Pequeña Gran Competencia

Epílogo: Recuerdos en un álbum

Narrado por: Rachel y Roscoe (alternando)

– Rachel –

La casa estaba envuelta en una luz dorada de atardecer cuando Roscoe y yo encontramos el viejo álbum de fotos en el fondo del armario. Un relicario de momentos felices que nos recordó de dónde veníamos y cuánto habíamos crecido.

—¿Recuerdas este? —dije, señalando una foto de los cuatro en el campamento, cubiertos de barro y con las sonrisas más sinceras que jamás haya visto.

Roscoe sonrió, dejando caer una lágrima furtiva.

—Cómo olvidar esos días. Parecíamos un equipo imposible, pero fuimos invencibles.

...

– Roscoe –

Desde aquel verano cambió todo.

Me inscribí en la universidad con esa beca que tanto me costó ganar y terminé graduándome con honores. Ahora trabajo en reparación de motos, pero no cualquier moto: preparo motocicletas clásicas para carreras locales.

Rachel, por su parte, encontró su pasión en la escritura creativa. Su primer libro fue un éxito pequeño pero hermoso, basado en sus experiencias con los niños y, por supuesto, en nuestras aventuras.

...

Nos casamos en una pequeña ceremonia rodeados de amigos y familia, con Merly y Miles como nuestros padrinos honorarios.

...

– Rachel –

Nos establecimos en una gran casa con un patio enorme. Roscoe compró un taller, yo abrí un pequeño café-librería donde también doy talleres de escritura para niños.

Los mellizos que cuidabamos crecieron rápido, entre risas, juegos y algunas travesuras épicas que todavía me hacen reír cuando las recuerdo.

...

Ahora, ellos son niñeros… ¡de nuestras hijas!

Dos generaciones unidas por un campamento, una competencia y un montón de recuerdos.

Este verano, Merly y Miles regresarán al Campamento Golden Seeds, esta vez para acompañar a nuestras pequeñas en su primera experiencia.

Viéndolos liderar, proteger y hasta bromear con la nueva camada de niños, supe que la magia seguía viva.

Que el legado de estos pequeños traviesos no era solo un recuerdo… era un futuro lleno de posibilidades.

...

– Roscoe –

Mientras hojeábamos el álbum, recordamos cada travesura, cada caída, cada abrazo y cada palabra que nos hizo ser quienes somos.

—Gracias por haber sido mi compañera de locuras y de vida —dije, mientras Rachel se apoyaba en mi pecho.

—Gracias a ti por enseñarme que el amor se construye en los pequeños momentos, en la paciencia y en la risa compartida.

FIN :)




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.