Capítulo I

Nadia caminaba aprisa por el asfalto húmedo. Sus pequeños la esperaban como cada anochecer,impacientes por darle un beso de bienvenida. Llevaba dos bolsos,uno del trabajo y otro con algunos víveres para su humilde mesa.Hacía dos años que había enviudado y trabajaba duro para mantener sola a su casa y a sus retoños.

Para acortar camino,atravesó un parque que en verano siempre se animaba con las risas de los niños,pero en esa noche invernal,se encontraba casi solitario.Sólo algún que otro transeúnte  apurado como ella,pasaba cabizbajo tratando de no distraerse con las hermosas luces multicolores que adornaban los árboles. De repente, diviso en uno de los más apartados bancos,una silueta encogida que llamó momentáneamente su atención. Era una anciana,que arrebujada en un tosco abrigo gris,extendía su mano temblorosa y arrugada a todo el que pasaba,pero nadie le prestaba la más mínima atención, todo lo contrario, al pasar por su lado apuraban el paso para evitar la limosna que suplicaba en silencio la pobre mujer.Nadia se acercó :

_Señora es tarde y hace mucho frío, debería marcharse.A esta hora casi nadie pasa por aquí_se atrevió a aconsejarle con voz timida.

_No tengo adónde ir,hijita,y necesito unas monedas para comprar algo de comer,no he probado bocado en todo el día_,respondió la anciana con voz apagada.A Nadia se le encogió el corazón: 

_Bueno,yo he gastado casi todo el aguinaldo que recibí  hoy comprando un poco de víveres.Si me acompaña a mi casa con gusto los compartiremos con usted,somos muy humildes pero no le negamos un plato de comida a quien lo necesite.

 La anciana la miró con sus ojos tristes:_eres muy bondadosa,nadie se ha acercado a ayudarme,iré gustosa contigo.

Nadia ayudó a la pobre mujer a incorporarse y retomó el camino a su casa.Al llegar,sus pequeños  la esperaban en la puerta,al verla corrieron hacia ella y se fundieron en un abrazo.

_Mañana es Navidad,este año tampoco tendremos árbol  ni regalos?_preguntó el más pequeño.

Nadia miró a su retoño con ternura:

_No mi amor,pero te prometo que lo pasaremos de lo mejor,lo importante es que estamos juntos,saludables y...¿qué les parece?, ¡ les he traído una invitada especial! saluden a la abuelita que nos acompañará en la cena_respondió al tiempo que se hacía a un lado para dejar ver a la anciana que se había quedado atrás escondida entre las sombras.

Los niños saltaron de alegría.