Capítulo veinticinco: Necesito a mi amigo y un abrazo de oso
Oliver
Me sentía fuera de lugar, la adrenalina de subir hasta aquí, de buscarla, no me dejó pensar con claridad. No esperaba encontrarla en ese estado, realmente quería verla reír, sonreír, ser risueña como sólo ella lo era, no a punto de romper en llanto.
Cuando Caleb me pidió que fuera con urgencia y luego me envió la dirección, no pensé que tuviera que ver con Nicole, lo llamé diciéndole que ya no iría a su encuentro y él me dijo lo que había sucedido y como estaba tratando que Emma no se le echara encima a Logan.
Tenía los mismos deseos de la rubia.
Comprendí que él también sentía que yo podía hacer algo para que Nicole estuviera mejor, que yo quizás era demás ayuda a su lado.
El rubio también sabía que si yo iba y veía al imbécil de Smith me tiraría encima a puñetazos, ahora Emma tendría ayuda de sobra.
Caleb era un buen amigo, de hecho, me llevaba excelente con él y me agradó más al pedirme que no dejara sola a Nicole, él ya sabía cosas que otros no. Tenía una inmensa confianza con él y Caleb también confiaba en mí.
Sin embargo, verla tan triste, tan dolida era algo para lo que no estaba preparado y sentía una corriente intensa, furiosa, correr por mi cuerpo. Estaba enojado y lo sentía por cada parte de mi ser. No solía sentirme de esa manera, excepto cuando se metían como más preciado que tenía.
Trataba de pensar en algo bonito.
Pensaba en mi puño en el rostro de Logan Smith.
Ese idiota era culpable de sus lágrimas. Mi mente era un nudo apretado, un huracán en violento movimiento.
Cerré y abrí mis manos tratando de no pensar en el dolor que me causé al resbalarme cuando intentaba subir a la ventana y en la molestia que sentía. No importaba que casi caigo al vacío con tal de estar para ella como antes.
Como antes, las cosas estaban siendo como años atrás, cuando sólo éramos niños.
Ella buscando ocultar su expresión apenada y yo buscando ser su apoyo, su amigo, su confidente.
Como antes.
Nicky, entre la oscuridad de su habitación, tenía su mirada en el suelo, avergonzada, como si se sintiera burlada ante mí. Había optado por no mirarme al darse cuenta que se trataba de mí entrando por la ventana. Odiaba que hicieran eso y odiaba que ella estuviera así por ese idiota.
Estaba por preguntarle si necesitaba algo que yo pudiera hacer, pero su voz me sorprendió.
—Él estaba con otra —confesó por lo bajo, tragué saliva al escuchar como trató de disimular un sollozo—. Logan estuvo engañándome, yo... yo no lo sé, ¿Hice algo ma-al? ¿Tú crees que hice algo mal?
Me lo dijo, sin siquiera volver a repetir la pregunta y sin observarme, aunque Caleb ya me lo hubiera dicho, escucharlo de su boca acentuó mi molestia, mi enojo era casi voraz, ¿cómo se atrevió a engañarla? ¿Cómo pudo ser capaz de lastimarla? ¿Cómo fue capaz de hacer sentir responsable de su engaño?
Di un paso hacia ella, el reflejo de la luz de la calle llegó a su rostro y noté sus mejillas mojadas.
—No, Nicole —dije en voz baja—. Nadie entra a una relación si no lo dejan entrar, y él dejó entrar a alguien más, no tú.
Ella asintió, sin embargo, pude ver que no quedó conforme con mi respuesta.
Esas cosas sólo las hacía un poco hombre, un cobarde, y no me sorprendía pues jamás creí que mereciera a una chica tan linda y dulce como Nicole. Aunque Logan parecía feliz de tenerla a su lado, no fue suficiente su cariño para pensar antes de hacerle daño.
—Espero no le digas a mi padre —pidió, su voz sonó congestionada, ahogada en una profunda decepción, mi pecho se encogió al escucharla—. Lo menos que quiero ahora es que quiera matar a alguien. —se abrazó a sí misma, nerviosa.
Todo seguía entre sombras y ella parecía estar cómoda de esa forma.
Cuando quisiera que el señor Jones supiera, no estaría demás otro par de manos para darle su merecido a Logan.
Sin embargo, no se lo diría, no lo haría porque ella me lo pedía, ella estaba confiando en mi como había deseado que volviera a suceder.
—Te lo prometo. —aseguré, la miré fijamente, ella elevó su rostro.
Vi la sombra de una sonrisa en sus labios, pero simplemente se formó una mueca en ellos siendo incapaz de fingir que todo estaba bien.
De nuevo nuestros ojos se encontraron, su labio inferior comenzó a temblar. Unos ojos ya irritados volvieron a llenarse de lágrimas. Su expresión fue de tristeza y enojo, todo mezclado en su interior. Y la entendía, la comprendía. Ella lo quería, ella había compartido tiempo de su vida con él y sobretodo, ella creía merecerlo, había sido burlada.
Mi corazón se comprimió en mi pecho ante su imagen vulnerable, me dolió tanto verla de ese modo. Recordé la delicada niña de dos coletas altas, de cabello negro, de mejillas sonrojadas y de ojos brillantes, viva y a la vez temerosa, una Nicole que siempre iba con la cabeza agacha, como si quisiera esconderse de esos bobos niños que le hacían travesuras y niñas caprichosas que salían agredirla.
Recordé a la niña insegura y solitaria que conocí.
Sus ojos abandonaron los míos y sus pestañas se movieron, se abrieron y se cerraron con velocidad en un muy claro intento de no llorar frente a mí.
Logan recibiría un puño por cada lágrima de Nicky derramara, no se salvaría de mí. La defendería como lo hacía en la primaria, la defendería mil veces del mundo entero, de todo aquel que quisiera lastimarla.
—Nicole, no te avergüences frente a mí —murmuré—. Estoy aquí, estoy aquí sólo para ti. Como siempre lo estuve cuando éramos niños, no me iré. —prometí, di un par de pasos más, estábamos casi a un metro de distancia.
Sollozó claramente sin poder evitarlo y dijo: