Estaciono el carro y bajo para entrar al edificio, pero me detengo frente a un Killian sentado en la acera con una botella de cerveza en la mano y obstruyendo la entrada.
—¿Qué haces acá afuera? —le pregunto bajando la vista para mirarlo.
—Me aburro de estar adentro —dice encogiendo los hombros —Estaciona tu carro junto al mío —agrega y me mira.
—¿Por qué?
—Si lo estacionas donde te digo quedará justo frente a la ventana de mi habitación y puedo echarle un vistazo.
Lo pienso, la verdad que no está de más y no suena mal.
—¿Cuál es tu carro?
—La Toyota Fortuner gris.
Asiento y voy nuevamente a mi carro.
Lo hago también porque el estacionamiento que está frente a mi ventana está ocupado.
Estaciono en el espacio de la derecha del carro de Killian, en el de la izquierda hay una Prado Land Cruiser negra.
Apago mi carro y regreso junto a Killian —¿De quién es la Prado?
—De Kellan.
—No sé porqué pensé que compartían el carro —explico y veo varias botellas vacías junto a él.
—La gente tiende a pensar eso.
Estos mellizos lo único que comparten es el apellido y el cumpleaños.
—Voy a entrar —le digo.
—Yo igual —dice —¿Me das una mano? Llevo como un six pack de cervezas yo solo.
Le extiendo mi mano izquierda por inercia y veo que él tiene su mano derecha extendida a lo que cambio de mano de inmediato.
—Lo siento, soy zurda —explico.
Lo ayudo a levantarse y él recoge las botellas vacías.
—Igual que Kellan —dice.
Vamos en el ascensor en silencio hasta que hago la pregunta que me está dando vueltas en la cabeza.
—¿Por qué te preocupas por mí? Soy prácticamente una extraña.
—Me caíste bien. Supongo que te conoceré mejor con el tiempo, además, no eres una extraña digo me sé tu nombre —dice sonriendo —No tienes cara de una asesina serial —agrega examinando mi rostro.
—No, no lo soy y si lo fuera tampoco creo que te lo diría.
Ambos salimos del ascenso y yo me detengo en mi puerta. Killian va hasta el apartamento 7A, pero no abre.
—¿Pasa algo? —le pregunto.
—Olvidé mi llave dentro —dice revisando sus bolsillos.
—¿Kellan no está adentro?
—Sí —dice y toca la puerta del apartamento de al lado, el 7B.
—¿No viven juntos?
—Algo así, estábamos algo cansados de compartir prácticamente todo por lo que cada uno tiene su apartamento, pero cuando entras puedes ver una puerta por la que podemos cruzar de un apartamento a otro —me explica al tiempo que vemos a Kellan asomarse en la puerta.
—Ok… eso es grandioso —admito.
—¿De nuevo olvidaste la llave? —le pregunta Kellan a su hermano y lo mira como un padre que está regañando a su hijo travieso.
—No preguntes cosas que ya sabes —dice Killian sonriéndole.
—Deberías de llevarla en el cuello como un collar a ver si así la olvidas también.
—Ya, ya hermanito —trata de calmarlo Killian y al mismo tiempo va entrando al apartamento —Nos vemos mañana Edrielle.
Sonrío por la pequeña discusión de los hermanos y entro a mi apartamento.
Veo dos cajas en el piso junto a uno de los sofás y entonces recuerdo que tengo que desempacar.
Miro el reloj y marca las 8:30 p.m. es temprano, pero tengo sueño y pereza.
—¡Vamos Edrielle, comienza! —me animo a mí misma.
Suspiro y decido comenzar a desempacar las cajas que están en mi habitación.
Después de acomodar mi ropa y zapatos en el armario, paso a desempacar mi ropa interior y la acomodo en los cajones.
Decido hacer una pausa, me siento en la cama y agarro mi celular. Entro a Whatsapp y el primer chat que reviso es el de Gabdiel.
—¿Llegaste?
—Respóndeme Edrielle