Pequeña promesa [#1]

Capítulo 57

Capítulo cincuenta y siete: La verdad de Oliver White

Hoy sería la primera reunión del equipo para la elaboración del anuario, así que estaba algo ansiosa, no solía participar en actividades recreativas o clubes de la escuela, la nueva Nicole estaba haciendo nuevas cosas, también traía conmigo mi libreta de dibujos y mi lápiz favorito, al encontrarme con Loyce en el pasillo, cerca de la oficina del director Miller, ella me abrazó, feliz de verme.

A pesar que ya nos llevábamos mejor, no dejaba de sorprenderme cada vez que Loyce Allen tenía un gesto cariñoso hacia mí.

Me invitó a pasar al salón que tenía un cartelito con las palabras no molestar colgando de la puerta.

Al ingresar, cuatro pares de ojos nos devolvieron la mirada con curiosidad e interés, había una chica de cabello cobrizo y ondulado que, segundos antes de entrar, miraba algo en la computadora frente a ella. Había contra chica de lentes junto a ella, inclinada hacia adelante.

Después vi a un chico alto con gorro de lana verde oscuro que ensayaba diferentes tomas con una cámara entre sus manos y, en el fondo de la sala, se encontraba otro chico de tes morena sacando, lo que suponía yo, unas fotografías recién impresas.

Me removí en mi lugar, dándoles una sonrisa tensa.

—Chicos, ella es Nicole —me presentó Loyce—. Nicole, ellos son Willow, Benjamín, Gillian y Josh. —los señaló, a todos se les pintó una expresión de alivio en el rostro.

Seguí con la sonrisa en mis labios, esta vez, nerviosa por su manera de mirarme.

Willow, la chica que tenía unos lentes muy bonitos, fue la primera en acercarse y hablar.

—Bienvenida, Nicole —dijo en tono dulce—. Loyce nos mostró lo que haces y hablo por todos al decir que nos ha encantado y era justo lo que buscábamos.

Elevé mis cejas, impresionada, al parecer el álbum que le había dado a Emma dio mucho de que hablar, no tuve tiempo de contestar. La chica frente a la computadora también se acercó y dijo:

—Así es —concordó Gillian, acomódense sus rizos rojos—. ¿Dónde estuviste todo este tiempo? —dramatizó, haciendo una mueca exagerada.

Me reí, eliminando la presión que sentía y miré a la castaña junto a mí.

—Haciéndole la vida imposible a Loyce. —seguí la broma y la muchacha junto a mi me codeó.

Resultó que todos eran muy amigables y divertidos, además de ser de segundo año, sus caras ya las había visto en algunas clases, pero no les había prestado mucha atención anteriormente, luego de unos minutos de presentación en general, Loyce empezó a decir todo lo que debían hacer antes de la graduación.

Ella era la única de tercero en el equipo del anuario y también era la representante de los estudiantes de último año, así todo saldría como ellos querían, después de todo era su momento especial, ¿no?

Me senté cerca de Josh y su cámara, escuchando a Loy.

—¿Cómo va el diseño de la portada? —preguntó la castaña hacia Gillian.

Ella alzó su pulgar.

—Ya casi la termino —aseguró—. Debes verla y decirme si necesita algún cambio.

Loyce celebró al escuchar buenas noticias.

—Perfecto —masculló, para luego mirarme—. Hoy empezaremos con los dibujos, esa es tu parte, Nicole.

Asentí, emocionada, debía admitir que me agradaba hacer esto.

—Eso suena bien, ¿tienen la lista de cosas que le gustan a cada chico? —musité, hablándole a todos en general.

Loyce hizo una mueca y eso no me gustó en lo absoluto.

—Bueno, sobre eso...

Sus palabras quedaron en el aire, cuando tocaron la puerta y, sin esperar una afirmación de alguno de los chicos, la persona que estaba del otro lado, la abrió, dejándome ver la cara sonriente de Matteo.

«Genial, Nicole, ¡Es una maldita emboscada!»

Al ver a Matt, giré la cabeza rápidamente hacia Loyce, dándole una mirada dura y entendiendo lo que pasaba.

—¡Hola, hola! —saludó él, entrando—. Ya estamos todos afuera, ¿Cuándo empezamos?

Abrí la boca, buscando más aire para mis pulmones.

De un momento a otro me sentí abrumada y los ojos de Loyce seguían en mi cara, dándome un lo siento en silencio.

Sophie apareció tras él, sonriendo tensa al verme.

Para ella también hubo una mala mirada.

Y ahora mi mente estaba en blanco, no había considerado esto cuando acepté venir, realmente pensaba que ya tenían esa información y solo tendría que soportar hacer los dibujos muy lindos de Oliver y todo lo que le gustaba. Y, claro, ver fotografías de su perfecta cara.

Me mantuve quieta en mi lugar, con la libreta y el lápiz sobre mi regazo, mientras Loyce y Benji —que había pedido ser llamado así— ubicaban tres sillas en el exterior de la sala para atender a todos los de tercer año porque sí, Matteo se había encargado de que todos vinieran.

Pasaron algunos minutos y Loyce acercó a mí con pasos cautelosos, casi con temor de que le arrojara mi lápiz de unicornio a la cara.

Y no era tan mala idea.

—Sé que me odias por no decírtelo antes —dijo, en voz baja—. Pero debías venir y hacerlo tú, así sentirías más conexión con ellos y te saldrían mejor los dibujos.

Gruñí, molesta.

—Ya tengo una conexión con uno de ellos y es más que suficiente para mí. —espeté, frunciendo el ceño.

Ella se quejó.

—Por favor, Nicky, no durarás ni cinco minutos con él —pronunció, segurísima—. Y yo estaré contigo.

Cerré los ojos, buscando algo de valor, apenas me estaba recuperando de haberlo visto el miércoles y ahora esto. Yo quería evitarlo la mayor parte del tiempo que me fuera posible, no escucharlo hablar de todo lo que le gustaba hacer y le apasionaba.

Mentirme era una de sus mejores virtudes y tenía la idea perfecta para plasmarla en su página del anuario, ¿Sería poco ético de mi parte hacer un dibujo de él sin cabeza?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.