Pequeña estrella fugaz.

Capítulo 11.

A ser sincera, no recuerdo en qué momento me bajé del auto y entré al cuarto que compartía con Vanessa. No sabía cuánto tiempo llevaba durmiendo, y lo hubiera seguido haciendo, pero unos golpes en la puerta me despertaron. Reuní todas mis fuerzas para ponerme de pie y abrir.

- Eli -Lizzi sonaba sorprendida-, pero ¿qué te pasó? -puso su palma en mi mejilla y acomodó mi cabello, creo que mi aspecto era igual de terrible que como lo imaginé.

- Nada, solo que no he dormido bien.

- ¡Fuiste a la fiesta! Apestas a alcohol. Alex te dijo que no salieras, o ¿acaso no lo hizo?

- Tal vez no sea el alcohol lo que apesta, soy yo. - hice una pausa y Lizzi entro cerrando la puerta tras de ella-.  Y sí, sí me lo dijo, pero necesitaba salir, salir con mis compañeros. 

- Pero, has dicho que no te interesan las fiestas ¿no? -preguntó levantando una ceja.

- Bueno, es de sabios cambiar de opinión ¿no?

- Bueno, está bien; solo para la próxima, avísame ¿quieres? -asentí y se puso de pie-.  Bueno, solo venía a ver cómo estabas, preguntarte cómo te fue en tu pequeña escapada.

- Bien, todo estuvo bien. -No dije nada más esperando a que se fuera.

- Ok, si necesitas algo, solo dilo.

Asentí y salió de la habitación. Me dejé caer en el colchón y miré la hora en el reloj de pared. ¡Eran las dos de la tarde! Me acordé de Leah y su numerito de anoche, me dispuse a burlarme de ella. Así que me cambié de ropa y cepillé mii cabello.

Al salir, la luz que había en el pasillo me causo dolores de cabeza. Subí hasta su piso y toqué a su puerta. Estaba dispuesta a tocar de nuevo cuando Nik abrió la puerta, al verme se llevó un dedo a los labios en señal de que no hiera ruido y me dejó pasar. Leah estaba acostada bocabajo con un brazo colgando y con su pijama morada y tenía su cabello hecho un desastre. Nik se sentó en una silla al otro lado de la habitación y me señaló una silla que estaba a su lado para sentarme.

Se cruzó de brazos y me regaló una pequeña sonrisa, tenía un poco de ojeras y su mirada lucía cansada.

- ¿Cómo te fue a ti? -preguntó en un susurro.

- Bien, no tomé después de que se fueron, dormí solo una hora para despertarme a ver el grito y regresé al campus -hice una pequeña pausa cuando Leah se movió-, después de eso me quedé dormida y Lizzi me despertó, y vine a ver cómo estaba ¿cómo le fue? -Embozó una sonrisa y se inclinó hacia delante. 

- Bien, fue divertido, en el taxi aún insistía en volver, cuando le dije que se tomara la bebida energizante se negó hasta que le dije que era una cerveza; se quedó dormida en el taxi, la subí cargando, vomitó tres veces en la madrugada, se quedó medio despierta como por una hora, me contó que quería tomar más, y todo lo que se le vino a la mente… -hizo una pequeña pausa ¿le habría dicho algo malo?, su mirada se relajó y llevó una mano detrás de su cuello- y descubrí que es la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida. 

Se me formó un nudo en la garganta y tuve que aguantarme las ganas de llorar, desde que comenzaron su relación, había aspirado a tener una relación así, eran el tipo de pareja al que todas aspiramos, sin peleas, se daban su espacio cuando era necesario, eran detallistas uno con el otro, se animaban a seguir y cumplir sus sueños. Llevaban dos años de relación, dos años desde que entramos a la facultad y se conocieron, y yo también estaba segura que eran el uno para el otro.

- La he visto en sus mejores y perores etapas, me ha mostrado quien en realidad es, tiene un corazón muy noble y tierno…ha estado en mis peores momentos, me ha animado a no rendirme y sé que es ella. No quiero a nadie más si no es ella. -A ambos se nos llenaron los ojos de lágrimas y soltamos una pequeña risa.

Leah se volvió a mover en la cama y ambos nos callamos. Se incorporó y nos vio por un segundo antes de tallarse los ojos, sus risos estaban totalmente enredados y las ojeras se le marcaban en su piel blanca.

- ¿Por qué están llorando? -dijo aun adormitada, Nik y yo nos limpiamos las lágrimas y Nik se acercó a ella para darle un beso en la frente.

- Por nada cariño ¿necesitas algo? -Leah negó con la cabeza, pero después asintió.

- Comida. - Nik sonrió y la besó, no quería que se incomodaran, o más bien, no me quería sentir incomoda, así que fijé la mirada en un bloque de mármol que tenía en el suelo.

- Vuelvo en un momento, ¿vas a querer algo? -se dio la vuelta hacía mí y yo asentí.

- Lo que sea está bien, pero ¿tienes bebida energizante? Siento que me muero. -Se acercó a la pequeña nevera que tenía al otro lado de la habitación y me tendió la bebida junto con una pastilla.

- Toma ambos, los vas a necesitar. -Asentí y él salió de la habitación.

Tomé la pastilla con la bebida y me acerqué a Leah, esta soltó un gran suspiro y se dejó caer en su cama tapándose totalmente con la cobija.

- Hey, ¿qué pasa? -me recosté a su lado y ella se descubrió.

- He hecho el pero ridículo de mi vida ¿no?

- No, no lo creo. Pudo ser peor, tú solo animaste a todos a divertirse. -la abracé por los hombros y ella apoyo su cabeza en mi hombro.




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