Narrado por: Roscoe
—Necesito plata —dije, sin rodeos, mientras me servía un mega plato de hot cakes.
Mi padre levantó la mirada solo lo justo para responder:
—Congelé tus tarjetas.
—Ya me di cuenta. Por eso estoy aquí, suplicando frente a mi familia como en telenovela de canal retro. Papá... no me dejes así... la moto... ¡la moto, papá!
—Actúas mejor que los de la telenovela. Pero no —respondió con su clásica frialdad ejecutiva.
Suspiré tan fuerte que el perro se despertó.
La moto, Grace, no era cualquier moto. Era mi orgullo. Mi independencia. Mi escape. Y ahora estaba tirada en el garaje, chillando aceite.
—Papá, solo necesito lo suficiente para mandarla al taller. No pido una isla ni una tarjeta platino. Solo un poco de piedad.
Él se levantó, ajustó su corbata con precisión quirúrgica y dijo su frase favorita del año:
—El éxito de una persona, se centra en tomar decisiones, hijo.
—¡Sí! ¡Y yo estoy decidiendo pedirte dinero!
—Busca un empleo, Roscoe.
Lo dijo como si me hubiera mandado a limpiar la piscina… de los tiburones.
Mi madre entró justo cuando estaba a punto de explotar:
—Amor, muéstrale a Roscoe ese anuncio del periódico. El de niñero. Podría aplicar.
¿NIÑERO?
Mi dignidad hizo las maletas y abandonó la habitación.
—¿Estás bromeando? ¿Niñero? ¿Yo? ¿Qué clase de “Mary Poppins” creen que soy? ¿Qué quieren, que le cante nanas a una criatura que juega Roblox y tiene el control parental activado?
Mamá se rió como si fuera gracioso.
–LLama ahora, Roscoe –dijo mi padre.
Lo aceptó...estaba desesperado. Y, como buen desesperado, hice lo impensable: marqué el número del anuncio.
—¿Familia Harrison? —pregunté, tratando de sonar más maduro de lo que me sentía—. Estoy llamando por lo de la vacante de niñero.
Una voz amable me contestó. Me citaron para una entrevista el día siguiente a las 2:00.
Colgué y me dejé caer en el sillón.
–Listo, tengo una entrevista mañana – mi madre se mostró contenta –. Iré a casa de Ethan.
Salí de casa.
...
Ethan, mi mejor amigo (y eterno testigo de mis decisiones idiotas), me miró con cara de horror.
—¿Te vas a presentar?
—Sí. Pero voy a asegurarme de que no me contraten.
—Genial. Como cuando fuiste a la feria de ciencia y lograste incendiar tu maqueta.
—Fue una combustión creativa.
Ethan se rió, me palmeó el hombro y dijo:
—Solo reza para que no te contraten.
Spoiler: Nadie habría previsto lo que sucedió.
#5316 en Novela romántica
#2050 en Otros
#539 en Humor
juvenil adolecentes, travesuras romance, humor aventura amistad secretos
Editado: 01.05.2025