A la mañana siguiente desperté en el departamento junto a Vanessa. Me sentía desconcertada debido a que no recordaba el cómo habíamos vuelto.
Me dispuse a dormir, pero un ruido en la cocina y unos murmullos hicieron que me pusiera de pie. Tomé un zapato que me quedaba cerca y salí de la habitación a pasos suaves.
−Pero no puedes hacer eso, traicionarás su confianza. −Decía una voz de mujer que en su momento no reconocí.
−Lo sé, pero es por un bien mayor. −Respondió la voz de un hombre, la cual tampoco reconocí en el momento−. Es por un bien mayor. −Dijo como si tratara de convencerse a sí mismo de ello.
Entré a la habitación en puntillas, y al ver de quien se trataba aventé el zapato fuera de la habitación, causando que dirigieran sus miradas a mí.
−Eli, buenos días. −Se trataba de Alex y Lizzi, fue ella la que me saludó mientras mi hermano volvía a su postura relajada.
−Hola, ¿qué hacen aquí? −Dije avanzando hacía ellos para darles un pequeño abrazo.
−Hoy nos vamos, ¿recuerdas? −Dijo mi hermano en cuanto estuve frente a él.
−Sí, pero… ¿Cómo llegamos aquí? −Pregunté aun desconcertada.
−Nos llamaron para decirnos que necesitaban que fueran por ustedes, así que fuimos y las trajimos al departamento para que tomaran sus maletas y nos fuéramos; claro, necesitamos pasar a mi departamento por nuestras cosas. −Solamente asentí con la cabeza y cuando estaba a punto de darme la vuelta para ir con Vanessa, recordé su conversación.
−Sí, solo tengo una pregunta −dije viendo a ambos−¿De qué estaban hablando cuando llegué?
Lizzi miró preocupada a Alex, y esté movió los hombros como tratando de acomodar la carga que tenía en los mismos. Este cruzó los brazos sobre su pecho y se aclaró la garganta.
−No es nada, no tienes de qué preocuparte. −Encarné una ceja y él notó que no iba a dejar de preguntar−. Se trata de nuestro padre, el estar aquí es traicionarlo −hizo comillas en el aire−, pero eso me importa un bledo.
Miré de reojo a Lizzi y ella me sonrió con una sonrisa algo preocupada. Me di la vuelta y me dirigí a la habitación; al entrar Vanessa ya se encontraba despierta y se había cambiado de ropa.
−¿Qué ocurre? −Preguntó en cuanto entré a la habitación y cerré la puerta detrás de mí.
−Nada, bueno, hoy es el viaje y Alex y Lizzi ya se encuentran aquí. ¿Tienes todo listo?
−Claro que sí, hice mi maleta ese mismo día. −Hizo una pausa y me miró confundida−. Pero se supone que este día lo vamos a pasar aquí, ¿recuerdas?
−¡Tienes razón! Iré a preguntarle a Alex. −Ella asintió y se dispuso a tender la cama.
Al llegar a la cocina, Alex estaba viendo hacía el balcón con un aire de preocupación, mientras Lizzi estaba tomando lo que parecía un té.
−Ah, ¿Alex? −Al oírme, él se dio la vuelta y me regaló una sonrisa.
−¿Qué sucede?
−Ah, dijiste que hoy nos íbamos −él asintió−, pero la vez pasada me dijiste que este día lo íbamos a pasar aquí, así que…
−Claro que sí, es solo que hoy irás con nuestra familia a celebrar este día, creo que ya es justo, ¿no? −Yo no dije nada y él observó la ofrenda que teníamos en la sala−. Qué bonita ofrenda, ¿por qué hay una foto de los abuelos?
−Porque no quise. −No medí mi tono y me percaté que eso molestó un poco a Alex−. Quiero decir −me apresuré a agregar−, no sabía si ustedes iban a hacer algo por el estilo y ese tipo de cosas.
Él se limitó a asentir y le hizo una señal a Lizzi para que se pusiera de pie.
−¿Vas a ir, o no? −Preguntó un tanto molesto.
−No. −Dije sin más. Lizzi se acercó a él y Alex la tomó por la cintura acercándola a él.
−Eli, tal vez un día…
−Tal vez algún día. −Le corregí. −Él asintió y se dirigió a la puerta del departamento.
−Te veo mañana. −Yo solo asentí con la cabeza y fui detrás de ellos para cerrar la puerta.
Al cerrar, Vanessa entró a la habitación y me miró un tanto desconcertada.
−¿Qué sucede? −Me acerqué a ella y la abracé.
−Nada, cariño. −Le di un beso en la mejilla−. Tenemos el día para nosotras solas, así que dime… ¿Qué quieres hacer?
−¿Es algún tipo de propuesta indecorosa? −Preguntó con una mirada pícara.
−¡Ja! −Reí por lo alto y la besé−. Nada de ello, podemos salir a la ciudad, preparar la cena, ver películas o cosas normales que hacen las parejas.
−¿Somos una pareja? −Preguntó con una sonrisa, yo no podía eliminar esa sonrisa de mi cara; así que la besé sin pensarlo dos veces. La tomé por sorpresa y ella suspiró.
−No me hagas retirar lo dicho. −Dije aún son sus labios sobre los míos. Ella sonrió y finalizó nuestro beso.
−Creo que tengo unas ideas en mente.
Salimos del departamento y fuimos a comprar cosas para hacer unos postres que Vanessa vio en internet.