Pequeña promesa [#1]

Capítulo 27

Capítulo veintisiete: ¿Qué es esto que siento en la pancita?

Saqué mi libreta de tapa dura, en una de las hojas blancas y vacías, hice el primer trazo con mi nuevo lápiz que tenía un borrador en forma de helado —regalo de Emma—, después comencé a dibujar apoyando la libreta en mis piernas. Mi mejor amiga se encontraba como modelo, me exigió que hiciera un retrato de ella a manera de caricatura pues era lo que ahora yo estaba aprendiendo y practicando.

Hice algunas líneas de base para realizar el rostro; nariz pequeña y recta, labios rellenos y pintados de rojo, mentón anguloso, pómulos marcados, hoyuelos en sus mejillas sonrojadas por los rayos del sol, cejas perfectamente maquilladas, ojos grandes de un tono verde brillante, pestañas curvas y alargadas.

— ¡Bendita sean tus manos artísticas, Nicole! —Alabó Sophie Rosie, viendo la facilidad con la que el boceto tomaba la forma del rostro de la rubia frente a mí—. ¡Eres la mejor hermana! ¡La más guapa! ¡La más linda! —decía, acariciándome por el cabello.

Rodé los ojos y solté un bufido como si estuviera agotada. Eso la hizo reír.

—Sí, sí, sí —contesté, sin perder la concentración—. Pensaré en hacer tu caricatura algún día.

Ella pareció feliz con mi respuesta, sabía que eso era lo que quería, por eso la razón de tantos halagos.

Después de tener el rostro de Emma, le dije que ya podía moverse y ella soltó un suspiro estirándose al permanecer quieta por mucho rato. Tomé un pequeño descanso y vi como los chicos corrían de un lado a otro sobre la superficie verde de la cancha, agradecía que Logan tampoco estuviera aquí, tal parecía que el innombrable no asistió a clases.

Miré como Emma y mi hermana gritaban como locas, Emma obviamente apoyando a Caleb y Sophie apoyando a Matt ya que estaban divididos en dos grupos esta vez, yo, en cambio, las observaba divertida. Tenía espíritu deportivo, pero no desperdiciaría mis gritos en un entrenamiento si no tenía a quien apoyar.

En realidad, pensándolo mejor, sí tenía a quien apoyar, pero no lo haría porque eso sería darle la razón a todos de que algo estaba sucediéndome con Oliver y lo menos que quería era ver sus planes malévolos para acercarnos; prefería escuchar como planeaban darle una lección a Logan.

Sin embargo, la atención pasó de los jugadores agotados y sudorosos, a las porritas alteradas. Se empezó a escuchar un fuerte intercambio de palabras entre ellas.

—Pelea de gatas, amigo. —dijo el chico de cabello oscuro, que estaba a mi izquierda, riendo al ver el espectáculo con su compañero.

Inmediatamente buscamos lo que tanto los atraía, efectivamente había un tumulto de chicas con pompones que rodeaban a dos en particular; Loyce y Kim.

Sí, Kim.

Lastimosamente ella apareció en la cancha para su práctica luego de que nosotras llegáramos. Estuve ignorando su presencia, sus risas burlescas y las de sus acompañantes hacia mí, sabía que Emma me había pedido dibujar para mantenerme distraída, lo valoraba mucho porque había funcionado, pero ahora estábamos próximas a ver el mundo arder.

Donde Loyce era una de las protagonistas.

Y eso no significaba nada bueno.

Ella pegó un grito de frustración mientras sus manos se movían con energía por el aire para luego tirar los pompones, enojada. Le decía con dientes apretados a Kim algo que no se alcanzó a escuchar.

Deduje que no le gustaba para nada lo que estaba diciendo Kim.

Kim soltó una carcajada, quizás dejándole en claro que no le importaba si estaba de acuerdo o no, lo cual provocó más y más a Loyce, quien comenzaba acercarse peligrosamente a la morena. Las dos se enfrentaron y el aire se quedó en mis pulmones cuando escuchó decir mi nombre.

— ¡Qué dejes en paz a Nicole, maldita víbora! —le exigió Loyce, sus ojos se abrieron con amenaza.

Kim dio un paso hacia ella y detonó la bomba con un susurro que puso rabiosa a Loyce y la chica de bellos ojos azules se le tiró encima con brusquedad. Sin embargo, fue interceptada por una de las amigas de Kim, una rubia que la miraba desafiante, sin temor de que Loyce la lastimara.

— ¡Mierda!—soltamos las tres mientras nos damos cuenta de lo que sucedía.

Bajamos con rapidez de las gradas, llegamos en el momento exacto cuando Kim lograba lo que quería; que Loy explotara una vez más. La rubia se hizo a un lado cuando Kim se lo pidió. Se cruzó de brazos y alzó una de sus cejas para decir:

—Loy, linda, no te creas más de lo que no eres, ¿o se te olvida con cuantos te has acostado este año? —soltó eso con diversión y la fiera se lanzó sobre ella.

Los gritos no se hicieron esperar. Ambas cayeron al suelo, Loyce sobre Kim, mientras que la morena pataleaba por liberarse del fuerte agarre de Loyce. Ninguna chica se animó a separarlas. Sophie Rosie intentó acercarse a Loyce, pero la misma amiga rubia de Kim se atravesó en su camino. Sophie Rosie no iba a pelear, no podía hacerlo o su registro perfecto se vería afectado. Miró con suma molestia a la chica frente a ella.

Demonios, Emma la jaló del brazo y la rubia sonrió al realizar su cometido.

— ¡Vaya ironía! —Exclamé, llamando la atención de las chicas—. Seguramente no te has visto en un espejo. —me oí decir, mis manos temblaban por aquel arranque de valentía.

Loyce se irguió, sin soltar a Kim, esta se quejó al ser tomada por su cabellera abundante.

— ¡Por fin! —aseveró—. Creí que tus amigos te defenderían toda la vida. —se burló, di un par de pasos hacia ella, esta vez ninguna de sus amigas intentó detenerme como lo hicieron con Sophie.

Emma y mi hermana caminaron tras de mí.

—Loyce, suéltala, por favor. —pidió Sophie Rosie.

Loy dudó en hacerlo, pero terminó liberando a Kim de forma brusca y ella no se quejó.

—Gracias, Loy —le guiñé un ojo, ella empezó a arreglarse el cabello pues Kim también la había atacado. Miré con fijeza a la morena y espeté—: ¿Qué diablos quieres? ¿Qué peleé contigo por un imbécil? ¿Tan poco vales, Kim? —Cuestioné, la sonrisa que tenía se borró al instante e intentó dar un paso hacia mí, pero Loyce la tomó por el brazo, como una advertencia—. ¡No seas patética! Soy lo suficiente inteligente para saber que hombres hay muchos como para pelear por uno; quédatelo, es todo tuyo, revuélcate con él todo lo que quieras, pero deja de meterte conmigo y con mis amigos. —me acerqué a ella con seguridad. Kim se mantuvo estática.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.