Pequeña estrella fugaz.

Capítulo 12.

La semana avanzó, los exámenes estaban cada vez más cerca, y con ello el plan de mi hermano se encontraba más cerca que nunca. Durante esa semana, dormí en la habitación de Leah, mientras dejaba que las cosas entre Vanessa y Jack avanzaran; suponía que ella se podía cuidar sola, poner un alto si era necesario. Al parecer todos a mi alrededor eran felices con pareja, esto era mucha miel para mí.

            El sábado por la mañana me despertó una llamada.

            - Calla esa cosa. -Me dijo Leah, quien se cubrió la cabeza con la almohada.

            Me pregunté quién podría estar marcando, y cuando leí el nombre en la pantalla, recordé que el día había llegado.

            - Hola, cariño. Supongo que ya estabas despierta ¿cierto?

            - Oh, sí. Claro que sí -me levanté de un salto de la cama y tomé mis pantalones más cercanos-, estaba a punto de marcarte para recordártelo.

            - No hacía falta que me lo recordaras, no he podido dormir con la idea dando vueltas por mi cabeza.

            - Es bueno saber que ese pequeño cerebro tuyo sí funciona. -Bromeé para hacer tiempo mientras terminaba de cambiarme.

            - Elizabeth, por Dios, vuelve a dormir. -Leah balbuceaba. La noche anterior nos habíamos desvelado haciendo nuestras tareas. Teníamos que acabar los trabajos pendientes, ya que la siguiente semana eran nuestros exámenes.

            - ¿Le pediste ayuda a tu amiga? -Mierda, se suponía que Vanessa y yo nos íbamos a hacer cargo de los deberes de Lizzi mientras ella salía con mi hermano.

            - Claro que sí. -Mi voz tembló un poco, esperé que no se diera cuanta de ella.

            - Perfecto, en un rato te veo. -Antes de que pudiera decir algo más, colgué.

            Tenía que ir por Lizzi y convencerla que se vistiera para tener una cita con mi hermano.

            Salí corriendo del cuarto de Leah y bajé corriendo por las escaleras hasta la primera planta del edificio, ya que ahí se encontraba la habitación que la escuela le había otorgado. Maldecía por lo bajo mientras me hacía una coleta.

            Cuando doblé para salir de las escaleras, choqué con Vanessa, ambas dimos un par de pasos hacia atrás, parecía desconcertada por un segundo, después, cuando se dio cuenta que se trataba de mí, sonrió y yo ya tomé de la mano llevándola conmigo.

            - Hey, ¿hola? ¿a dónde vamos? -no aminoré el paso mientras empezaba a explicarle lo que teníamos que hacer.

            - Me tienes que ayudar a convencer a Lizzi para que nos deje todas sus tareas y salga con mi hermano hoy. -la miré de reojo y ella asintió.

            Llegamos a su habitación y cuando estaba a punto de tocar, Vanessa me detuvo.

            - Yo lo hago. -asentí y tocó con delicadeza. Fue en ese momento que me di cuenta que yo hubiera sido muy brusca, como siempre.

            Lizzi no tardó en abrir, cuando abrió se estaba cepillando el cabello, al parecer estaba lista para que su jornada empezara. Al vernos nos sonrió.

            - Hola chicas ¿necesitan algo? -la empujé con suavidad para que pudiéramos entrara y cerré la puerta.

Sí, que no trabajes, nosotras nos haremos cargo. -sentí como la mano de Vanessa se aferraba a mi mano, fue en ese momento que me di cuenta que no la había soltado.

Inmediatamente la solté en un movimiento brusco, al instante me arrepentí, quise volver a tomar su mano, pero me arrepentí. Lizzi nos miraba desconcertada mientras tomaba asiento en una silla cerca de su escritorio.

- No entiendo ¿qué pasa? -apreté los labios y relajé mi postura.

- Si te pregunta, desde ayer te lo dije -hice una pequeña pausa- Alex está en la ciudad, y vas a salir con él. Mi parte del plan era prepararte, pero lo olvidé. -Lizzi no lucía molesta, su sonrisa se expandió y se puso nerviosa.

- Claro, ¿dentro de cuánto tiempo estará aquí?

- Una hora y media.

Después de que hiperventilara un poco, nos pusimos manos a la obra y se dio una ducha rápida. Mientras ella se duchaba, Vanessa y yo buscamos entre su closet y sacamos un bonito vestido blanco, de la parte del busto a la cintura era pegado y un poco plisado con los hombros descubiertos, la falda era circular y llegaba a la rodilla.

En cuanto salió de la ducha, le ayudamos a pasar el vestido por su cabeza, y mientras Vanessa se encargaba del cabello, yo me encargué del maquillaje. Preparé el rostro, no me detenía en pensar cada pequeño paso, solo hice lo que sabía hacer, sus ojos tenían una sombra marrón claro, un pequeño delineado adornaba el borde de sus ojos delineé los ojos, pinté sus pestañas y le pinté los labios de rojo.

Vanessa se había encargado de hacer una pequeña diadema trenzada ….

Salimos corriendo de su habitación y nos dirigimos a las afueras del edificio, Alexander ya debería de estar ahí. Lo busqué con la mirada y me detuve en la Jeep plateada que estaba a estacionada en la entrada. Las puertas se abrieron y bajó Alexander, iba vestido con una playera blanca y una chaqueta negra de cuero, tenía unos vaqueros negros y unos tenis blancos.




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