Pequeña promesa [#1]

Capítulo 8

Capítulo ocho: Jamás subestimes a Nicole Jones

Campamento.

Cuanto comenzaba a odiar estar en medio del bosque con el chico que me ponía de los nervios y con la chica que me sacaba de quicio. No era el mejor escenario y eso no cambiaría.

«Debe haber algo positivo, Nicole. »

Mis padres llamaron a Emma para invitarla, tenían todo planeado, ¿era posible creer que la invitaron primero que a mí? Tan típico de ellos, eso me molestó un poco, sin embargo, no se los hice saber, mis padres parecían muy felices de estar reunidos con los White y yo no podía quitarles esa felicidad. Decidí no hacer ningún comentario y guardar silencio.

Los White rentaron una Van tan grande y espaciosa para dos familias, además Oliver sabía del campamento, por ello había estado ignorándolo porque cada vez que miraba sonreía burlón y eso terminaba por enfadarme más. Habían rentado aquella camioneta para que todos estuviéramos en el mismo auto y así poder «recordar momentos familiares». Mi padre iba conduciendo y a su lado el señor White hacía bromas, mamá iba en el asiento de atrás junto con la madre de Oliver, Loyce y Sophie estaban en la tercera fila y, por último, Oliver, Emma y yo en el asiento del fondo.

Mis padres se veían frescos, como si de nuevo estuvieran en su época dorada, gloriosa.

Sonreí al verlos tan emocionados junto a sus viejos amigos., al final estaba dispuesta a aguantar esta salida sorpresa por ellos.

Por otro lado, me costó dos libros convencer a Emma de hacerse en el medio, pero valía la pena con tal de no estar junto al chico de cabello oscuro, todo lo valía en ese momento si yo podía estar lejos de Oliver aunque sea por unos centímetros.

Cuando estuve lista con todo y mochila bajé de mal humor y mi humor empeoró al ver como Loyce no perdía el tiempo observando a Oliver.

¡Se suponía que estaba en una relación de amor y odio con Dylan!

Obviamente yo estaba molesta por ello, no había otra razón.

Apostaba todo mi dinero del mes a que se besarían en el bosque.

Y pensar en ello me molestaba y mucho. Pero debía ir a mi lugar feliz y sereno, aunque no me estaba funcionando nada bien.

— ¡Llegamos! —exclamó mi padre quitándose el cinturón.

Era tarde para pedir que me dejaran quedar sola en casa.

—Que empiece la diversión. —fingí emoción.

Todos comenzaron a salir del auto para luego buscar sus cosas, al bajar observé todo lo que había a alrededor; arboles altos, arbustos con frutos y un espacio en el centro donde armar las carpas, también una mesa de madera sólida y más allá un camino que daba al lago. Conocía de pies a cabeza este lugar.

Aún no lo había olvidado después de algunos años sin venir.

—Aquí tienen, chicas —dijo papá—. Sus sacos de dormir y sus carpas. —nos entregó a cada una un saco de dormir y una carpa a Sophie y otra a Emma.

— ¿No nos ayudaras? —preguntó Soph.

Claro que Sophie no necesitaba ayuda, si quería podía armar todas las carpas en menos de diez minutos. Tenía experiencia como exploradora. Sólo quería hacerse la hija consentida.

—Lo siento, cariño —se excusó nuestro padre—. Ustedes se quedaran aquí mientras que nosotros compramos algunas cosas en el pueblo. —informó, bajando sus maletas dirigiéndose a la mesa y ubicándolas allí.

Genial, nos dejarían aquí, vi el lado positivo de estar con Emma.

— ¿Quién nos ayudara? —pregunté.

Aunque Sophie Rosie tuviera habilidades para acampar quería que papá nos ayudara con ello, era casi una tradición familiar.

Traición que él estaba rompiendo.

«No seas exagerada, Nicole Marie Jones. »

Deshonor.

—Yo podría hacerlo. —habló Oliver a mi espalda.

Papá suspiró aliviado al escucharlo, dejó la última maleta sobre la mesa de madera y se giró para volver con nosotros.

—Sí, Oliver las ayudara —aceptó papá, nos dio un beso en la frente a mi hermana y a mí en son de despedida—. Diviértanse. —volvió al auto junto a mamá y los White para luego arrancar e irse.

Se alejaron en cuestión de segundos.

La Van desapareció del camino arenoso y los sonidos típicos y tranquilizantes de la naturaleza nos envolvieron.

—Bueno, somos cinco chicos en el bosque sin ningún adulto —caminé hacia el césped, junto a la mesa—. Perfectas presas para un asesino en serie, sería una gran película de terror sangrienta.

Y no podía imaginar cómo sería la investigación policial.

—Gracias, Nicky, eso nos relaja como no tienes idea. —habló con sarcasmo Loyce.

Aguanté las inmensas ganas de rodar mis ojos.

—No hay de qué. —sonreí falsamente.

Seguí observando el lugar, Emma comenzó a buscar un sitio plano en donde armar nuestra carpa, yo estaba por seguirla cuando algo llamó mi atención.

—Oliver —lo llamó la castaña de ojos claros—. ¿Me ayudarías primero con mi tienda? —pidió, la voz de Loyce trató de sonar inocente, pero reconocí un dejo de coquetería en ella. Estaba coqueteando con él y lo hacía de manera sutil. Puse los ojos en blanco.

Esperé con disimulo la respuesta de Oliver y esta no tardó en llegar.

—Sí, no hay problema. —contestó él.

¿Qué tan idiota se podía ser si no notó el tono coqueto de la castaña?

Muy, muy idiota.

Bufé con fastidio y no me importó que ellos me escucharán, me alejé segundos después para ir junto a Emma.

☮☮☮

¡Maldita carpa!

Todo estaba saliendo mal, mi saco de dormir estaba mojado pues una botella de agua había dado vuelta vaciando su líquido justo en él. Y la carpa, oh, la maldita carpa. Mejor no contestaba sobre ella.

¡Odiaba acampar!

Mi mal humor estaba en niveles alarmantes.

— ¡Auu! —me quejé por enésima vez.

Me había golpeado un par de veces —veinte para ser exacta— con las varas que deberían sostener la carpa. Brazos, piernas y hasta mi pancita estaban con marcas rojas.




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