Narrado por: Rachel
El día que comenzó la fase física, Merly despertó a todos a las 6:03 a.m. con una corneta hecha con un rollo de cartón, cinta adhesiva y espíritu militar.
—¡ES HORA DE ENTRENAR, FLOJOS! ¡HAY QUE SUDAR O PERDER!
—¿Y perder no es una opción? —pregunté, con la voz aún dormida.
—No cuando yo soy la jefa del equipo —respondió ella, lanzando una botella de agua que aterrizó exactamente en la cara de Roscoe.
Él se sentó con el cabello despeinado, cara de zombie y voz ronca:
—¿Estamos bajo ataque? ¿La competencia ya empezó? ¿Es legal ser tan ruidosa antes del desayuno?
—¡Sí, sí y sí! —gritó Merly, dándole una cinta roja que decía “Atleta #1”.
Yo solo quería volver a mi cabaña con Miles, que seguía dormido abrazado a su libro de astronomía como si fuera un peluche.
...
A las 9:00 en punto, los equipos estaban listos frente al campo de entrenamiento.
Equipo 1: Roscoe y Merly
Equipo 2: Leo y Sofi (aún gritándose entre ellos)
Equipo 3: Tania y Bruno (con galletas de proteína caseras en los bolsillos)
Equipo 4: Beverly y Martina (una niña nueva, pequeña, silenciosa y... sospechosamente buena lanzando cosas)
Yo y Miles estábamos en las gradas con palomitas (de cartón) y cartelones que decían “Vamos, equipo cerebro-ocioso”.
—¿Estás lista para ver a Roscoe caer de cara en la zona de lodo? —me preguntó Miles.
—Más que lista. Tengo cámara lenta mental activada.
...
La primera prueba fue: Circuito con obstáculos inflables, cuerdas, rampas y una piscina con fideos de hule espuma.
—¿Por qué hay una piscina? —preguntó Roscoe, alarmado.
—Para caerse con estilo —respondió Merly, reventando los nudillos.
—¿Estás segura de esto? —le preguntó él mientras ajustaba su banda en la frente.
—Soy una niña. Pequeña, rápida y sin miedo a la derrota. ¿Y tú?
—Soy un adolescente. Lento, medio torpe y sin desayuno. Pero bueno... ¡vamos!
¡PIIIII!
El silbato sonó y el caos comenzó.
Leo tropezó en la segunda cuerda. Sofi le gritó: “¡ERES UN LASTRE!”
Tania y Bruno iban lentos, pero constantes, como tortugas con GPS.
Beverly y Martina se movían bien... demasiado bien. Pero había algo raro. Martina parecía recibir señales con gestos muy sutiles. ¿Código Morse? ¿Guiños planificados?
Mientras tanto, Merly volaba. Literal. Saltó sobre la cuerda como si tuviera resortes.
Roscoe... bueno, Roscoe no.
Roscoe tropezó en la rampa.
Roscoe se quedó atascado en la red de cuerda.
Roscoe cayó en la piscina de espuma. Dos veces.
—¿Estás bien? —le gritó Merly desde el otro lado.
—¡Mi dignidad está atrapada debajo de este fideo amarillo! —respondió él, ahogado en risas.
Rachel no pudo evitarlo:
Soltó una carcajada que dolía de tanto reír.
—¡Este tipo...! —dijo, sin poder respirar bien—. ¡Y pensar que va a correr tres días más!
Miles sacó una libretita.
—Anotado: Roscoe cae bien... literalmente.
...
Pero lo sorprendente fue que, tras todas sus caídas, Roscoe no se rindió.
—¡Vamos, vamos! —gritó Merly, corriendo a su lado.
Roscoe se sacudió la espuma de la cara, se levantó, y… comenzó a acelerar.
Saltó la siguiente cuerda.
Corrió detrás de Merly.
Y cruzó la meta con ella… jadeando, pero sonriendo.
¡Segundo lugar para Roscoe y Merly!
Solo Beverly y Martina llegaron antes.
Pero hubo protestas.
—¡No es justo! —gritó Leo—. Martina tenía guantes con agarre extra. ¡Eso no es legal!
Sofi asintió. Tania sacó una foto. Miles, por supuesto, sacó estadísticas.
La directora intervino.
—Anotado. Se investigará el uso de material no autorizado. Los resultados quedarán pendientes.
Roscoe se desplomó en el césped.
—¿A esto se referían con “darlo todo”? Porque creo que dejé parte de mi alma allá atrás, entre los fideos.
Rachel caminó hacia él. Se agachó.
—Sabes… te caes con estilo. Pero terminas con aún más.
Roscoe la miró.
—¿Ese es tu intento de halago?
—Sí. ¿Funcionó?
Él sonrió.
—Mucho.
...
Esa noche, mientras todos cenaban como campeones, Merly organizó otra “premiación improvisada”.
—¡Yo declaro a Roscoe... el campeón del esfuerzo torpe pero valiente! —gritó, poniéndole una medalla hecha con taparroscas.
Rachel la sostuvo en alto para que todos vieran.
—Y con eso, señores, damos inicio oficial a la fase física más caótica del año.
Y entre risas, aplausos, y una batalla de servilletas…
la amistad creció. Y tal vez... algo más también.
#5452 en Novela romántica
#2190 en Otros
#540 en Humor
juvenil adolecentes, travesuras romance, humor aventura amistad secretos
Editado: 15.05.2025