Pequeña estrella fugaz.

Capítulo 19.

Al llegar de la escuela, algunas chicas ya estaban en el departamento con Vanessa, algunas parecían nerviosas, otras relajadas y una con miedo. En total éramos cinco chicas las que íbamos a demandar a Jack. A los pocos minutos, Damián llegó.

- Disculpa la tardanza, estaba pensando en cómo podríamos estructurar la demanda y pensando en las estrategias -entró al departamento y saludó al resto con una leve seña con la mano-, además, no me dijiste la hora. Fue Vanessa la que me mandó mensaje.

- ¿Intercambias mensajes con Vanessa? -reprimió una carcajada y negó con la cabeza.

- Por puros méritos profesionales, lo juro. -Nos dirigimos a la sala de estar donde se encontraban las chicas y Damián se presentó. Nadie le apartaba la mirada de encima, algunas parecían hipnotizadas por él. No voy a negarlo, Damián era una persona muy guapa.

- Bueno chicas, si nadie quiere hacer ni una pregunta, ¿podemos proceder a tomar sus declaraciones?

- Yo tengo una pregunta. -dijo una chica llamada Mera.

- Adelante. -Dijo Damián con una bonita sonrisa, ante eso, las chicas suspiraron, en mi opinión, eso era patético.

- Bueno… ¿eres soltero? -Damián agachó la cabeza y soltó una pequeña carcajada.

- Me gustaría decir que no… pero sí. -Antes de que pudieran decir algo, Damián agregó-.  Pero, mi corazón tiene dueña, ella es alguien maravillosa, y…-jugaba con sus manos aun con la cabeza agachada- ¿podemos proseguir con el caso?

Alguien le pidió que continuara, pero de la forma más amable le pidió cambiar de tema; todas reprimieron un suspiro.

Les proporcioné el cuarto de estudio para que pudieran hablar tranquilamente y así las chicas se sintieran en confianza. Una por una iban pasando, dos chicas salieron llorando, era totalmente normal; llorar es una buena forma de sanar tus heridas, a veces, cuando la tierra esta seca solo necesita un poco de agua para volver a renacer.

Vanessa junto con otras chicas habían salido a comparar un poco de helado y unas galletas; esa también es una buena forma de sanar las heridas, una totalmente aceptable.

Damián terminó con la última chica aproximadamente a las nueve de la noche. Vanessa las invitó a dormir en el departamento argumentando que ya era tarde como para que se fueran. Acepté más por darle el gusto a Vanessa más que por otra cosa.

Las chicas trataron de convencer a Damián para que se quedara en el departamento; se les hacía sorprendente que un chico guapo, americano, inteligente, gracioso, comprensible existiera. Damián aceptó entre risas.

- Ok, pero mantendré mi distancia, no quiero que algún día mi gran amor crea que tuve algo con ustedes. -Dijo Damián entre risas, unas chicas lanzaron un abucheo ante su comentario.

- ¿Y quién es ella? -preguntó Vanessa con demasiada intriga.

- Ella… -respiró profundamente un poco entrecortado-, ella lo fue todo para mí, ella fue el centro del universo, pero… las cosas pasan por algo ¿no? -trató de sonreír un poco, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.

Sentí pena por él, al parecer ese tema aun le dolía, no me quería ni imaginar el dolor que debió de haber sentido al separarse de su amada, no sabía si yo iba a tener la fuerza para resistirlo.

- ¿Estás bien? -pregunté en apenas un susurro acercándome a é, él asintió y me sonrío.

- ¿Quieres tomar aire fresco? -Preguntó señalándome con la cabeza el balcón, yo asentí mientras las chicas estaban inmersas en su conversación.

Lo seguí al balcón y al llegar ahí apoyó las manos en el barandal y perdió la vista en la ciudad; tenía una expresión seria con la mandíbula tensa.

- ¿Todo está bien? -pregunté para romper el hielo; el negó con la cabeza y unas lágrimas rodaron por su mejilla. 

- Creí que ya iba a poder manejarlo, pero…veo que no es así. -sonrió para sí mismo y sus lágrimas seguían rodando.

- ¿Se trata de…

- Clark. -dijo más para sí mismo de nuevo. Clark, lo dijo como una plegaria, como algo que te da la sensación de estar seguro.

- ¿Y ella es…? -dejé la pregunta en el aire, esperando una respuesta.

Tardó unos segundos en contestar, pero su voz era más profunda y sus lágrimas rodaban con más fuerza.

- Ella fue, es y será mi todo, así de simple.

- ¿Y qué pasó con ella? -Esperaba que en cualquier momento me mandara a la mierda, pero no lo hizo.

- La vida, los planes de la vida; piensas que puedes estar con esa persona el resto de tu vida, pero no es así. Es solo un capítulo más en tu vida que te hace crecer y querer darle rumbo a tu vida, pero en su destino está marcado que no es así, o que no es el momento.

Pensé en preguntarle más respecto a ella, pero supuse que debía de ser muy duro para él, así que solo nos quedamos en silencio. El silencio es necesario en varios puntos de nuestra vida, más de los que estamos dispuestos a aceptar.

- Pero bueno -volvió a hablar-, espero reunirme con ella al menos en la siguiente vida y arreglarlo todo.

Esta vez sonrió de su forma habitual, relajado, sereno y calmado.




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