»

Aquella frase denotaba cierto reproche, inseguridad y temor.

Por su parte, Franco sintió un nudo en el pecho al percibir que "tu ex" se relacionaba a una persona con la que tuvo momentos memorables, sentimientos intensos y apego. No obstante, con Érika nunca fue así, por tal razón, el tono que Daniela le dio a esas palabras no iba acorde a lo que él vivió en el pasado.

Es por esto que Franco sintió la necesidad de replicarle, mas hacer aquello sería estúpido, puesto que, independientemente de cómo haya sido la relación entre ellos, eso era Érika: su ex.

—Si lo dices de esa manera suena extraño —habló al fin, y cuánto odió que la voz le saliera entrecortada.

—¿Decirlo cómo, Franco? Ella es tu expareja, la madre de tu hija. Supongo que también fue tu primer amor, a menos que hayas tenido una relación amorosa con otra chica antes que Érika.

Daniela suspiró y maldijo en su interior por ser tan impulsiva. No quería mostrarse a él como una mujer inmadura e insegura, pero le era difícil controlar ese miedo que la abordaba.

—Daniela, que Érika haya aparecido no cambia nada entre nosotros dos. Yo te amo a ti, Ratona. En cuanto a lo que dijiste, lo que tuve con ella fue una ilusión de muchachos, algo físico que se esfumó cuando te conocí. Si te soy sincero, mi primer y único amor siempre has sido tú.

Daniela sintió un punzón en el pecho y varios cosquilleos agradables en el estómago. Una sonrisa amplia se le dibujó en los labios y sus ojos tomaron un brillo especial.

—¡Ay, mi amor! ¡Eres tan lindo que tengo ganas de comerte! —Ella se le lanzó encima y empezó a llenarlo de besos.

—Entonces, cómeme, Ratona —dijo él con tono seductor.

Daniela sintió varios escalofríos recorrerla y los latidos de su corazón se tornaron rápidos e intensos.

—¿Te ayudo a bañarte? —propuso con picardía.

Una sonrisa sensual de parte de él fue su respuesta, así que ella terminó de desnudarlo y se condujo con él al aseo.

Daniela se quitó la ropa de dormir y se metió con Franco a la ducha, donde lo atacó con besos hambrientos y caricias traviesas.

—Estás juguetona hoy, mi bella Ratona. —Él le besó el cuello, acción que la hizo estremecer.

Daniela rompió el contacto de sus bocas y se arrodilló frente a él con una sonrisa alusiva, entonces Franco se relamió los labios nervioso al entender lo que sucedería.

—Es momento de relajarte, Cariño —dijo alusiva, y con una sonrisa cargada de diversión y sensualidad.

 

***

 

Varios días después...

Franco miró a Erika un poco preocupado, en cambio ella lucía muy tranquila.

—¡Estoy tan emocionada! —exclamó, con una efusión fingida—. Gracias por darme la oportunidad de acercarme a ustedes.

Érika le acarició el brazo a Franco de manera coqueta, pero él lo apartó al instante, como si su toque le repeliera.

—Solo te estoy dejando acercarte a tu hija porque estás en tu derecho, nada más —aclaró, dado que le molestaban sus frases con doble sentido.

Su nerviosismo no era solo por el temor a la reacción de su hija, también al hecho de que Daniela estaría allí presente, y lo menos que deseaba era que su novia se sintiera incómoda con la presencia y las palabras intencionadas de parte de su ex.

—No tienes que recordarme que aún no me perdonas por mis errores del pasado —contestó ella con desdén.

—No te equivoques conmigo, Érika. —Él resopló con hastío—. Si de perdonar se trata, ya lo hice. Ahora bien, si a perdonar te refieres a regresar contigo, pues tienes un concepto muy errado acerca de lo que es el perdón.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Es simple de entender: Tengo pareja y la amo. Regresar contigo, aunque también sería una estupidez de mi parte por todo lo que vivimos, nada tiene que ver con tus "errores". Hubiéramos terminado en buenos términos o no, yo aún escogería a Daniela.

Escuchar aquello le hirió el ego a Erika, quien apretó los puños como manera de no estallar y maldecir a esa intrusa.

Ella contempló a Franco en silencio y jamás se le había hecho tan atractivo como en ese instante, en el que enfocaba la vista en un punto fijo y le regalaba un perfil muy varonil y apuesto.

«Estás demasiado bueno como para renunciar a ti. Daniela no te merece porque eres mío. Tú y yo tenemos un lazo que ella no, así que lo aprovecharé para que la dejes y vuelvas conmigo», pensó sin dejar de mirarlo.

En ese momento, ella notó que el semblante de él se relajó y que sus ojos tomaron un brillo peculiar; como resultado al cambio en su expresión, ella buscó con la mirada la razón y, al notar a Daniela llegar con Ashley agarrada de mano, hizo una mueca de disgusto.

Por su parte, Franco volvió a tensarse cuando vislumbró a su pequeña niña venir sonriente, debido a que el temor a lo que ella tendría que enfrentarse le embargó el pecho.




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