Pequeña estrella fugaz.

Capítulo 17.

Llegamos al salón de belleza y nos atendieron a ambas en diferentes áreas, no vi a Vanessa en todo el tiempo en el que estuve ahí. Las encargadas empezaron a trabajar al instante, sin perder un segundo, yo aprovechaba para relajarme un poco.

En cuanto terminaron, me coloqué el vestido que ya tenía apartado, era un hermoso vestido de noche azul Oxford, era de escote en la espalda hasta la cintura y apertura en la pierna, mis zapatillas color plata hacían juego. Mi cabello estaba simplemente arreglado en ondas y mi maquillaje era sencillo, nada escandaloso, tal y como me gustaba. Me coloqué mis pendientes y mi collar de diamantes.

En cuanto salí, Vanessa ya se encontraba en el vestíbulo principal. Su vestido era amarillo jade, sus hombros se encontraban descubiertos y contaba con un pequeño escote en forma de corazón, la falda era amplia y caía en cascada hasta el suelo; esta también tenía una apertura en la pierna y las zapatillas eran de color oro.

- Te ves hermosa, Eli. -Me dijo en cuanto estuve a su lado.

- Lo mismo digo, Vane.

Nos llevaron a una limosina que mi padre había enviado y nos llevó directo a la casa. No tuve el valor de hablar durante todo el recorrido y en cuanto llegamos me apresuré a bajar de la misma y entrar a la casa.

- Mi pequeña princesa, bienvenida. -Mi padre salió a encontrarme y me recibió con un fuerte abrazo.

- Padre, encantada de verte -volteé a la entrada y vi a Vanessa entrar-.  Ella es Vanessa Rodríguez, mi compañera en la escuela.

- Encantada, señor Mazzini. -Le tendió la mano y mi papá aceptó más por placer que por gusto.

- Bueno, síganme; la cena está apunto de servirse.

Mi padre me guío hasta el comedor y yo solo volteaba a ver si Vanessa nos seguía, y sí era así, solo que lucía totalmente incomoda.

Llegamos hasta el comedor y encontré a mi mamá sentada junto a Alex, mi madre era una mujer de casi cincuenta años, pero parecía que los años no pasaban por ella, salvo por unas pequeñas arugas en los ojos. Su cabello se encontraba teñido de rubio con unos tonos negros, pero sus ojos, sus ojos seguían teniendo ese calor de hace años; ese color de ojos era lo que nos unía a simple vista.

- Eli. -Habló mi mamá.

- Vanessa. -exclamaron al mismo tiempo Lizzi y Alex.

- Madre, un gusto verte -me dirigí a ella y le deposité un beso en la mejilla-.  Un gusto, tortolitos.

- Un gusto, pulga -dijo mi hermano un tanto nervioso- ¿podemos hablar? -asentí y lo seguí a la habitación de alado, al entrar cerró la puerta detrás de nosotros.

- ¿Qué ocurre?

- ¿Por qué invitaste a tu amiga? -dijo presionándose el puente de la nariz.

- Porque es mi amiga y mi cena ¿no?

- Sí, pero no es el mejor momento para esto, Eli.

- ¿Por?

- Sabes del trato que hizo el papá de Jack para lo que ocurrió, él se lo contó a nuestro padre, nuestro padre lo sabe y ahora la traes a la casa. ¿Se te ocurrió eso?

- Vanessa no va a ceder y ella junto con otras chicas demandaran a Jack.

La expresión de mi hermano se volvió sombría y me dio la espalda.

La verdadera razón por la que había aceptado esta cena había sido para que me entregaran la llave de mi departamento e irme del campus, me iba a llevar a Vanessa conmigo, no la dejaría sola ni un segundo.

- Es mejor que te mantengas alejada de eso. Suficiente tenemos con lo del escándalo de nuestro primo como para que tú también entres en esto.

- ¿Escandalo? ¿No crees que tengo mis razones para hacerlo?

- ¿Razones? ¡Por Dios! Tan solo los tremendos golpes que se dieron son suficientes como para abrir otra carpeta. Tienes suerte de que nuestro padre no se haya molestado.

- Me tengo sin cuidado si nuestro padre se enoja, esto es… -alguien llamó a la puerta y ambos nos calmamos.

- La cena se está sirviendo -era Lizzi la que estaba ahí, eso quería decir que Vanessa se había quedado sola con mis padres, Vanessa había entrado a la boca del lobo.

- Entonces, la única razón por la que estas estudiando ahí es por tu inteligencia -mi padre estaba hablando con Vanessa, sabía hacia donde iba eso-, si no, no existiese forma de que estudiaras ahí.

- ¡Padre! -exclame, pero él me ignoró.

- ¿Y qué piensas hacer cuando la beca acabe? ¿es por eso que estabas con Jack? ¿es por eso que sigues a mi hija? Porque, es obvio que ese vestido no lo pudiste comparar tú.

Creí que Vanessa haría una de sus salidas dramáticas, pero no fue así. Se quedó sentada viendo a los ojos a mi padre, su expresión era neutra, no tenía ni la menor idea de lo que estaría pensando.

Cuando creí que todo había acabado, enderezó su postura y hablo de forma serena y tranquila.

- ¿Vas a necesitar algo de aquí?

- No, no -empecé a balbucear-.  Bueno, sí. Es solo que…

- ¿Tu departamento? Claro, toma la llave junto con los papeles que están ahí. -dijo mi papá de forma tranquila; los demás permanecían en silencio, ni siquiera Alex decía algo-.  Necesito que a más tardar me los traigas firmados dentro de una semana, no hay mucho que pensar.




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