Yo recuerdo como mis cadenas de químicos y máquinas me dificultaban conocer gente, a parte de aquellos que visitaban la habitación blanca.
Pero una amistad casi siempre tiene un inicio simple, la palabra "hola".
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“¡Ese viejo flacucho! ¡Solo me trató como una niña pequeña!” Incluso sobaba mi cabeza mientras decía —no te preocupes y mejor regresa en otro momento—, estaba seriamente decidido a no permitirme ingresar en la guardia.
Camino por las calles del pueblo sin rumbo fijo, hasta llegar al centro del pueblo. La iglesia es el punto central y sobre todo el pequeño parque cerca de ella, el mismo parque donde me reuní con ese ser. En ese mismo momento sentí que este parque era olvidado no solo por la gente, sino que el mismo mundo ignoraba su existencia; en cambio ahora está un poco solitario por la hora “solo deberían ser las diez de la mañana o incluso podría ser las once, aunque solo se sabrá el momento exacto cuando al mediodía la iglesia haga sonar sus campanas”, no hay mucha gente que venga por aquí excepto los niños que estén libres.
Esto me recuerda que yo tengo quince años, según el sentido común de este mundo; yo debería tener ya un trabajo. Doy gracias porque mis padres no tengan tantos problemas económicos y no quisieran venderme al primer hombre que apareciera, para comprarme por dos cabras. Aunque eso también debo agradecerlo a la idiota de mi hermana mayor, la cual espantó a cada uno de los hombres de este pueblo y nadie se acerca a una súcubo sin pensar que en un arrebato de ira le arrancaremos sus corazones para comerlo.
Les comprendo, yo tampoco me acercaría a alguien que tenga ese tipo de fama así por que sí; y hablando de gente que no se acercaría a alguien peligroso: allí en el parque aparece ese cobarde el cual salió corriendo de mí pensando que me lo comería con papas.
Me levanto de mi puesto, me le acerco por la espalda, para asustarlo mientras se encuentra inocente de mi presencia. Le observo con cuidado mientras le acecho por detrás; sus ropas son bastantes formales: una camisa blanca bastante impecable; unos pantalones largos, un poco ajustados; una chaqueta de doble abotonadura de color verde, el cual hace juego con sus ojos de jade y los zapatos de color negro, un poco desencajado con su colorido de verde con blanco y cabello negro, pero que aun así mantenía la presencia del cuidado por dar una noble imagen.
“¡¿Por qué está vestido de esa forma tan elegante?!” Mientras me preguntaba por la razón sin sentido, el voltea en mera casualidad para detenerse en mi presencia. Cual mi persona estaba, escondida detrás suyo, agachada para aproximarme en silencio y dando una fuerte impresión de alguna persona sinuosa.
Nos miramos tontamente por un par de segundos, exasperada por la situación continuo con mi plan original y doy un pequeño brinco mientras me encuentro agachada; donde alzo mis manos, desplego mis alas y con mi boca hago el característico sonido para asustar a alguien. —¡BUUU!
Este chico de unos dieciséis años, solo da un paso temeroso hacia atrás, cae al enredarse con sus propios pies mientras mantiene una cara de miedo, como si recordarse alguna bizarra escena provocada por mí. Solo puedo sonreír al ver la cara de este chico, el cual pierde su color en pavor.
—¡Hola, ¿Qué tal estas?! —exclamo, mientras mantengo una gran sonrisa en mi rostro —. ¿Qué haces vestido tan elegantemente?
Este chico saca un pequeño cuchillo desde algún lugar que no había podido visualizar y me apunta con la pequeña arma, mientras se encuentra tirado en el suelo; “Esta reacción seguro alegra mi día a más no poder” pensé mientras miraba este pobre chico desde arriba.
—¿Qué quieres monstruo? —exclama él desde el suelo y sin bajar su cortante armamento.
—¿Monstruo? Agregarle el respeto y llamarme por mi nombre, ¡oh! ¿Es que acaso quieres ser hervido vivo en coliflor, para después ser servido en partes mientras te baño en salsa de champiñones? —recito encantada mientras recuerdo como la vez anterior le conté sobre mi gusto por las papas, cuando esperaba a mi hermano quien me había invitado a salir junto a él y su ahora esposa.
—¡Claro que no! ¡Yo vi ese día como los tuyos comían personas vivas en medio de la ciudad!
Solo escucharlo me dan ganas de hacerlo sufrir hasta llorar, pero me controlo para no dañar más la imagen que mi hermana dejo por el suelo. —Eso solo algo que hizo mi hermana, nosotros no somos así. ¡Mirar! Incluso vine a saludarte. —le digo mientras le ofrezco una mano para que se levante “la verdad sea dicha, es molesto hablar con alguien que esta tirado en el suelo”.
Él no acepta mi ayuda, con rapidez me da su espalda mientras se gira para ponerse de pie y retornar a encararme nuevamente. Su altura diría que es unos diez centímetros extra que la mía, ahora de pie y en guardia puedo decir que es más imponente de lo que imagine momentos antes que lo observaba desde arriba.
—¿Saludarme? —habla con un tono de voz bastante interrogativo, en definitiva, no tiene interés en creerme —. Yo diría que has tratado de atacarme por sorpresa y me he dado cuenta justo a tiempo para detenerte —“¿Que rayos hablas este tipo?” Solo puedo golpear mi cara con mi mano al escuchar las ínfulas de gran habilidad de este pequeño tonto —. Ni siquiera sé cuál es tu nombre.
—¡Oh! —exclamo al escucharle —. Eso no es ningún problema, mi nombre es Liv y soy la hermana menor de Søster, la última líder de los rebeldes de Terra Anglo, la mata capitanes, la Súcubo de la guardia, la calamidad andante, guardiana del pueblo de Domum y la hermana menor de Brør…
—Espera, solo me interesa tu nombre. —Él interrumpe mi gran presentación basada en los siete reinos.
—Está bien. Mi nombre es Liv. La Súcubo Liv, ¿el tuyo es?