Pequeña rebelde

~10~

Garret dirigió la mirada a la puerta cuando escuchó que se abría y entrelazó ambas manos sobre el escritorio al divisar a su esposa.

—¿Tiene un minuto? —preguntó dulcemente.

—Ya está dentro —le hizo ver.

—¡Oh! Lo siento, venía tan ensimismada que olvidé llamar a la puerta, discúlpeme.

—Puede entrar sin llamar.

—¿Sí?

—Sí, no me molesta.

Addison sonrió y cerró la puerta.

—Bueno, solo venía a preguntarle si tiene un rato para conversar.

—Sí, en realidad ya he terminado de hacer todo lo del día.

—¿Y por qué sigue aquí?

—Porque siempre estoy aquí.

—Bueno, entonces no nos vamos a quedar aquí —sentenció—. Levántese de esa silla, caminaremos por el jardín.

—¿Por qué siento que es una orden y no una invitación?

—Porque efectivamente lo es, no se domestica a un animal pidiéndole las cosas de buena gana, simplemente se les da órdenes.

Garret sonrió y asintió.

—No sé por qué la obedezco.

—Tengo la teoría de que le caigo un poco bien o que simplemente me teme, aunque la segunda opción no tendría mucho sentido.

—¿Por qué?

—Porque claramente es más fuerte que yo.

Garret se levantó del asiento y caminó hasta ella.

—No lo sé, no la conozco tanto y he aprendido que generalmente las personas no son lo que pienso.

Addison entornó los ojos.

—Claro, además con la presentación de mi padre habrá creído que era la más sumisa de Inglaterra.

—Ya le dije lo que pensaba, pero me he sorprendido para bien.

Addison sonrió.

—¿Me abre la puerta, milord?

—Intuyo que no tengo opción —suspiró.

Ella lo miró con seriedad y él sonrió.

—¿Acaso está jugando conmigo?

—Sí.

Garret abrió la puerta y le hizo una caballerosa señal para que pasara primero.

Cuando ella salió, la siguió y cerró detrás de sí, luego le ofreció el brazo.

—Sé que cree que soy un bruto, pero en alguna época concurría a eventos sociales y mis modales eran impecables.

—¿Y luego que pasó?

—La vida misma —dijo caminando a paso lento.

Addison lo observó, él no la estaba mirando, pero incluso con la vista al frente sintió sus ojos curiosos en el rostro. Sin embargo, no emitió sonido alguno hasta que estuvieron en el jardín.

Garret contempló el alrededor, hacía muchísimo tiempo que no daba un paseo por la propiedad y su único trayecto era de la casa a los establos y de los establos a lugares que tenían que ver solo con diligencias.

Jamás hacía nada por placer.

—¿Sabe? Se me vienen tantas preguntas a la cabeza —dijo ella.

—¿Cómo cuáles?

—Bueno, me gustaría saber muchísimo sobre su vida, pero lo que más me intriga es su relación con la difunta lady Clifford.

—¿Y eso por qué? —preguntó de forma brusca.

Addison lo miró y le acarició el brazo con la mano que no iba aferrada a él y ese sencillo gesto le hizo sentir un idiota.

¿Por qué se ponía tan a la defensiva cuando estaba claro que ella no preguntaba nada con malicia?

—Lo siento, no debería ser de mi incumbencia, pero es que no hay nada de ella en la casa y me da intriga.

—Las cosas no estaban bien entre nosotros cuando ella falleció —dijo intentando no sonar tosco.

—Lo sé, me comentó en la sala de música que no se llevaban bien, pero eso me dirige a dos alternativas.

—Quiero escucharlas.

—La primera es que su unión fue por un arreglo, como el de nosotros y la segunda incluye amor, aunque eso significaría que por alguna razón el cariño entre ustedes se acabó.

Garret permaneció serio, caminando con la mirada al frente.

—Algo me dice que fue la segunda opción —continuó Addison.

Con una fugaz mirada se dio cuenta que sus ojos se habían entristecido.

—Yo aún recuerdo las palabras de mi prometido cuando me abandonó.

Eso sí que le interesó, así que sin disimulo se quedó viéndola.

—Desperté una mañana lista para pulir los últimos detalles de la boda, faltaban días para convertirme en una mujer casada y tenía mucha ilusión —relató con una sonrisa de lo más nostálgica—. Dejé que varios hombres se me acercaran, hombres que no me interesaban en lo más mínimo solo porque quería salir de la casa de mis padres, pero nunca se llegó a concretar nada —explicó—. Sin embargo, cuando lord Hudson apareció en mi vida y se fijó en mí, yo me sentí afortunada, me enamoré y al fin empecé a soñar con un hogar lleno de amor.




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