Pequeña Gran Competencia

Capítulo 16: La búsqueda del tesoro (Parte 2)

Narrado por: Roscoe

Nunca pensé que un domingo por la mañana estaría corriendo por un bosque siguiendo a una niña de cinco años con más condición física que yo.

Pero ahí estábamos: Rachel, Merly, Miles y yo, atravesando ramas, hojas crujientes y zonas llenas de lodo en busca de una caja dorada misteriosa… y con Beverly pisándonos los talones. Literalmente.

—¡Por aquí! —gritó Merly, señalando unos pinos que formaban una especie de triángulo natural.

La brújula oxidada que encontramos antes había comenzado a zumbar con un sonido extraño en cuanto nos acercamos.

—Eso no es normal, ¿cierto? —pregunté, levantando una ceja.

—Nada en este campamento ha sido normal desde que llegamos —dijo Rachel, sonriendo mientras apartaba ramas con cuidado.

...

Zona restringida – bosque interno

El ambiente cambió. El sol apenas atravesaba las copas de los árboles, y un aire más frío nos rodeó.

Miles, sin perder el ritmo, dijo: —¿Sabían que el 70% del oxígeno del planeta no proviene de los árboles sino del fitoplancton marino?

—Y eso, ¿cómo nos ayuda a encontrar una caja enterrada? —le pregunté, divertido.

—No ayuda —respondió—. Solo quería parecer interesante en esta escena de suspenso.

...

Llegamos al claro triangular.

En el centro había una roca enorme con un símbolo pintado: una espiral dorada con una flecha roja.

—¡El último acertijo debe estar aquí! —dijo Rachel, buscando con Merly alrededor.

Miles descubrió una tablilla de madera enterrada parcialmente. La sacamos entre todos, y leímos:

“Aquel que mire sin ver, nunca hallará.
Pero quien escuche el silencio, sabrá dónde cavar.
Tres pasos al norte desde la espiral,
y el tesoro estará bajo tierra, cubierto de cristal.”

Rachel alzó la brújula.

—El norte está… allá. Tres pasos grandes o pequeños.

—Merly, hazlo tú —le dije—. Tus pasos son los más confiables ahora.

Ella se paró firme y dio tres pasos grandes.

En el tercero, pateó el suelo.

¡TONG!
Algo metálico.

...

Comenzamos a cavar con las manos.

Pasaron unos minutos que parecieron eternos… hasta que vimos un reflejo.

Un cristal.

Y debajo…
¡La caja dorada!

Tenía una inscripción tallada: “Aquel que jugó limpio, ganó más que oro.”

Miles la abrió con sus manos pequeñas.

Dentro había una medalla para cada uno, una nota de felicitación del campamento, y un pase dorado para regresar el próximo año como instructores asistentes.

...

—¡GANAMOS! —gritó Merly, alzando la medalla—. ¡Somos leyenda!

Nos abrazamos. Incluso yo. No suelo hacerlo, pero ese momento lo merecía.

...

Minutos después…

Beverly llegó corriendo con su equipo. Se detuvo en seco al vernos con las medallas y la caja abierta.

—¿Ustedes? ¿Cómo…?

—Trabajo en equipo —respondió Rachel, sonriendo de oreja a oreja.

—Y sin hacer trampa —agregó Miles.

Beverly entrecerró los ojos, cruzó los brazos y murmuró algo como “esto no se queda así”. Luego se marchó.

...

Más tarde, en la fogata final del campamento…

Nos sentamos juntos a observar las estrellas.

—Supongo que no fue tan mal empleo, ¿eh? —dijo Rachel, dándome un codazo.

—¿Tú crees? Yo vine por una motocicleta… y salí con una medalla, un grupo raro, y una chica más lista que yo. No es mal trato.

Rachel se sonrojó ligeramente.

—Shhh… disfruta el cielo estrellado.

Miles se quedó dormido en el regazo de Rachel.

Merly se recargó en mi hombro.

Por primera vez, sentí que todo había valido la pena.

Fin...

...

...

...

...

Mentira, aún falta un poquito más :)




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