Narrado por: Miles
Hoy terminé mi desayuno con doble jugo de naranja, un pan tostado y un dato importante:
—¿Sabían que el cerebro humano usa el 20% del oxígeno que respiramos?
—¿Y sabías que si no terminas ese cereal en dos minutos, te lo lanzo por la cabeza? —dijo Merly, con una cuchara en alto.
Merly, mi hermana y compañera de caos, estaba más concentrada en su balón que en la competencia de hoy. Pero lo entiendo. Hoy no es su turno. Hoy es el último día de las pruebas intelectuales.
Y Rachel y yo íbamos ganando.
Casi.
Casi.
La prueba de hoy era grupal: resolver una serie de acertijos para desbloquear un “tesoro mental”. Básicamente, una secuencia de preguntas, juegos de palabras, y pruebas de memoria que harían llorar a un adulto promedio. Todo eso, en equipo.
Los grupos eran los mismos que ayer. Beverly ya estaba lista, con su libreta plastificada y su “asistente” Nico que parecía cada vez más nervioso.
Rachel llegó junto a mí, ajustándose la coleta y con esa mirada que yo ya llamo “modo general de guerra”.
—Listo, Miles. Hoy no solo ganamos. Hoy les damos clase gratis.
Roscoe pasó a nuestro lado, caminando con Merly que masticaba una gomita azul fosforescente.
—Suerte, cerebritos —nos dijo, guiñando a Rachel—. Tráiganme ese trofeo. O por lo menos una excusa con estilo.
Rachel levantó una ceja, divertida.
—¿Desde cuándo tú apoyas?
—Desde que vi a Beverly mirando nuestras mochilas como si fueran cajas fuertes.
...
El reto comenzó.
Primera ronda: memorización de símbolos. Fácil.
Segunda ronda: secuencia de números escondida en una canción infantil. Interesante.
Tercera ronda: mensaje encriptado usando un espejo y una lámpara de escritorio. Difícil.
(Nota para mí: pedirle a mamá una lámpara de escritorio que no parezca sacada del siglo pasado).
Todo iba bien... hasta que notamos algo raro.
Rachel frunció el ceño.
—Miles… nuestra hoja de respuestas… no es la que dejamos aquí.
La revisamos.
Estaba escrita con letra más prolija, y... había errores. Errores que nosotros no cometimos.
Miramos hacia el otro equipo.
Beverly sonreía. Nico no. Nico parecía al borde de confesar un crimen.
Rachel levantó la mano.
—Directora, ¿podemos revisar las cámaras? Alguien cambió nuestra hoja.
—¿Hay pruebas?
—Sí —dije—. Nuestra hoja tiene mi marca. Una esquina doblada. Esta no la tiene.
La directora comparó ambas.
Nico soltó:
—¡Fue Beverly! ¡Ella me dijo que hiciera el cambio! ¡Yo no quería! ¡Ella me dijo que era “táctica avanzada”!
Beverly se quedó en silencio. Por primera vez.
La directora se cruzó de brazos.
—Beverly, esto es sabotaje. Lo que significa que estás oficialmente descalificada de las pruebas intelectuales. Mañana podrás competir en la parte física… si no vuelves a hacer trampa.
Rachel respiró hondo. Me dio un pequeño empujón de codo.
—Punto para nosotros.
—Literal —le respondí.
...
Al terminar el reto, se anunciaron los resultados generales:
🥇 Primer lugar: Rachel y Miles
🥈 Segundo lugar: Leo y Sofi
🥉 Tercer lugar: Tania y Bruno
🚫 Descalificados: Beverly y Nico
Rachel levantó el puño al cielo como si acabara de ganar el premio Nobel de niñera del año. Yo solo quería más jugo de naranja.
Pero entonces, vino la verdadera ceremonia.
Merly se subió a una roca y gritó con su voz de mini líder mundial:
—¡YO, MERLY HARRISON, DECLARO ABIERTA LA CEREMONIA DE PREMIOS MENTALES!
Roscoe le pasó una bandeja improvisada con galletas envueltas en servilletas doradas (que en realidad eran envolturas de sandwich recicladas).
—En nombre del esfuerzo, la astucia y las ojeras de Rachel, les entregamos... ¡ESTAS GALLETAS DE VICTORIA!
Rachel se acercó y fingió un discurso:
—Quiero agradecer al mejor equipo del mundo. A Miles, por sus datos curiosos y su memoria de robot. Y a Beverly, por demostrar que la trampa nunca gana (aunque casi).
Todos aplaudieron.
Beverly… se fue antes del aplauso.
Roscoe se acercó, con una galleta en la mano.
—No creí que me emocionara por ver a alguien responder sobre Mesopotamia. Pero aquí estamos.
Rachel tomó la galleta.
—¿Ese es tu intento de halago?
—Sí. ¿Funcionó?
Ella se lo pensó.
—Más que el confeti de Merly.
—¡Oye! —gritó Merly—. Ese confeti era ilegalmente brillante.
Y así terminó la parte mental de la competencia.
Con galletas, trampas fallidas…
y miradas largas que nadie quería admitir que estaban ocurriendo.
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Editado: 15.05.2025