Narrado por: Rachel
No sé en qué momento pasé de cuidar niños a estar en la antesala de una competencia digna de un reality show. Solo sé que esta mañana, cuando el campamento organizó una "junta importante", supe que algo estaba a punto de explotar.
—¡Bienvenidos al día más esperado! —anunció la directora desde el pequeño escenario frente al comedor general—. ¡Hoy inicia oficialmente la semana de competencias Golden Seeds!
Todos los niños aplaudieron. Algunos niñeros también. Yo no.
Estaba demasiado ocupada tratando de no mirar a Roscoe, que estaba justo enfrente, con Merly sobre los hombros como si fuera un trofeo.
Miles, a mi lado, ya tenía una libreta y un cronómetro en mano.
—Ya calculé las probabilidades de ganar si usamos estrategias por categorías: lógica, memoria, velocidad, astucia y tolerancia al cansancio —dijo con tono serio.
—¿Y cómo salimos? —le pregunté.
—Tenemos un 64% de probabilidad de vencer a Beverly si no sabotea. Pero con trampa incluida… bajamos a 42%.
—¿Y la posibilidad de que yo no me derrita frente al sol mientras compito? —le pregunté, secándome el cuello.
—Cero. Absolutamente cero.
Perfecto.
La directora continuó:
—Las reglas son simples: cada equipo competirá en dos modalidades. De lunes a miércoles, pruebas de conocimiento. De jueves a sábado, pruebas físicas. Y el domingo, una gran búsqueda del tesoro. El equipo con mayor puntaje se coronará campeón Golden Seeds.
Merly dio un saltito.
—¿Y qué ganamos?
—Una medalla, diplomas, y un premio sorpresa de parte del kínder.
—¿Es chocolate? —preguntó Roscoe.
—No.
—¿Es dinero? —pregunté yo.
—No.
—Entonces mi motivación acaba de morir —dijimos los dos al mismo tiempo.
Nos miramos.
Silencio tenso número 45.
—Los equipos han sido preasignados por cabaña durante la competencia —continuó la directora—. Así que, estos son los equipos oficiales:
Equipo 1: Rachel y Miles (Categoría intelectual)
Equipo 2: Roscoe y Merly (Categoría física)
Equipo 3: Beverly, con dos estudiantes del kínder, uno para cada categoría
Etc.
Beverly se levantó con ese aire de "por supuesto que estoy aquí para ganar" y saludó con la mano como reina malvada en desfile escolar.
—¿Lista para perder con estilo, Rachel? —preguntó al pasar.
—¿Lista para perder, vil tramposa? —respondí, sonriendo.
Miles me pasó un pequeño auricular de juguete.
—Por si queremos espiarla después —susurró.
Lo guardé. Nunca subestimes a un niño con visión táctica.
...
Más tarde, recibimos las hojas con el calendario de pruebas.
Lunes: Trivia de cultura general
Martes: Rompecabezas lógicos
Miércoles: Escape challenge
Jueves: Carrera con obstáculos
Viernes: Torre de equilibrio
Sábado: Relevo sorpresa
Domingo: Búsqueda del tesoro con todos los integrantes
Merly aplaudió como si acabara de recibir boletos para el Mundial.
—¡Nos va a ir increíble! ¡Roscoe, tú corres rápido! ¡Y yo lanzo cosas como un rayo!
—Eso me da un poco de miedo, pero gracias —dijo Roscoe.
Yo me agaché junto a Miles.
—¿Y tú? ¿Listo para ser la mente brillante?
—Siempre. Solo necesito un cuaderno, dos lápices, una calculadora y galletas.
—¿Para concentrarte?
—No. Porque me dan ansiedad y las galletas me calman.
Un alma sabia.
...
Esa noche, antes de dormir, salí a tomar aire junto a las cabañas. Roscoe también estaba ahí. Sentado en un tronco, mirando las estrellas. La brisa nocturna nos despeinaba lo justo para no parecer una película cursi.
—¿Nerviosa? —preguntó él.
—¿Tú no?
—Un poco. Aunque me consuela saber que Beverly está demasiado ocupada creyéndose la protagonista.
—Ella tiene experiencia en ganar... haciendo trampa.
—¿Y tú tienes experiencia en perder con estilo?
Lo miré.
—¿Estás diciéndome que voy a perder?
Él sonrió, bajito.
—Estoy diciendo que... si perdemos, al menos será divertido contigo cerca.
No dije nada.
Porque, por un segundo, mi estómago hizo una cosa rara. Una mezcla entre mariposas, dudas y ganas de lanzarle un almohadazo, todo al mismo tiempo.
Y entonces Merly apareció de la nada.
—¿Ya se están enamorando? —preguntó, colgada de la baranda.
—¡¿QUÉ?! —dijimos los dos al unísono.
—Bueno, si van a besarse, háganlo rápido, porque mañana hay competencia, y necesito que duerman bien.
Y se fue.
Roscoe me miró, rojo como pimiento.
Yo también.
Nos reímos.
Y eso fue mucho peor que cualquier beso.
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Editado: 01.05.2025