Pequeña estrella fugaz. (corregido)

Capítulo 25

−No puedo creer que ya se aproximen de nuevo los exámenes. −Dijo Vanessa frotándose la cara. 

Tenía dos noches seguidas haciendo todos sus trabajos y estaba totalmente estresada; como yo era una persona organizada en ese aspecto, no estaba tan estresada. Estábamos por entrar en el mes de diciembre, el ambiente era frío, pero no para el punto en el que lo sentía Vanessa, ella vestía con dos sudaderas, pantalones térmicos y calcetas de lana, y aun así me pedía que subiera la temperatura, a lo que yo me negaba. 

−Pero mira el lado positivo. −Dije acercándome a ella. 

 −¿Y cuál es ese lado positivo? −Dijo encarnando una ceja. 

−Saldremos de vacaciones, lo que me lleva al siguiente punto. −Me levanté de mi lugar y saqué de un viejo libro un pequeño regalo−. Ve eso. 

Le tendí el sobre y ella lo abrió con prisa, al ver su contenido empezó a dar pequeños brincos y a gritar de felicidad.

−Viajaremos a mi país. −Se abalanzó a abrazarme mientras seguía gritando de felicidad.

−No he comprado los boletos de vuelta porque no sabía que tan pronto ibas a querer regresar, pero estaba pensando en que tal vez podríamos ir a otro país, no sé ¿qué país de Europa quieres conocer?

−No lo sé, son demasiados. −Hizo una pausa, y me enamoré de la manera en la que sus expresiones habían cambiado totalmente, las expresiones sombrías se habían ido, ahora de nuevo se veía feliz, viva−. Podríamos ir a París, lo sé, un tanto cliché, pero lo quisiera visitar; no lo sé, podríamos besarnos frente a esta sin que nada importarse, o yo qué sé.

−Me agrada la idea. −Dije y la tomé por la cintura para pegarla a mi cuerpo y besarla.

 

Días después apareció un chico moreno en nuestra puerta, dijo ser el que nos iba a representar en el caso y que ya habían hecho todos los movimientos necesarios para que no hubiera ni un problema en la corte. Este no pasaba de los treinta años y era un poco robusto.

Desde el principio no tuve la misma confianza que con Damián, pero estaba segura de que era un buen sujeto. Nos informó que la primera audiencia se llevaría a cabo dentro de unas semanas, y que aún no era necesario que nosotras estuviéramos presentes, así que podríamos disfrutar de nuestras vacaciones. 

Al día siguiente Alex apareció en la puerta del departamento; iba solo y con expresión relajada. 

−¿A qué se debe el honor? −Pregunté en cuanto entró. 

−A nada en especial, simplemente quise venir a visitar a mi hermana y a su novia ¿hay algo de malo en eso? −En cuanto dijo la palabra novia, una extraña sensación me invadió, pero en ese momento, Vanessa entró a la habitación. 

−Hey, Alex ¿cómo has estado? ¿Cómo van las cosas con Lizzi? −Preguntó tomando asiento al lado opuesto de este.

−Perfecto, todo está genial ¿y ustedes?

−Todo está genial. –Dijo con una sonrisa y tomándome de la mano.

Platicamos por un rato sobre la escuela, nuestras relaciones, los negocios y algunas cosas más sin importancia. La conversación cambió de rumbo en cuanto Vanessa preguntó por el grupo del que se murmuraba hacía meses.

−¿Sabes algo de ellos? −Él tragó fuerte y se aclaró la garganta.

−No, no hay cosas importantes que decir de ellos; solo que vienen con drogas, pero todo es muy aparte de nosotros. −Hizo una pausa y nos miró un poco nervioso−. No tiene nada de qué preocuparse.

Continuamos hablando por un rato más hasta que dijo que tenía que ver unos asuntos relacionados con los negocios familiares.

−Bueno chicas, espero verlas en cuanto sus vacaciones empiecen. −Dijo abriendo la puerta de su automóvil.

−Bueno, no creo que eso sea posible. −Dijo Vanessa aferrándose a mi brazo con entusiasmo.

−¿A qué se refieren? −Preguntó apoyándose en el mismo.

−Eli y yo iremos a visitar a mi familia y salimos el próximo sábado. −Vanessa no pudo ocultar su entusiasmo y yo me limité a sonreír; en gran parte me emocionaba hacer ese viaje.

Mi hermano nos miró con expresión seria por un momento, pero después nos sonrió.

−Bueno, me alegra escuchar eso, pero al menos espero verlas antes de su viaje. −Entró a su automóvil y cerró la puerta, cuando estábamos por entrar al edificio, este bajó la ventanilla del auto−. Espero verlas en estos días y les deseo suerte en sus exámenes. −Subió la ventanilla y encendió el automóvil para salir a toda velocidad entre las calles.

−Eso fue raro, ¿no? −Preguntó Vanessa en cuanto entramos al departamento.

−¿A qué te refieres? 

−A su reacción cuando le pregunté por el grupo y cuando le hablé del viaje.

−Es mi hermano, es raro.

−Sí, pero…

−Vanessa −la interrumpí−, es mi hermano; no pasa nada malo. −Ella se quedó callada y asintió.

Los días siguientes Vanessa fue una montaña rusa de emociones, estaba feliz y emocionada por el hecho de volver a ver a su familia; las videollamadas con su padre eran más constantes y ambos estaban emocionados, pero, por otro lado, estaba la Vanessa estresada. Cada vez se encontraba más estresada por los exámenes y el departamento estaba lleno de planos y maquetas en todos lados. Sabía que debía concentrarse, porque de no ser así, perdería la beca; y creo que nadie quería eso.




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