Narrado por: Roscoe
Yo creí que después del beso con Rachel, nada podría superar esa mezcla rara de nervios, calor en la cara y felicidad de película cursi.
Pero me equivoqué.
Porque un lunes por la mañana, la Sra. Harrison nos citó a los dos en su oficina con una expresión que mezclaba emoción, urgencia y… brillitos en los ojos. Lo supe porque lo mencionó tres veces.
—¡Tengo un proyecto para ustedes! —dijo, dejando caer una carpeta sobre el escritorio como si fuera un mapa del tesoro.
Rachel y yo nos miramos. Siempre que la señora hablaba así, algo grande venía detrás.
—El kínder quiere hacer un video conmemorativo del campamento —explicó—. Queremos que los papás vean lo que sus hijos vivieron. Las competencias, los juegos… todo. Y claro, ustedes fueron piezas clave. Los niños los adoran.
—¿Un video? —pregunté, tratando de no sonar como si me diera pánico salir en cámara.
—Sí —dijo Rachel, ya más emocionada que yo—. ¡Podemos hacer algo creativo! Poner escenas, entrevistas, narración divertida…
—Y música —agregó la señora—. Ustedes se encargarán de planearlo con los niños. Pueden invitar a sus amigos si quieren ayuda. Será presentado en el evento comunitario dentro de dos semanas. Habrá comida, diplomas… ¡y un reconocimiento especial!
—¿Nos pagan? —pregunté, por costumbre.
—No, pero podrían ganarse una beca de colaboración juvenil —respondió con una sonrisa.
Rachel me miró.
Y yo no supe decir que no.
...
Dos días después – Salón de música del kínder
El equipo estaba reunido:
Rachel (productora creativa, guionista, directora de casting, y jefa de todo).
Yo (ayudante torpe, camarógrafo ocasional y experto en cargar cosas).
Ethan (edición de video y efectos especiales innecesarios).
Emily (vestuario, maquillaje y control de histeria infantil).
Miles y Merly (actores principales, coreógrafos espontáneos y fuente de caos).
—¡Quiero recrear la escena donde casi gano la carrera de obstáculos! —dijo Merly, poniéndose una capa con lentejuelas.
—¡Y yo quiero explicar la historia del campamento en orden cronológico, con mapas! —anunció Miles, ya montado en una caja, sosteniendo un puntero láser de juguete.
Emily grababa. Ethan ya estaba editando en tiempo real. Rachel supervisaba con la mirada más brillante que le había visto.
Y yo… bueno, yo la miraba a ella.
Porque mientras organizaba tomas, arreglaba a los niños y me pedía mover la luz “un poquito más a la derecha”, se veía feliz.
De verdad feliz.
Y no sé en qué momento ocurrió, pero ahí estaba yo: orgulloso de ella.
No solo porque me gustaba.
Sino porque admiraba todo lo que era.
...
Día 5 de grabación – Patio del kínder
Miles explicaba la historia del campamento con voz de documental:
—“Fue en el verano del año pasado cuando dos niñeros se enfrentaron a una competencia épica y descubrieron que el trabajo en equipo… también puede incluir besos.”
Roscoe.exe dejó de funcionar.
—¿Miles? —dije.
—¿Sí?
—¿Quién te dijo que pongas eso?
—Merly. Dijo que necesitábamos romanticismo o la historia sería plana.
Merly apareció con una rosa de plástico en el pelo.
—Confirma el beso o lo actuamos nosotros.
Rachel se rio tanto que tuvo que sentarse.
Yo traté de recuperar mi dignidad con una paleta de hielo. No lo logré.
...
Última grabación – entrevista a los protagonistas
Rachel y yo, sentados en un banco. Frente a cámara.
—¿Qué aprendiste del campamento? —preguntó Emily, grabando.
Rachel me miró, pero habló al público.
—Aprendí que a veces lo que parece un trabajo sin sentido… termina siendo lo mejor que te pudo pasar.
—¿Y tú, Roscoe?
La miré. Directo.
—Aprendí que las cosas buenas no siempre se planean. A veces solo llegan. Como ella.
Emily se atragantó con una galleta detrás de cámara.
Rachel bajó la mirada, pero sonreía como si el sol le saliera desde adentro.
Y en ese momento…
sabía que no necesitaba una medalla.
Su sonrisa era mi premio.
#8816 en Novela romántica
#4540 en Otros
#932 en Humor
juvenil adolecentes, travesuras romance, humor aventura amistad secretos
Editado: 30.11.2025